Intervención violenta en el Raval

Un mosso pegó cinco veces en la cabeza a Benítez ya reducido

Juan Andrés Benítez.

Juan Andrés Benítez.

V. VARGAS LLAMAS / J. G. ALBALAT
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los Mossos d'Esquadra propinaron al menos cinco puñetazos en la cabeza a Juan Andrés Benítez, el empresario del Gaixample que falleció en el Raval tras una violenta intervención de la policía autonómica el pasado 6 de octubre, cuando este ya estaba reducido en el suelo. Esta es una de las principales conclusiones que figuran en el informe preliminar elaborado por la Policía Nacional, por orden del juez, sobre el suceso, en el que queda claro que los golpes que recibió la víctima se produjeron mientras se encontraba totalmente inmovilizada.

Las pesquisas dejan claro, además, que al menos uno de los agentes usó una porra extensible en la detención. Lo hizo primero para dispersar a los curiosos que se habían arremolinado alrededor del lugar donde se produjo el arresto y, acto seguido, según el informe, «se agachó y golpeó contra el suelo el objeto», en un gesto «inequívoco» del cierre de este instrumento policial, cuya utilización está permitida.

Tras el análisis de siete vídeos grabados por vecinos, los expertos de la Policía Nacional relatan que este mismo agente se dirige hacia donde se encuentran el grueso de sus compañeros en el marco de la detención y ocupa el lugar de una mossa, justo a la altura de la cabeza de Benítez. El relato de los hechos reproduce con crudeza la intervención en este punto, al hablar de que el policía lanza «cinco puñetazos» a la persona tendida en el suelo y lo hace «tomando impulso, retrocediendo el brazo izquierdo» y proyectándolo «contra la parte izquierda de la cabeza» de la víctima.

PATADAS / El análisis de las imágenes corrobora en buena medida la versión de algunos de los testigos del arresto, que hicieron incidencia en la contundente actuación policial, especialmente de este agente, que golpea a la víctima cuando esta no puede moverse  y, por tanto, ya no representa un peligro para la integridad de los mossos.

En este sentido, las mismas fuentes hacen hincapié en la figura de otro agente que aprovecha su propio peso y coloca la rodilla izquierda sobre el cuerpo del arrestado para anularle. Este mosso es el mismo que con anterioridad ha lanzado un número indeterminado de patadas contra el vecino del Raval.

La investigación no especifica si al hablar de que la víctima está inmovilizada mientras recibe los golpes se refiere únicamente a las técnicas policiales para la sujeción de los detenidos o si, por el contrario, Benítez encajaba puñetazos y patadas atado de manos y pies. V. A. y D. F.,  vecinos de la calle de la Aurora que presenciaron el arresto, aseguraron ayer a EL PERIÓDICO que unas bridas impedían la movilidad del arrestado cuando aún sufría la paliza. El abogado de la acusación, David Aineto, sostiene que las pruebas y los testimonios en este sentido son claros, pero prefirió esperar a que se elabore el informe definitivo.

A. C., otro testigo, confirmó a este diario lo que ya declaró en dependencias policiales: que se redujo al arrestado atando sus extremidades y que se emplearon porras durante la actuación. Sin embargo, no pudo pronunciarse sobre si ambas circunstancias se produjeron de manera simultánea.

REANIMACIÓN / Lo que sí es seguro es que las bridas sujetaban manos y pies del arrestado cuando unos agentes, quizá para tratar de apaciguar el revuelo, le introdujeron en un coche patrulla. Pero según otro de los testigos, a petición de uno de los sanitarios presentes los agentes de los Mossos d'Esquadra liberaron las extremidades de Benítez y le volvieron a llevar al exterior ante las quejas del enfermero por la imposibilidad de practicarle las maniobras de reanimación.

Unos ejercicios que, según detallan los testigos, se prolongaron durante cerca de tres cuartos de hora. Varios vecinos corroboran que cuando los agentes de la policía autonómica trasladaban al arrestado al vehículo policial este ya se encontraba «del todo inmóvil».