Pequeño observatorio

Las mujeres que ya no deambulan

Hay gente que nunca se aventurará a tomar una decisión por miedo a un posible riesgo

Alhambra Nievas observa una melée en el Finlandia-Noruega en el que hizo historia.

Alhambra Nievas observa una melée en el Finlandia-Noruega en el que hizo historia. / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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He leído en este diario un sugestivo artículo de Jordi Puntí. No creo que sea un Puntí que conocí hace años. Su fotografía corresponde, me parece, a una persona más joven. En cualquier caso, este Puntí me ha atrapado desde su primera frase, como es propio de un buen articulista: «Todo ya ha sido escrito... pero no para todo el mundo».

Y a partir de aquí explica con sencillez que hace casi un siglo Karl Valentin –escritor y artista de cabaret alemán– ponía en duda la verdad única, la versión oficial de las cosas, la versión única, y defendía el arte de opinar, discrepar y observar con otros ojos.

Puntí habla también de las grandes ciudades y recuerda que hombres como Baudelaire deambulaban por las calles, sin rumbo, y esta referencia me ha seducido. Qué palabra tan significativa, 'vagar'. Entre otros matices, 'vaguear' o 'vagar' quiere decir ir a la ventura. Y así se encuentran muchas cosas casualmente. Ir a la aventura puede ser un riesgo, pero también el hallazgo inesperado de una satisfacción.

 Hay gente que nunca se aventurará a tomar una decisión por miedo al posible riesgo. Pero es evidente que sin la decisión de arriesgarse no habríamos tenido muchos impulsores de innovaciones que han influido de manera decisiva en nuestras vidas y en la evolución de la especie humana.

Puntí nos recuerda la pasividad a la que han sido obligadas las mujeres en otros tiempos. Si salían a la calle tenían que ir a alguna parte, a comprar para la casa. Una mujer paseando sola no era bien vista. Ahora salgo a la calle y cada cuatro pasos encuentro una mujer sola.  Una mujer me ha cortado el pelo y otra me ha hecho una entrevista.

Cada vez me irritan más algunos autores clásicos. Se lució el famoso escritor francés Paul Valery cuando sentenció, nada menos, que «una mujer inteligente es aquella con la que se puede ser tan brutal como se quiera».

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