Movilización universitaria

Los ánimos están cada día más caldeados en la universidad. A la espera de que la Generalitat dé a conocer, de una vez por todas, a cuánto ascenderá el recorte (porque habrá recorte, eso lo sabe ya seguro), la comunidad universitaria ha empezado a movilizarse. Los más activos son, por ahora, los estudiantes, profesores y trabajadores de administración y servicios de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), que además de sufrir las estrecheces propias del momento, las que afectan a todos, soporta una situación económica particular desesperada. Ayer, unos 500 afectados de esta universidad salieron a la calle a manifestarse contra los 340 despidos que el rector, Antoni Giró, considera necesarios para detener el imparable déficit de la institución.

La Generalitat, hasta ahora mera espectadora, dio finalmente ayer un paso y anunció que en las próximas horas mantendrá una reunión con Giró y con representantes del consejo social para plantear alternativas a los despidos que tanta tensión están generando. Una de ellas, adelantó ayer el secretario general de Universitats, Antoni Castellà, podría pasar por«rebajar sueldo y jornada o eliminar alguna paga extra».Esto evitaría el despido de 90 administrativos interinos, pero no el de los 250 docentes asociados, a los que se prevé no renovar el contrato el próximo 1 de septiembre.

En la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), donde sigue el encierro (cada día menos concurrido) en el edificio del rectorado, se produjeron momentos de tensión, cuando unos jóvenes increparon a la vicerrectora Sílvia Carrasco e impidieron la celebración del consejo de gobierno.«Lo que empezó como una ocupación pacífica está dejando de serlo»,lamentó el rector, Ferran Sancho.«Es un contrasentido que los concentrados bloqueen una reunión en la que, justamente, se iban a debatir algunas de sus reclamaciones»,lamentó Sancho, que calificó la reacción de este grupo de alumnos de«incomprensible».