TEMPORADA ALTA

'Golem' cuestiona el progreso con humor

El imaginativo montaje de la compañía inglesa 1927 es una fábula distópica sobre un mundo robotizado

Espectáculo 'Golem', del Temporada Alta 2017

Espectáculo 'Golem', del Temporada Alta 2017 / periodico

Marta Cervera

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La compañía inglesa 1927 presenta este fin de semana en El Canal de Salt (Girona)El Canal  'Golem', uno de los montajes más esperados de Temporada Alta 2017. Este aclamado grupo triunfó en el Liceu con una original versión de 'La flauta mágica', de Mozart, ambientada en el cine mudo. Los montajes de 1927 nunca pasan desapercibidos. Tienen un sello propio que los hace especiales. Su éxito radica en las diferentes cabezas pensantes de este colectivo formado por el ilustrador Paul Barritt, la dramaturga y directora Suzanne Andrade, la actriz Esme Appleton y la pianista y compositora Lillian Henley. 

"Nosotros creamos 'Golem'  integralmente  y tiene mucho de nuestra esencia como compañía. En ella puede apreciarse nuestra vena anticapitalista y nuestra opinión respecto al mundo actual, algo que no aparecía en 'La flauta mágica', un trabajo al servicio de una partitura y a una historia de amor", ha explicado vía telefónica Suzanne Andrade. "Golem' es una fábula distópica. En términos cristianos diríamos que es una obra oscura con un humor muy diferente al de 'La flauta mágica'. Aunque aquí también hay gags visuales, 'Golem' incluye muchos diálogos punzantes".

El título de la obra hace referencia a la leyenda de ese gran muñeco de barro creado por un rabino para que trabajara y cumpliera sus órdenes protegiendo a los judíos de Praga. Gustav Meyrink  se basó en ella escribir su novela 'El Golem' (1915), un clásico de la literatura fantástica del siglo XX que también inspiró una película del expresionismo alemán. 

La compañía inglesa se sirve de esa figura para reflexionar con humor acerca del progreso y de los riesgos de las nuevas tecnologías. "Nos hemos entregado de forma acrítica a las máquinas y a tecnologías invasivas", ha señalado Andrade cuya obra pone en tela de juicio el inexorable mayor control de los ciudadanos en una sociedad cada vez más tecnificada. ¿A dónde nos conduce el progreso? Esta es una de las preguntas que plantea la obra. "Estamos asistiendo a una imparable compra y venta de cosas, ¡de ciudades enteras!", exclama Andrade. El tema de la gentrificación se toca solo de refilón, aclara. "En realidad 'Golem' va más de la homogeneización de ciudades, habla más de un lugar que acaba siendo comprado por una única compañía y expulsando a todo aquello que quede al margen e intente mantenerse independiente". Por algo será que el color amarillo, "en ese tono tan utilizado por Amazon" acabe dominando la escena.   

¿Progreso o control?

La visión de 1927 parte del mito del Golem pero va más allá. Su intención es sembrar dudas acerca de la finalidad de lo que la compañía denomina "tecnologías invasivas". Los móviles, Ipads y pantallas son puestas en cuestión en una obra donde no aparece ni uno de estos aparatos aunque siembra serias dudas en cuanto a su utilización. ¿Puede que la máquina acabe controlando al ser humano? Esta y otras preguntas aparecen en esta entretenida producción llena de humor y sorprendentes proyecciones animadas que interactúan con actores y músicos en directo. "La música en vivo es una parte fundamental de nuestro proceso creativo", indica Andrarde. En esta ocasión el show utiliza la música "machacona y repetitiva" de una banda punk que aspira a cambiar la sociedad con sus canciones. "Lo malo es que son demasiado tímidos para tocar en público y solo ensayan en un sótano". En esta ocasión la compañía alterna música electrónica pregrabada con instrumentos en vivo: piano, órgano y batería.  

La compañía espera que 'Golem', estrenado en el 2014 sirva "para hacer pensar  en la agenda secreta de grandes compañías como Google, Amazon o Apple" y "para reflexionar en cómo nos hemos entregado a la tecnología de forma acrítica y con los brazos abiertos". Su propuesta escénica no ofrece demasiadas respuestas pero plantea muchos interrogantes.