Gente corriente

Ainhoa Marín: "En esas habitaciones hay mucho sufrimiento"

Psicooncóloga. Su trabajo es hacer psicología con enfermos terminales; un respiro, un poco de vida entre visita y visita, y a continuar.

«En esas habitaciones  hay mucho sufrimiento»_MEDIA_2

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MAURICIO BERNAL

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Ocurre a veces ¿no con frecuencia, pero ocurre¿ que el trabajo de Ainhoa con un paciente se limita a una única visita, porque antes de la segunda el paciente ha muerto.

¿Por eso, cuando llega una solicitud a la asociación yo intento atenderla como mucho en una semana. No siempre puedo, pero lo intento. Sé que cuando llegan a mí están muy enfermos, en un estado muy avanzado, y que no les sobra el tiempo.

Ainhoa Marín: 28 años, un máster en Psicooncología, un año de trabajo en la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y un contacto sostenido con la muerte, o al menos con su sombra. Porque lo que hace, lo que le gusta hacer, el trabajo que deliberadamente escogió cuando apenas iba en segundo de carrera, consiste en hablar con los que están por marcharse. Y a veces ni hablar: simplemente escucharlos. O estar allí para verlos llorar. En un día pasa por tres, cuatro domicilios: cuatro habitaciones en las que lo que se respira es la angustia que precede al final.

¿Hace años, cuando era muy joven, tuve experiencias de familiares muy cercanos que pasaron por eso; esto quiere decir que desde pequeña fui consciente de que en este terreno quedaba mucho camino por recorrer. Supongo que es evidente que eso influyó en lo que hago ahora.

¿Pues está todo el tiempo cerca de la muerte. Debe ser duro.

¿Yo cada vez que salgo de una casa, después de cerrar la puerta... respiro, respiro y me dejo envolver por el día, el día que hay afuera, y como entre un enfermo y otro por lo general hay un trayecto a mí ese trayecto me sirve para... bueno, me sirve. Porque ahí dentro, en esas habitaciones, hay mucho sufrimiento. Claro que siempre hay un paciente que te llevas a casa, depende de la relación que establezcas con ellos, hay veces que estás un año yendo al mismo domicilio, visitando a la misma persona, y es inevitable que se formen unos lazos. A veces, cuando salgo de esos sitios, me pregunto con qué parte de esa historia mía me conectan.

¿Tendrá una parte muy espiritual su trabajo.

¿Sí, ocurre que muchos te lo sueltan todo, saben que eres profesional y les vas a escuchar, que no les vas a juzgar. Supongo que lo hacen porque se sienten cómodos, seguros. Y obviamente, no en la primera visita.

¿Demasiada angustia...

¿Bueno, yo he visto gente que llega en paz, gente que no llega en paz y gente que llega en negación, gente cuyo cerebro es incapaz de procesar esa información que le hace tanto daño. Gente que se niega a aceptar que está muriendo. Lo cual no es malo por sí mismo. Es adaptativo, es un recurso. Es un momento en el cual se tambalean las creencias, en el que ocurre con frecuencia que el que cree en Dios deja de creer, o piensa que si hay Dios no le puede estar haciendo eso, o también que el que nunca ha creído de repente tiene un acceso de espiritualidad.

¿¿La gente sabe morir?

¿¿Qué es saber morir?

¿No sé. ¿Aceptarlo?

¿Si lo que me pregunta es si estamos educados para morir, no, no lo estamos. En otra cultura, probablemente, en una cultura no occidental, mi trabajo sería distinto. Nos enseñan a vivir como si la muerte no existiera, como si esto fuera para siempre.

¿Lo cual, supongo, también abarca a la familia, los que están cerca. ¿La gente sabe qué hacer?

¿Muchos familiares se sienten desbordados porque no saben qué hacer o qué decir, y es cuando yo les digo que lo más importante es estar, acompañar. Pero así como no estamos educados para morir, tampoco nadie nos ha enseñado a estar cerca de una situación de sufrimiento. De hecho, algunos familiares lo solicitan y acabo hablando con ellos.

¿¿Ha tratado a jóvenes?

¿Claro.

¿¿Muchos?

¿No sé. Ni muchos ni pocos.

¿¿Y es distinto?

¿¿Con respecto a los ancianos? Pues no, la verdad que no. No es más duro, si a eso se refiere.

De cualquier modo, visitar a enfermos terminales no es lo único que hace. Ahora está a cargo del grupo de voluntarios de la AECC, tanto los que trabajan en hospitales como los que visitan a domicilio, y coordina un grupo de terapia de duelo. Es decir, que está en todo. Y para poder estar en todo, dice, en especial cuandotodoes tan difícil, lo que menos importa es la recompensa monetaria.

¿Aquí lo que importa es lo que te construye como persona, todo lo que te llevas a casa al final de la jornada. Eso es lo que motiva.