FESTIVAL DE PERALADA

María Pagés, la anti-Carmen

La coreógrafa reivindica a la mujer con un espectáculo que mezclan humor, drama y ternura

La compañía de María Pagés, en una estampa del montaje flamenco 'Yo, Carmen', que llega este jueves a Peralada.

La compañía de María Pagés, en una estampa del montaje flamenco 'Yo, Carmen', que llega este jueves a Peralada.

MARTA CERVERA / BARCELONA

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María Pagés reivindica en Yo, Carmen la figura de la mujer normal frente al mito de Carmen. El montaje, estrenado con éxito en Singapur el pasado octubre, llega este jueves al Festival de Peralada. «Siempre me había resistido a interpretar Carmen. He necesitado años para hacerlo porque no estoy de acuerdo con la visión que se da en ella. No concibo cómo una mujer a quien le quitan la vida, como Carmen, puede representar el ideal de la mujer libre», sentencia Pagés.

La bailarina y coreógrafa sevillana, con una dilatada carrera y reconocimiento internacional habla con un ímpetu impresionante. «Carmen es fruto de una mirada masculina», dice en alusión a Prosper Merimée quien escribió el libro publicado en 1847 en el que se basa la popular ópera homónima de Georges Bizet, estrenada en 1875. «En ambos la visión del personaje es la de Don José», dice en referencia al militar que lo dejará todo por esa gitana protagonista y que cuando lo abandona y se va con otro, él la mata. Hoy ese asesinato pasional engrosaría la triste lista de mujeres víctimas de la violencia de género.

María Pagés quiere huir de tópicos para llegar al alma del personaje. «Carmen somos todas», insiste la coreógrafa, creadora de un flamenco moderno que dialoga con otras disciplinas. La poesía y la palabra tienen mucho peso en su montaje donde utiliza textos de Marguerite Yourcenar y de la poetisa Belén Reyes, entre otros. «El yo del título es un yo colectivo», añade la bailaora que en lugar de revisitar la historia de Carmen plasma las inquietudes y deseos de las mujeres a través de 10 cuadros con música y baile flamencos inspirados en la música de la obra de Georges Bizet.

Visión global

El punto de partida del espectáculo fue una serie de entrevistas que María Pagés realizó con mujeres de distintas culturas como una a la veterana propietaria del local de gheisas más famoso de Kioto, otra a una refugiada de Nigeria que llegó a España, a una actriz rusa de casi 90 años especialista en Chéjov y a la hija de un activista aborigen de Australia. «Aproveché mis giras para recabar opiniones e investigar. El proceso de búsqueda es lo que más me gusta porque siempre aprendo un montón», cuenta Pagés.

En Peralada se han visto muchas versiones de Carmen. En 1999 se estrenó la aclamada versión operística con dirección escénica de Calixto Beito. Pero antes hubo la versión famenca de la compañía del célebre Antonio Gades (1984) y la que ofreció la compalía teatral de Salvador Távora (1996), sin olvidar la impactante Carmen en clave de danza contemporánea de la desaparecida compañía de Ramon Oller (2003).

Música flamenca, ecos de la ópera y canciones populares se integran en la banda sonora de Yo, Carmen interpretada en directo por un cuarteto de cuerda formado por dos guitarras flamencas, un chelista y un violinista al que se suman un percusionista y dos cantaoras.

María Pagés ha creado «una obra actual, atemporal, sin una línea narrativa y estructurada en 10 cuadros». Drama, ternura pero también el humor subyace en algunas escenas. Por ejemplo cuando representa la libertad de la mujer Pagés utiliza un grupo de amas de casa a ritmo de alegrías. En otra escena dispara con mucha guasa contra los estereotipos femeninos y la dictadura de la estética en la publicidad, cantando y bailando tanguillos. «Lo que más me costó fue el cuadro del miedo, orientado al maltrato, un tema que conozco porque desde hace años colaboro con asociaciones que ayudan a mujeres que lo sufren», admite María Pagés en plena forma a sus pocos más 50 años.

Mayor confianza

Ella -a quien la única versión de Carmen que le gusta, según asegura, es el filme mudo Burlesque on Carmen de Charles Chaplin- espera que las mujeres que acudan a ver el espectáculo salgan más contentas y con mayor confianza en sí mismas. «No es una obra contra el hombre. Sí es un espectáculo que reivindica a la mujer y es solidario con ella», lanza la bailaora. Ni Don José, ni Escamillo, el soldado y el torero, son determinantes en este montaje que huye de los tópicos y reinterpreta libremente el mito de Carmen.