DRAMA

Aprender a existir La historia de Marie Heurtin

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Al director de La vida (2001) y Tímidos anónimos (2010) siempre le han atraído los personajes afectados por la enfermedad, la discapacidad y la desgracia y dotados de una sólida voluntad de superación. Aquí se acerca a la figura de Marie Heurtin, que creció sorda y ciega -y prácticamente salvaje-  en la Francia rural del siglo XIX y logró salir de la oscuridad gracias a la fe radiante de la monja que le enseñó el lenguaje de signos.

La película funciona como una versión más blanda y devota de El milagro de Ana Sullivan, aunque en ningún momento intenta replicar la contundente pegada dramática o la violencia emocional del clásico de Arthur Penn. Especialmente en su primera mitad, Améris se contenta con el proceso de aprendizaje de forma lineal y estrictamente pudorosa y renuncia a plantearse preguntas, propicias dado el contexto religioso, relacionadas con la fe, Dios y el cuerpo entendido como prisión --forzosa en el caso de Marie y elegida por parte de sor Margarita y sus compañeras--.

Eso sí, el relato gana en aspereza y en emoción en cuanto el periplo de la muchacha la confronta con nada menos que el sentido de la vida y la muerte. Y en el proceso, y evitando por completo la tentación de caer en el melodrama, alcanza una genuina trascendencia. N. S.

Jean-Pierre Améris