Vicenç Pagès: "Me molesta la visión del joven que no piensa"

'Els jugadors de whist' (Empúries), de Vicenç Pagès, es un regreso iconográfico a los años 70 desde la era del 'fotolog' ambientado en Figueres. 

–El libro está lleno de referentes cinéfilos. Defínalo con películas. 

–Al principio parece 'Mystic River', porque son tres amigos que pasados los años vuelven a encontrarse; después es un poco 'El padre de la novia', y luego 'American beauty'. Primero sería la historia de un muerto, luego la de aceptar que tu hija se case con un chico que no te gusta y luego esa tentación que supone la juventud. 

–Explica que el whist era el juego de cartas preferido de Phileas Fogg. 

–Tres amigos de 13 años se inventan un juego y quieren bautizarlo. Uno le pone ese nombre porque lo ha visto en el libro de Verne y le gusta. El juego tiene consecuencias en sus vidas. Por eso lo he usado en el título. 

–Figueres, su ciudad natal, es más que el escenario principal. 

–Es un personaje. Es una ciudad poco tratada en la literatura pero la conozco y puedo decir cosas que no se han dicho. Como el castillo de Sant Ferran, un lugar fascinante, siniestro y desolado, perfecto para una novela. Es un castillo enorme y sin sentido que solo se ve desde el aire. Y ahí está el acueducto del siglo XVIII que agujerearon para pasar por debajo la autopista hacia Francia. Como el castillo de Kafka, es omnipresente pero no vas mucho por allí. 

–En el libro, revisita los 70 a partir de la boda de la hija de un personaje. 

–La boda es el hilo conductor. Pero no es solo un libro sobre la crisis de los 40, la crisis de pareja, el revival de los años 70, el paso del tiempo o con el referente de Lolita. Hay un muerto que es el detonante y marca la vida de los amigos; está Figueres, la fotografía... y una historia que no es divertida pero puede hacer reír. 

–El personaje de Jordi, de 40 y pocos, con un matrimonio en crisis, se enamora de una jovencita y entra en un proceso de degradación. 

–Como caricatura, Jordi es simpático, aunque su situación es deprimente. La hija se casa con un indeseable, él vive en el garaje, no le gusta la pareja de su padre viudo, y llega la jovencita, Halley, y lo deslumbra. Es un mecanismo para olvidarse de sus fracasos y la novela es la historia de cómo él se hunde. No acaba de encontrar su sitio. De pequeño quería ser fotógrafo artístico y acaba fotografiando bodas. Cuando eres adolescente quieres comerte el mundo y luego no te lo comes. 

–Hay frases lapidarias como: «'Les parelles se fan besades, però els matrimonis no. Els matrimonis no s’estimen, però viuen junt's». 

–Es imposible mantener la euforia del inicio. Uno de los grandes temas es cómo evitar la erosión del tiempo en el amor y en la vida. 

–Además de música y cine ofrece todo un regreso iconográfico a los 70: los chicles Cheiw, el fuerte Comansi, los rotuladores Carioca, Reader’s Digest y El Jabato, Heidi, 'La clave' y 'Vacaciones en el mar'... 

–Son mis recuerdos, no he tenido que hacer ninguna investigación. Ahora parece que solo había guateques y manifestaciones, pero yo he intentado hablar de aquellos años como eran en realidad para la mayoría: aburridos, con una resignación ante la represión franquista, sin héroes. Recuerdo las primeras elecciones, la mani del Estatut, entonces todo era nuevo, aún no había Constitución y no se sabía qué pasaría, había incertidumbre pero también ilusión. 

–Los referentes musicales, Beatles, Santana, Raimon... dan para una banda sonora. Escoja una canción. 

–'Baby please don’t go' y 'Ne me quitte pas', que a Jordi hoy le hace llorar. 

–Y de los Amstrad a Facebook. 

–La comunicación ha cambiado mucho. La gente antes hacía fotos cuando había una fiesta y hoy las hace a diario y las cuelga en internet. Puedes acceder al fotolog de tu hija y ver cosas inimaginables. 500 amigos en Facebook son mejor que 400, aunque quizá todo el mundo está más solo de lo que parece. 

–La novela tiene continuación en Facebook y un vídeo en Youtube. 

–Es como un epílogo o prórroga. El libro necesita también su red social. 

–Halley es una joven sorprendente. 

–Me molesta esa visión de la juventud que no piensa, no lee y se pasa el día de botellón. Al contrario de Lolita, Halley es más lista que él.