GRAN CITA MUNDIAL DE LA HISTORIETA

El cómic repele la crisis y exhibe toda su fortaleza en Angulema

Unos muñecos, en la calle, recrean el famoso cómic 'Casacas azules'.

Unos muñecos, en la calle, recrean el famoso cómic 'Casacas azules'.

ELIANNE ROS
PARÍS

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El festival de Angulema inicia hoy su 37ª edición consagrado como una cita tan ineludible para el mundo del cómic como lo son Cannes o los Oscar para el del cine. Presidido por el ganador del premio Ciudad de Angulema del 2009, Christian Hincker, Blutch, el certamen rinde homenaje a Sempé, creador de las populares historias de El pequeño Nicolás, y a Crumb, autor estadounidense fundador del cómic underground.

La organización espera recibir más 200.000 visitantes ávidos por conocer las últimas novedades, asistir a los conciertos de dibujo y recorrer las múltiples exposiciones distribuidas por toda la ciudad. Un total de 58 álbumes publicados en el 2009, entre los que figuran tanto autores consagrados como jóvenes promesas, integran el palmarés de la competición oficial. El ganador del mejor álbum se alzará con el premio más prestigioso de un sector editorial que no conoce la crisis. En los últimos cinco años ha doblado la producción de libros. Francia publica cada año 3.500 nuevos álbumes, una media de unos 300 mensuales.

Igual que sucede en el cine, los premios de Angulema no siempre concitan la unanimidad. ¿Qué recompensa el festival? ¿La originalidad? ¿La novedad? ¿Las ventas? «No se premia necesariamente a los que tienen más éxito comercial. El objetivo es que el cómic sea reconocido como un arte tan legítimo como lo es la literatura o el cine», sostiene el director artístico, Benoît Mouchart.

FORMIDABLE ESCAPARATE / El organizador del certamen también sale al paso de las acusaciones de elitismo lanzadas por algunos editores. «Cuando Persepolis (historieta de la iraní Marjana Satrapi crítica con el fundamentalismo islámico) ganó se me reprochó que se recompensara a libros que no se vendían, hoy es un superventas indiscutible, que ha sido llevado al cine con éxito». Con este ejemplo, Mouchart reivindica Angulema como «un formidable escaparate para la tira cómica» cuyos premios no duda en calificar de «Oscares del noveno arte».

Polémicas aparte, nadie discute la supremacía de Angulema como referente del sector. Muestra de ello es el número especial que dedica al certamen la revista Spirou, con una tirada de 120.000 ejemplares. Las estrellas invitadas constituyen uno de los principales atractivos. Firman autógrafos a sus fans y posan para los medios de comunicación igual que los actores de cine. Solo falta el desfile sobre la alfombra roja.

Este año, además de Blutch, auténtico astro del universo del cómic, el festival recibe a Sempé, famoso por sus ilustraciones en The New Yorker además de dibujar a su personaje Nicolás desde los años 50, y al legendario Crumb. Los amantes incondicionales del manga contarán con la presencia de Yukimura, al que se ha dedicado una exposición. El festival dedica también un espacio a los autores rusos, sin olvidar a los clásicos. Una de las mayores muestras tiene como protagonistas a los Casacas azules de Raoul Cauvin y Willy Lambil, autores de 50 álbumes –durante 40 años de colaboración– sobre las andanzas del sargento Cornelius y su inseparable cabo Blutch,