2017 o 1935

A principios de 1935, el dramaturgo Josep Millàs-Raurell, secretario del PEN Català, escribía a la sede central de Londres para avisar a los delegados que tenían que venir al congreso internacional que se celebró en Barcelona en mayo de aquel año: “La situación política de nuestro país no es, desgraciadamente, normal. Nuestra acción cultural y política, que se había desarrollado hasta ahora con una libertad casi absoluta, vuelve a estar gravemente limitada como resultado de los acontecimientos revolucionarios del pasado mes de octubre”. El Govern de la Generalitat y unas 3.000 personas (entre ellas Pompeu Fabra, presidente del Patronat Universitari y del PEN) estaban encarcelados. Ay, los paralelismos.

         El otro día discutíamos con un colega hasta qué punto la inversión pública en cultura favorece la creación de buen arte, si una cosa no tiene nada que ver con la otra o si incluso podría suceder justo lo contrario: que precisamente el hecho de que las cosas vayan mal (siempre tengo en mente a Mercè Rodoreda) espolee la creatividad. Pero no hablemos solo de creatividad: hagámoslo también de lucidez, de capacidad para explicar lo complejo, ambiguo, doloroso. Tenemos el inconveniente de la inmediatez, por supuesto (de aquí que a estos libros en el sector les llamen ‘instant books’) pero la mejor crónica-retrato de la caída de Jordi Pujol la hizo Toni Sala en una serie de entradas en su blog después recopiladas en ‘El cas Pujol. Reflexions sobre el terreny’ (L’Altra), premio Ciutat de Barcelona 2014.

          Hoy tenemos ya una primera cosecha de libros que hablan del Procés, de momento en formato panfleto: los acaban de publicar un informado observador interno, Jordi Amat (‘La conjura de los irresponsables’, Anagrama), un autor digamos que exiliado, Eduardo Mendoza (‘Qué está pasando en Catalunya’, Seix Barral) y un externo con encargo de Planeta, Fernando Savater (‘Contra el separatismo’, “un golpe directo a la sinrazón de los separatismos”). Yo espero con interés las relecturas encuadernadas de los votos, declaraciones, encarcelamientos, banderas y golpes de porra de estos últimos meses de articulistas y buenos escritores como Josep M. Fonalleras, Antoni Puigverd, Marta Rojals o Francesc Serés.