Carlos Bardem: «Me fascina el espíritu 'punki' de Cristóbal Montoro»

Además de escritor y actor, Carlos Bardem es licenciado en Historia y diplomado en Relaciones Internacionales. Al igual que su hermano, es activista a favor de los derechos del pueblo saharaui. Su primera novela, 'Muertes ejemplares' (1999), obtuvo una mención especial del jurado del Premio Nadal. 'Buziana o el peso del alma' (2000) fue premio Destino Guion. También ha escrito las memorias de su madre, Pilar Bardem. Tenía varios negocios de hostelería en el barrio de la Latina (Madrid). Ya no. «Han sido víctimas de la crisis», explica. El actor madrileño encarna a un boxeador apeado de la vida en 'Alacrán enamorado', que aborda el racismo y cómo en momentos de crisis pueden surgir líderes populistas. Bardem habla de cine. Pero también de política. Y de la «crisis-estafa» que sufrimos.

Carlos Bardem, que da vida a un entrenador de boxeo en 'Alacrán enamorado', en Madrid.

Carlos Bardem, que da vida a un entrenador de boxeo en 'Alacrán enamorado', en Madrid.

OLGA PEREDA

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Le echaron del colegio por robar motos («fue un amigo, yo nunca he conducido motos»,se defiende). Ha descargado naranjas. Ha lavado platos en Londres. Ha sido portero de discotecas. Renunció a un puesto fijo como azafato de Iberia. Montó un chiringuito en Brasil. Hasta aquí el currículo vital de Carlos Bardem. Ahora, el profesional: ha escrito cinco libros y ha participado, según su perfil en Imdb.com, en 40 películas. La última se estrena el viernes:Alacrán enamorado, basada, precisamente, en una novela suya.

En ella, Bardem da vida a un entrenador de boxeo alcoholizado que se ha apeado de la vida hace ya tiempo. Al gimnasio donde trabaja (y vive) llega un día Julián (Álex González), un chico cargado de odio que pertenece a una organización nazi dirigida por Javier Bardem. Además de segundas oportunidades,Alacrán enamoradohabla de racismo, de cómo en épocas de crisis surgen iluminados que echan mano de la demagogia para decir que la culpa«es del otro, del negro, del maricón, del inmigrante».Todos los actores encajan a la perfección en su papel. Pero Carlos Bardem -se nota- ha puesto el alma.

-Es el papel más intenso de toda su carrera.

-Es el reflejo del personaje de la novela. Los ganadores son un coñazo. Me interesan más los personajes que viven la derrota y se rebelan e intentan superarla. En ese cambio está el drama, el motor de la narración.Alacrán enamoradono tiene unhappy end al estilo tradicional, pero tiene una lectura positiva de lucha y de superación.

-¿Cómo fue el choque de egos a la hora de escribir el guion con el director, Santiago Zannou?

-No sé si usaría la palabra ego. Los dos tenemos, eso sí, mucho carácter. Nos reuníamos en la cocina de Morena Films, la productora, y representábamos lo que escribíamos con mucha vehemencia. Tanta que a veces se asomaba alguien para ver qué pasaba.

-¿Llegaron a las manos?

-No, qué va. El proceso de escritura con Santiago fue hermoso. Como escritor y actor; y tengo claro que la escritura es una cosa y la película es otra.

-Los Bardem, Álex González y Miguel Ángel Silvestre están en la película. ¿Necesita el cine español testosterona? ¿Alacrán enamorado puede repetir el éxito de Celda 211?

-Tiene ingredientes para hacerlo. ¿Testosterona? Yo creo que el cine español lo que necesita son historias buenas que conecten con el público.Alacrán enamoradono es para nada una película de arte y ensayo. Es un filme con mucha acción, pero al mismo tiempo te cuenta cosas importantes. No somos solo entretenimiento. Eso no lo debería perder el cine europeo. Pero hay que dejar de mirarse el ombligo y hacer películas que puedan atraer a mucha gente muy distinta. ComoAlacrán enamorado, que puede atraer al público ventinteañero y también al más maduro. Puede interesar a un público que busque acción, pero también a un público que busque reflexión y crítica social. El objetivo del cine es meter gente en las salas.

-El director, Santiago Zannou, madrileño de padre africano y madre aragonesa, afirma que ahora en España hay más tensión racista que en los años 90.

-No sé si ahora hay más tensión racista. Lo que hay es más tensión en general. Uno de los personajes de la novela es Solís, el líder nazi que interpreta mi hermano. Yo publiqué la novela en el 2007. No soy Nostradamus, es cuestión de tener los ojos abiertos a lo que pasa a tu alrededor. Este Solís y este mundo de la extrema derecha está en nuestra sociedad. No se ha ido nunca. Pero en estos momentos va a reaparecer y lo va a hacer con mucha fuerza. Vivimos momentos de confusión, desmoralización ciudadana, desconfianza hacia el sistema¿ Y yo soy un antisistema. No creo en este sistema porque es injusto. Pero hay discursos y discursos. Si el discurso es superar este sistema para alcanzar otro que implique más justicia social me parece positivo. Pero todo lo que suponga la destrucción de lo que hay para sustituirlo por mensajes de odio me parece peligroso.

-Y más en estos días.

