TEATRO

'Priscilla': carnaval 'drag queen'

Un autobús, algunos de los 'hits' más bailados del pop, dinámicas coreografías y un vestuario de impacto. ¡Fiesta en el desierto autraliano!

Priscilla, en el Tívoli.

Priscilla, en el Tívoli. / JAVIER NAVAL

IMMA FERNÁNDEZ

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El duelo de musicales estas Navidades será, previsiblemente, a muerte. 'Scaramouche' fue el primero en desenfundar la espada, luego vinieron arrollando los pijos de La Cubana y ahora acaba de aparcar en el Tívoli el autobús de 'Priscilla', dispuesto a tomar la delantera. Y quedan por llegar el 'Moustache' de Coco Comín y tres éxitos pasados: 'Molt soroll per no res' y (para el público familiar) 'El petit príncep' y 'Gerónimo Stilton'. Demasiado tráfico, a priori, en la cartelera barcelonesa. Ya se verá si hay víctimas.

El musical 'Priscilla', basado en la icónica película de Stephen Elliott de 1994, se puso en marcha hace una década en las Antípodas, en Sídney, y, tras triunfar en medio mundo y recolectar premios (Tony, Olivier..., aparte del Oscar al filme por el vestuario), llega a Barcelona después de una parada de dos temporadas en Madrid. Cuenta con dos potentes motores para arrastrar al público: un repertorio que incluye algunas de las canciones más pegadizas del pop -himnos gais como el 'I will survive' de Gloria Gaynor, 'Material girl' de Madonna y 'Go west' de Village People-, y una factura de superproducción importada del West End londinense.

En su adaptación escénica, el reivindicativo viaje por el desierto australiano de Bernadette, Tick y Felicia -versión drag del clásico 'Easy rider'- se transforma en un carnaval delirante y espectacular. La profundidad de la historia quedó aparcada en la claqueta. Las cifras: 500 trajes y 200 pelucas y sombreros que siguen un patrón infalible: fantasía y friquismo. Al colorista desfile se suman unas dinámicas coreografías -son 40 artistas y 23 cambios de escena-, y el cóctel hace su efecto. A más de uno le vienen ganas de calzarse las plataformas y subirse a las tablas a bailar 'It's raining men'.

SUBIDÓN 'FEEL GOOD'

Canciones, vestuario y escenografía -con un autobús robotizado de tamaño real- son gasolina para tirar millas y entretener al personal, pero no todo sale rodado. Las interpretaciones no conducen a la emoción que requieren algunos momentos y pincha el humor, excesivo y carente de ingenio. Se salvan algunas escenas, como cuando el vehículo se va cargando a los animalitos que cruzan la carretera. Son de pega, claro, pero tiene su gracia. También la tienen Cristina Rueda, la voluptuosa Shirley al mando de una taberna de mala muerte, y el divertido show que ilustra las habilidades, en los bajos, de la asiática Cynthia (Etheria Chan). Y, entre las voces, destacaremos la de Aminata Sow, que aparece con otras dos divas colgada de arneses (¿se lo habrán copiado de Carles Santos?).

José Luis Mosquera (convincente bajo las faldas de la transexual Bernadette), Christian Escuredo (premiado por su Felicia) y Jaime Zatarain (Tick) recrean a esas tres reinas de la carretera en busca de la felicidad. Lo mejor, ya lo dijimos, es olvidarse del filme con los maravillosos Terence Stamp, Guy Pearce (el poli con cara de palo de LA Confidencial) y Hugo Weaving, dejarse llevar por la contagiosa banda sonora y disfrutar del delirante carnaval drag. Como buen musical feel good, el subidón para los que anden con las baterías bajas está asegurado.