CRÓNICA DE FESTIVAL

Phoenix cargan el Vida de emoción pop

La popular banda francesa presentó las canciones de evasión de 'Ti amo' en la jornada inaugural

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JUAN MANUEL FREIRE / VILANOVA I LA GELTRÚ

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El <strong>Vida Festival </strong>podría llamarse este año Vida Acuática Festival: no porque hayan caído las temidas lluvias, sino por el 'leitmotiv' submarino que domina su decoración en esta edición. Hay una especie de altar dedicado a <strong>Steve Zissou</strong> (el personaje de Bill Murray en 'The life aquatic'), medusas flotando entre ramas de árboles, tentáculos de pulpo gigante emergiendo de la tierra…

Y casi abriendo la jornada inaugural estaba Joan Miquel Oliver, ahora mismo obsesionado con un continente sumergido: la Atlántida. Le preocupa esencialmente que Mallorca sufra su misma suerte, abnegada por el peso de los turistas y sus maletas de ruedas. 'Atlantis', sea como sea, lejos de ser triste, es el disco más bailable del exmiembro de Antònia Font: ayer Oliver hablaba de "la caña y la tralla que puede tener la música sumergida" poco antes de encarar su discotequero tema titular.

Por esa misma senda de tonos neón pasearon después, aunque con peor olfato melódico, los australianos Parcels. Acaban de ser apadrinados por Daft Punk (han colaborado con ellos en el single 'Overnight') y tiene todo el sentido del mundo: con el arranque de casi cada canción parece que vayan a hacer el 'Get lucky'. Ejecutaron su disco-pop con la precisión clínica de Steely Dan y una imagen a caballo entre los magnates porno de 'Boogie nights' y los Beach Boys época 'Kokomo'.

Mientras en el gran escenario de la Masia se bailaba con desenfreno retro, en los enclaves del bosque tenía lugar una escena más pendenciera, urbana, oscura: tocaron los descarados Les Sueques, un grupo de sonido indie pop inocente pero 'explicit lyrics' como Rusos Blancos, o los controladamente salvajes Guadalupe Plata, con un blues pantanoso que a veces delató las raíces andaluzas (Pata Negra en el corazón).

Este fénix nunca desfallece

¿Se puede hacer un disco puramente de evasión en tiempos de turbulencia política como los nuestros? ¿Cuando incluso estrellas como Katy Perry dicen haber "despertado" a la realidad? Eso es lo que han hecho, con orgullo, fieles a su misión hedonista, los franceses Phoenix, el grupo ideal para animar una fiesta inaugural.

Su reciente álbum 'Ti amo' no es tan veloz como el anterior ni tiene tantos 'hits' como el penúltimo, pero los de Thomas Mars (padre de las hijas de Sofia Coppola, para más señas) supieron elegir los extractos adecuados: abrieron con su rotundo tema titular, canción del verano en un mundo ideal, e invitaron a un contoneo seductor con 'Fior di latte' o 'Lovelife'.

En sus actuaciones, Phoenix suele conseguir (y anoche volvió a hacerlo) un equilibrio complicado: hacer justicia a la alta ingeniería pop de sus canciones, en las que cada pequeño detalle aporta, sin dejar de sonar vitales ni parecer sinceramente animados en ningún momento. Si están cansados de tocar himnos festivaleros como 'Lisztomania', '1901' o 'If I ever feel better', no se nota un ápice: suenan como si tuvieran ilusión de defenderlos por primera vez.

Inteligentes en la combinación de humores, alternaron entre euforia pop y melancolía, a veces dentro de una misma canción: 'Rome', comparación del fin de una relación con la caída del imperio romano, arranca por los suelos para terminar en catarsis coreable. Por ahora, el momento-a-superar del Vida 2017.