entrevista con el director de 'her'

Spike Jonze: "La tecnología nos está dejando atrás"

El director norteamericano Spike Jonze, en el rodaje de 'Her'.

El director norteamericano Spike Jonze, en el rodaje de 'Her'.

NANDO SALVÀ / Madrid

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Alo largo de su carrera como cineasta -Cómo ser John Malkovich (1999), Adaptation (El ladrón de orquídeas) (2003), Donde viven los monstruos (2009)-, el director  Spike Jonze (Bethesda, Maryland, 1969) ha andado sobre la línea que separa la realidad de los confines de la imaginación humana. Vuelve a hacerlo en Her, historia de un hombre que se enamora de la voz y la personalidad de un sistema operativo.  El filme opta a cinco Oscar, entre ellos a la mejor película y mejor guion original, obra del propio Jonze.

-¿Cómo se le ocurrió el argumento de Her?

-Hace 10 años entré en una web que me permitía intercambiar mensajes con una inteligencia artificial. Tú decías «hola» y entonces te respondían «¿qué tal estás?». Durante los primeros 20 segundos me sentí muy emocionado, ¡estaba teniendo una conversación con una máquina! Pero en seguida me di cuenta de cómo funcionaba y perdí el entusiasmo. Era un programa, y cuanta más gente hablaba con él, más inteligente se iba haciendo. En todo caso, me animó a meditar sobre nuestra relación con la tecnología.

-¿Qué conclusiones ha sacado haciendo la película?

-Ninguna, solo sigo haciendo preguntas. Durante los últimos 10.000 años hemos pasado de ser cazadores a ser una sociedad basada en la cultura, y especialmente en la última década nuestras vidas han dado un vuelco. Es decir, el número de imágenes que consumíamos a lo largo de toda la vida hace 200 años es el mismo que consumimos al día actualmente. La tecnología es esencial en nuestro día a día, y nos está dejando atrás.

-¿En qué sentido?

-Nuestra psique, individual o colectiva, no avanza tan rápido. Nuestros antepasados vivían en aldeas y podían hablar con los ancianos, o con los sacerdotes, y disponían de todo un sistema de apoyos. Ahora solo tenemos nuestro smartphone, o nuestra tableta. Nuestra vida se reduce a mandar y recibir textos o e-mails; es demasiado flujo de información. Ya no vamos a cócteles ni de cena con la familia. La tecnología debería estar a nuestro servicio, y no al revés.

-Her es cine de ciencia ficción, pero rehúye la estética habitual del género.  

-Sí, más bien quise crear una versión algo extrema del mundo actual. Es decir, hoy en día la tecnología y el diseño hacen que todo sea más fácil y bonito. Hasta los locales de McDonald's son de lo más cool, recubiertos de madera fina. Yo quise enfatizar eso y crear un universo lleno de calidez. Que incluso en ese contexto alguien se sienta solo, como Theodore (Joaquin Phoenix) resulta especialmente conmovedor.

-¿Cree usted que es realmente posible enamorarse de alguien en base a estímulos puramente intelectuales?

-Todo es posible. Mire, el siglo que viene el matrimonio gay estará completamente normalizado, como las relaciones homosexuales lo estuvieron en el pasado en muchas sociedades. Existen convenciones sociales sobre lo que el amor y las relaciones deberían ser, pero son antinaturales.

-¿Se ha enamorado usted alguna vez de alguien solo por su voz o por algo que dijera? 

-A veces. Cuando alguien te manda un mensaje demuestra estar pensando en ti, y por eso cada vez que yo recibo uno siento un cosquilleo. Y una vez me enamoré de una chica que me mandó un SMS en el que decía: «Me importa una mierda». ¿Y qué me dices de las relaciones a distancia? En esos casos hablar por teléfono es esencial, esas relaciones se basan en la voz, y aunque se echa de menos la conexión física, aun así se comparte algo muy íntimo y profundo.

-Desde su anterior película, Donde viven los monstruos (2009), ha rodado usted cinco cortos. ¿Qué le atrae de ese formato? 

-Solo trato de hacer lo que me apetece en cada momento. Por suerte nunca he tenido que diferenciar entre trabajos remunerados y trabajos no remunerados, películas largas o películas cortas, vídeos musicales o documentales. Tras trabajar cuatro o cinco años en una película nada mejor que completar otra en un mes para recargar pilas. Es terapéutico.

-Usted dio sus primeros pasos creativos en el mundo del skate¿Cómo ha influido ese background en su carrera en el cine? 

-Cuando yo era un chaval aparecieron las primeras videocámaras portátiles, e inmediatamente las incorporamos a la práctica del skate. Es cierto que sobre todo las usábamos para grabarnos dándonos trompazos, o en general para hacer el tipo de gamberradas que luego configurarían Jackass. Pero sin esa base yo hoy no sería cineasta.