PROCESO JUDICIAL POR EL 'CASO NÓOS'

Cristina alega que firmaba todo porque confiaba en Urdangarin

La infanta Cristina, en junio del 2014, tras declarar como imputada.

La infanta Cristina, en junio del 2014, tras declarar como imputada.

J. G. ALBALAT / Barcelona / MARISA GOÑI / Palma

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La infanta Cristina estuvo «al margen de la dirección y gestión cotidiana» de la sociedad Aizoon, constituida en el 2003 al 50% con su marido, Iñaki Urdangarin, y que, según el juez de Palma que investiga el 'caso Nóos', fue utilizada para defraudar a Hacienda. Así lo expone el escrito de defensa entregado ayer al magistrado, en el que se reclama la absolución. La hermana del rey Felipe argumenta que no tuvo «tiempo, ni capacidad, ni motivos» para intervenir en la administración de esta empresa familiar, por lo que se limitaba a «rubricar» escritos «sin pedir explicaciones», dado que la «confianza» entre ella y su esposo es «plena». El juez ya ha recibido dentro del plazo, que finalizaba ayer, 16 escritos de defensa de los 18 imputados.

En su escrito de defensa, los abogados de la infanta, Miquel Roca Junyent y Jesús Silva, niegan de entrada la  comisión del fraude a Hacienda que se atribuye a la hermana del Rey. El juez ha enviado a juicio a la infanta por dos delitos fiscales cometidos durante los ejercicios 2007 y 2008 a través de Aizoon, aunque la fiscalía solo la considera partícipe a título lucrativo del supuesto desvío de fondos a través del Instituto Noós, que estuvo presidido por Urdangarin. Solo le acusa Manos Limpias. Cristina de Borbón ha depositado en el juzgado 587.413 euros, por si se considera que podría haberse aprovechado de una actividad ilícita, lo que no supone, según sus letrados, reconocimiento de culpa.

Los abogados de la infanta se suman a la tesis de Urdangarin de que no se ha cometido ningún delito contra la Hacienda Pública, por no haberse superado los 120.000 euros defraudados. Pero agregan que en el caso de que se acreditara dicho fraude, la infanta quedaría al margen y no se la podría considerar «cooperadora necesaria», pues «no tuvo absolutamente ninguna intervención en el cumplimiento de las obligaciones contables y fiscales de Aizoon, tareas de las que se ocupaba en exclusiva» Urdangarin o los profesionales que él había delegado para ello.

GASTOS FAMILIARES

El escrito reconoce que «nunca» se celebraron «formalmente» juntas en Aizoon (como es habitual en estas firmas) y la infanta se limitó a rubircar escritos que «muy ocasionalmente se le solicitó que firmara en su condición de socio». «Más en particular, siempre ignoró si, y en su caso cuáles, algunos gastos propios o familiares eran atribuidos a Aizoon, de qué manera eran procesados desde el punto de vista fiscal y, en fin, si dicho tratamiento era o no jurídicamente correcto». Los abogados inciden que «no existen indicios» que «puedan sostener que Aizoon fuera fundada con el propósito inicial de cometer defraudación fiscal». Y puntualizan que la infanta tiene unos conocimientos mínimos de fiscalidad.

Para sus abogados, de las pesquisas no se desprende «un solo indicio» que permita albergar la «menor sospecha» de que la infanta «pudiera haber estado al corriente de las irregularidades tributarias en las que, supuestamente, podría haber incurrido su esposo como administrador de Aizoon». Cuando sucedieron los hechos, especifica el escrito, la infanta era «madre de cuatro hijos de muy corta edad», colaboraba con las actividades institucionales de la Casa del Rey y, además, «prestaba sus servicios profesionales para una fundación dedicada a la cooperación internacional». «Tan intensa vida personal, institucional y profesional» le impedía «estar al corriente» de las «múltiples gestiones vinculadas con la economía familiar», aducen los abogados defensores.