ELECCIONES MUNICIPALES 24-M

Pablo Iglesias y Ada Colau toman Nou Barris

TONI SUST / BARCELONA

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Cumbre del altermundismo ciudadano en Nou Barris este sábado, con la confluencia de Pablo Iglesias Ada Colau en la plaza mayor del barrio, donde más de 2.000 personas han acudido a escuchar al "futuro presidente del Gobierno y la futura alcaldesa de Barcelona", según definición del abogado Jaume Asens, cuarto en la candidatura de Barcelona en Comú. Un hombre nacido en Vallecas, ha dicho Asens, y una mujer de un barrio popular, ha proseguido, están en condiciones de comandar los nuevos tiempos.

"Pablo, presidente", han coreado los asistentes cuando Iglesias iba a tomar la palabra. El líder de Podemos ha citado a Miguel Hernández -"Una gota de pura valentía vale más que un océano cobarde"- y ha logrado así el primer aplauso. Después ha enardecido a la gente con mensajes cortos y claros: "A los ladrones los llamaremos ladrones". "¿Qué significa cambiar una ciudad? Que se puede ser alcaldesa trabajando con la gente, no haciendo contratos en reservados de restaurantes".

"Yo soy soberanista", ha dicho Iglesias, que ha pasado a a citar lo que los soberanistas quieren: "Soberanía es poder enviar el abuelo al hospital. A los soberanistas nos importa que los hospitales funcionen. Que se viva menos en algunos barrios que en Pedralbes. No las cuentas del señor Pujol o el señor Rato en Suiza".

LA CALLE Y LA POLÍTICA

"Ada es una esperanza para Barcelona pero para todo este país", ha advertido Iglesias, que de vez en cuando volvía a gritar: "¡Ladrones, corruptos!". "No queremos ser como ellos. No estamos dispuestos a serlo". Citando de nuevo el verso de Miguel Hernández ha dado paso a Colau, que ha empezado hablando del debate electoral de anoche: "Estaba con hombres con experiencia electoral y yo era la novata. Y me encontré en medio de tres horas solo tenías un minuto para explicar lo que tenías que explicar".

AUTOCRÍTICA TRAS EL DEBATE

En definitiva, ha admitido que su intervención fue francamente mejorable, que no lo hizo bien. "¿Quieres decir que este es tu sitio?", dice que se iba preguntando en el debate, en una confesión peculiar y buscando recuperar la contundencia que apenas atesoró antes sus rivales. "Seguro que tengo que estar aquí y no a pie de calle", ha dicho que pensó después. Pero el cuento tiene final feliz; ha dicho que al llegar a Nou Barris y ver a tanta gente la cosa mejora: "¡Me vengo arriba!". Y ha dado por zanjada su minicrisis de confianza: "Nos toca y no pensamos irnos".

Recuperando esa contundencia perdida, Colau ha acudido al campo en el que se mejor se mueve, el de los bancos y la vivienda: "Su arrogancia me anima estar aquí", ha dicho sobre los banqueros, después de explicar como un directivo de una entidad le dijo que tuviera sentido común. "¿Y vosotros?", ha dicho que le gritó. Ha atacado a CiU y al PP, asociándolos con la corrupción, así como a algunos alcaldes socialistas. "Exigimos respeto", ha dicho. 

"Dicen que no tenemos experiencia para gobernar", ha recordado, para afirmar después que tienen la experiencia que tiene la gente que se ve obligada a vivir con pocos recursos, a estirar un sueldo. "Nos dicen que falta orden. Y nosotros decimos que queremos orden ante su desorden de la corrupción, de los desahucios masivos, de paro, precariedad y miseria". Al final, Colau era otra vez la activista de megáfono con tablas, y ya no la candidata que apenas mordió en el debate.