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XAVIER SARDÀ

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Voy a intentar escribir un artículo mínimamente agradable y sin complicarme la vida. Seguramente no voy a conseguir ninguno de los dos objetivos. Ya nos conocemos. Sea cuando menos el principio voluntariosamente venial: ¿cómo sería un poema utilizando solo eslóganes políticos? Más o menos sería así:

Con cabeza y corazón (2004). Con Rajoy es posible (2008). Súmate al cambio (2011).

Por el cambio (1982). OTAN, de entrada no. Merecemos una España mejor (2004).

Si tú no vas, ellos vuelven (2008). Escuchar, hacer, explicar (2011). Rubalcaba, sí (2011).

España en serio, con ilusión, un país contigo, por un nuevo país, más España, posible, Som República (2015).

Vaya poemita. ¡Cuánta sustancia gris! Pero ¿por qué eslogan, que es palabro inglés? Viene del celta slaugh (guerra) y gheun (grito). Vamos, que su etimología no es muy óptima. Claro que si no nos gusta lo podemos cambiar por consigna, lema o frase publicitaria. 

El puñetazo a Rajoy

Observo que de momento la cosa va bien, teniendo en cuenta que hoy es un domingo electoral y eso. Haya paz… ¡Pero es que me indigno cuando después del puñetazo a Rajoy los fachas lo asocian a la crispación política y a la contundencia de Sánchez en el debate. Son necios tanto si saben que es mentira como si piensan que es verdad. Oigo a uno que dice: «Se empieza con violencia verbal y después llega la violencia física». Claro, si el debate hubiese sido versallesco el pariente lejano de Rajoy no le hubiese pegado el puñetazo. Mejor si no hubiese debates: el hijo de la amiga de la esposa de Rajoy no le hubiese pegado el puñetazo. Lo mismo si no hubiera elecciones: no habría puñetazo. Rajoy y la mayor parte del PP se han comportado excelentemente ante el estúpido incidente protagonizado por el menor mental. Los periodistas de la derechona, no. Como siempre. Vaya, ya me he liado. Volvamos a un tema menor para disimular…

Ruego que el año que viene no nos enviemos felicitaciones de Navidad. El móvil crepita de tonterías nadalenques supuestamente emotivas. Las peores son las humorísticas, porque cuando las has recibido 15 veces quieras que no, pierden frescor. Lo único que me parece aceptable de la Navidad es precisamente lo que critican los moralistas: me interesa el comercio y el consumismo. ¿Saben que llevamos sangre fenicia, griega, cartaginesa y romana? ¿Saben que en Navidad los únicos milagros que se producen son las mediocres contrataciones temporales? ¿Saben que lo que nos regalamos da trabajo a mucha gente? Que me perdonen los dioses, que yo solo creo en los solsticios y en las pequeñecesGerardo Diego: «Si el verso al fin, nunca ha de ser perfecto, absoluta maravilla, aprendamos la gracia del insecto que a volar corto y no cantar, se humilla».