Dos miradas

Predappio, Madrid

Veremos cómo acaba el asunto de la Almudena, indescriptible lugar de peregrinación futuro de la extrema derecha

Tumba de Franco en el Valle de los Caídos.

Tumba de Franco en el Valle de los Caídos. / JOSÉ LUIS ROCA

Josep Maria Fonalleras

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Todo es tan esperpéntico que incluso una broma macabra como la de enterrar a Franco en la Sagrada Família tiene un público. La iniciativa -como muchas de las que se dan en Charge.org- está a medio camino de la reivindicación y de la broma. Es decir, hay quien se lo toma en serio y hay quienes firman el primer papel que tienen sobre la mesa, con el único objetivo de perpetrar una travesura. Entre estas decenas de miles de personas que querrían ver el dictador fascista en el templo de Gaudí, seguro que las hay convencidas y seguro que hay otras (espero que muchas más) que se lo toman como una bufonada, con la intención de llevar a cabo una inocentada que ponga en evidencia el esperpento donde vivimos.

Veremos cómo acaba todo. No esto de la Sagrada Família, que bastante pena tiene con la continuidad de las obras. A la mona de Pascua solo le faltaba el cuerpo del general en forma de pollito amarillo para coronar el despropósito. Veremos cómo acaba el asunto de la Almudenala Almudena (que bastante pena tiene con ser como es, tan "neo" y tan kitsch y, en definitiva, tan y tan fea), indescriptible lugar de peregrinación futuro de la extrema derecha que entrará, por fin, en las guías turísticas de la capital. Madrid tendrá así la oportunidad de hermanarse con Predappio, la simpática aldea de la Emilia-Romagna donde los simpáticos fascistas honran lo que queda de Mussolini. Después de las 21 salvas y los 7 gritos de "¡Viva España!" reglamentarios, por supuesto.