conflicto patrimonial

Guirao defiende que las pinturas de Sijena se queden en el MNAC hasta el fallo definitivo

"Lo más prudente para la conservación de las obras de arte es esperar a que termine todo el proceso judicial", ha afirmado

sijena

sijena / ALBERT BERTRAN

Natàlia Farré

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El tema de Sijena, con Catalunya y Aragón enfrentadas de por medio, es una piedra en el zapato para el Ministerio de Cultura. Lo era el conflicto por los 97 bienes (el último capítulo del cual, de momento, fue la entrada de la Guardia Civil al Museu de Lleida en busca de las obras que el centro custodiaba el pasado diciembre) y lo es aún más el litigio por las pinturas murales de la sala capitular del cenobio que están en el MNAC. En este caso, el ministerio que dirige José Guirao es parte directamente afectada, pues es una de las instituciones que forman el consorcio del museo junto a la Generalitat y el Ayuntamiento. De manera que su obligación es defender los bienes que el MNAC conserva. De hecho, así se ha comportado hasta la fecha. En las reuniones del patronato, ha apoyado siempre todos los pasos realizados por el Palau Nacional en los años que hace que dura el litigio.

Cada vez que hay patronato, sea plenario o comisión delegada, aparece un punto fijo en el orden del día: Sijena. Es cuando se deciden todos los pasos judiciales y académicos a seguir. Lo acordado siempre ha sido por unanimidad. Es decir, el Gobierno, por medio del Ministerio de Cultura, ha apoyado siempre al museo en su intento de que las pinturas no salgan del MNAC ya que corren el riesgo, por su fragilidad (hay que recordar que fueron quemadas en 1936 al inicio de la guerra civil), de dañarse irreversiblemente. Ha sido así hasta ahora. Y se prevé continúe igual con el nuevo Gobierno. Pero mantener el equilibrio y no herir susceptibilidades cuando hay dos comunidades con intereses diferentes sobre un mismo tema es complicado. Así que este jueves, Guirao, preguntado sobre el tema en una entrevista en Rac1, ha echado una de cal y otra de arena a los intereses del Palau Nacional.

Una de cal y otra de arena

“Lo más prudente para la conservación de las obras de arte, sin entrar en otro tipo de cuestiones, es esperar a que todo el proceso judicial termine, y una vez termine acatarlo en consecuencia", ha apuntado. Y ha añadido: “Si la resolución final es moverlas, habrá que moverlas". De ahí la cal y la arena. La idea de esperar a un fallo en firme es apoyar al MNAC y respetar las pinturas que no están para hacer viajes de ida y vuelta. De momento, hay una sentencia de primera instancia favorable a que las piezas retornen a su emplazamiento original en el cenobio oscense pero queda por delante el resultado del recurso ante la Audiencia Provincial y la posibilidad de acudir al Tribunal Supremo. Y había una ejecución provisional de sentencia, esto significaba restituir las pinturas (como paso con los bienes de Lleida) provisionalmente al cenobio y si el fallo definitivo es favorable a Catalunya retornarlas al MNAC.

No solo el ministro apoya la idea de esperar hasta el final del litigio para hacer cualquier movimiento, la respalda también la propia jueza que dictó la ejecución provisional y luego la dejó sin efecto por su “fragilidad” y “vulnerabilidad” y por no haber “acreditado” Aragón que el monasterio se hallaba en condiciones de acogerlas. Ante este auto del 23 de enero, el Gobierno aragonés y el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena presentaron sendos recursos de amparo ante el Tribunal Constitucional.

La cal la pone la frase: “Si la resolución final es moverlas, habrá que moverlas". El MNAC y los mayores expertos sobre pintura mural, como Gianluigi Colalucci, restaurador de la Capilla Sixtina, siempre han defendido que tocarlas de su emplazamiento original es una temeridad porque corren el riesgo de desaparecer.