Las infraestructuras del ferrocarril

Renfe pasará a estar obligada a mejorar Rodalies por contrato

CRISTINA BUESA
BARCELONA

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El AVE de la ministra llegó ayer puntual. El tren procedente de Madrid alcanzó la estación de Sants cinco minutos antes de lo previsto. La titular de Fomento, Ana Pastor, cruzó la plaza de Sants (en coche) y, algo nunca visto hasta ahora, subió hasta la séptima planta de la Conselleria de Territori i Sostenibilitat acompañada de su responsable, Santi Vila. Era solo una escenificación, pero tan esperada por muchos que ambos consideraron que valía la pena la foto. Quienes más ansían los resultados de esa cordialidad son los usuarios de Rodalies que, millones arriba o abajo en función de quien los sume, aspiran a tener un servicio ferroviario de proximidad a la altura de las circunstancias. Por ejemplo, que sea tan puntual como el AVE.

Hoy por hoy la fiabilidad de los Rodalies de Renfe en lo que a las agujas del reloj se refiere alcanza el 96,8%. El contrato de servicios que ayer presentaron Vila y Pastor señala que en el 2015 debe alcanzar el 97%. Parece fácil. Pero no solo se vigilará la fiabilidad de los trenes sino también la limpieza, la comodidad, la atención al cliente por todos los medios y un largo etcétera. La filosofía es clara. La Generalitat es un cliente y como tal será exigente con quien le da el servicio. Si no está satisfecho, prescindirá de la operadora.

165 MILLONES DE INVERSIONES/ La ministra y el conseller exhibieron la ya habitual relación edulcorada que, aseguran ambos, les ha dado tan buenos resultados. En los asuntos ferroviarios -Rodalies pero también Regionales-, la sintonía ha costado algo más de alcanzar, sobre todo porque Hacienda estaba por medio. Las líneas básicas estaban dibujadas desde hace tiempo pero la discusión se centraba en el déficit de explotación, es decir, los costes del servicio que no se cubren con los billetes y que, en la última etapa del conseller Lluís Recoder, habían generado agrias discusiones sobre quién debía dinero a quién. Ahora quedan fijados.

La ministra los sumó todos. De los 106 millones de 2012 a los 119,9 del 2015 (ver cuadro adjunto) y, añadiendo los 165 millones de inversiones, consideró que el acuerdo entre Gobierno y Generalitat alcanzaba los 800 millones de euros. Vila habló de 200. Con comunicados del acuerdo distintos, lo que sí se logró fue que el órgano mixto entre ambas administraciones, que no se reunía oficialmente desde mayo del año pasado, lo hiciera.

ACCIONES EN MARCHA / Pero ¿qué será lo que el cliente notará? Los más beneficiados probablemente serán los usuarios de los núcleos de Girona, Tarragona y Lleida que, a partir de enero del año que viene y de forma progresiva, contarán con más frecuencias de paso entre las poblaciones de su zona (desde Blanes, Figueres, Reus y Cervera, respectivamente). Mejorar la casi siempre deficiente megafonía en las estaciones o contar con más puntos de atención en Sants y Plaça de Catalunya son otros ejemplos, además de incrementar la vigilancia los fines de semana.

De esos 165 millones de inversiones anunciados a bombo y platillo, muchos ya se han ido gastando desde el 2011, en mejoras en los servicios de la R-2 al aeropuerto, la nueva R-8 o la colocación de máquinas autoventa en gran parte de la red. Esas pequeñas grandes cosas que hacen la vida más cómoda a los pasajeros.

PENALIZACIONES / Vila y Pastor aprovecharon para insistir en que el contrato de servicios con Renfe descansa «en acuerdos reales, basados en cuantías, no en cuentos de la lechera», según sostuvo la ministra, mientras que el titular de Territori opinaba que se regularizaba una situación que dejaba atrás «grandes declaraciones que solo aguantaban el discurso político». Está por ver ahora cómo se concreta. Pero por si acaso el contrato, en el que la valoración de los usuarios se tendrá en cuenta, incluye una cláusula por la que se pagarán tres millones (o no) en función de si el cliente, o sea la Generalitat, está contento del servicio.