-Los mensajes de odio calan mucho en los momentos en que vivimos. No hay más que ver la historia. Son mensajes primarios que tienen que ver más con las tripas que con la cabeza. Esta gente dice: esto no es nuestra culpa, la culpa es del rojo, del maricón, del negro. Nos molesta no entender a la teleoperadora de turno y nos preguntamos por qué no será española. Cuidado porque de esas chispas aisladas de odio es fácil que surja un líder populista que haga una gran hoguera. No hay más que ver lo que ha ocurrido con Amanecer Dorado [el partido ultraderechista griego].

-Pero, ¿puede pasar en España lo que en Grecia? Nosotros vivimos 36 años de dictadura.

-Lo de Grecia puede pasar en cualquier país en el que haya un 20% o más de paro. Lo de Grecia no es sino lo que ha pasado con Hamás en Líbano: se hacen cargo del Estado fallido. Tienen redes de distribución de alimentos y de supuesta protección. Si ahora alguien apareciera con un discurso tan básico como «la culpa de todo es de los de fuera, vamos a echarlos con bates de béisbol», pues hay gente que se sumaría.

-¿Qué hemos de hacer para evitarlo?

-Razonar y estar muy atentos para saber quiénes son los verdaderos culpables de todo esto, que no es una crisis sino una estafa. No tenemos que dejarnos manipular tan burdamente.

-A los desinformados se le manipula bastante mejor.

-Sí, y a los que viven en una celebración de la ignorancia, que es muy de nuestro país. Estos prefieren repetir consignas, que es algo más fácil que ser crítico y pensar.

-¿Es usted pesimista?

-No soy pesimista por sistema. Pero sí soy realista. Y creo que hay salida. Y que la salida viene de la lucha. De despertarse. En este país, afortunadamente, en los últimos dos años mucha gente se ha despertado de una realidad, han salido deMatrix. Pero todavía es poco. Un pueblo unido que tenga cuatro conceptos básicos sobre justicia social tiene un gran futuro. Un pueblo que se fraccione y que solo atienda al odio y al enfrentamiento no tiene futuro.

-Ningún partido político ha sabido asumir como propio el espíritu del 15-M. Ni Equo.

-El 15-M por definición es un movimiento ciudadano que surge contra un sistema político que representan en los grandes partidos. No tengo problema en decir que voto a IU.

-Pero no militante.

-No. Ni nunca lo seré. No va conmigo. Quiero la libertad de apoyar con mi voto a quien yo crea que se lo merece en cada momento. Uno de los problemas de este país es que tenemos una política futbolera. Vivimos en un permanente Barça-Madrid: PP-PSOE. No, señores. Hay una realidad detrás de eso. IU comete errores, pero creo que la gran mayoría de reivindicaciones del 15-M están recogidas en su programa desde hace tiempo. Y creo que la única forma de cambiar esto será el encuentro entre los movimientos ciudadanos y las fuerzas políticas. En el momento en que se encuentren calle y el Parlamento en la misma dirección y se rompa el bipartidismo, que es uno de los pilares básicos de esta estafa, podremos cambiar cosas.

-¿Le dio envidia ver que el Parlamento de Chipre se negaba el 19 de marzo a aceptar un plan para recortar todas las cuentas de todos los ciudadanos?

-No se puede simplificar tanto, que es algo que hacemos mucho en Twitter (risas). A ver, supongo que el Parlamento chipriota tampoco es un dechado de virtudes, pero sí tuve sana envidia al ver que ni un solo parlarmentario chipriota apoyaba ese día las políticas que supone meter la mano a la cuenta de la gente, que es un atraco. Eso es una incautación. Pero por lo menos allí lo votaron. Aquí, lo triste es que Zapatero, el de «nunca os decepcionaré», y su aliado de viaje desde la santa Transición aprobaron ellos solos, en agosto, cambiar la Constitución. Ahora veo a los del PSOE rasgarse las vestiduras. ¡Oigan! Esto no es una crisis es una estafa. Hay mucha gente detrás de esos dos muñequitos vociferantes que son el PP y el PSOE. Ambos partidos trabajan para la misma gente. Se retiran en los mismos consejos de administración. Unos son cara amable y los otros, la dura.

-Su ideología está muy presente en su perfil de Twitter. ¿Qué es lo más duro que le han dicho en la red social?

-De todo.

-¿No le dan ganas de dejarlo?

-Twitter es el salón de mi casa digital. No tengo problema en que entres en mi casa, pero si me insultas o me dices una memez te bloqueo, te echo de mi casa. Cuando empecé me molestaba en contestar o razonar. Pero Twitter es un emisor de consignas, de titulares. No da lugar a la reflexión, al intercambio de ideas. Y luego está esto de losfachamonguers.

-Una palabra muy dura.

-A mí me llaman cosas que no se podrían trascribir en esta entrevista. Según Twitter soy un millonario, vivo en Miami y le pago a mis seguidores por meterse con el Gobierno.

-El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dijo hace poco en el Senado que uno de los graves problemas de España era que algunos de nuestros famosos actores no pagan impuestos.

-No me canso de repetirlo. Los actores somos trabajadores por cuenta ajena, con nómina y retención de IRPF. Si trabajas fuera, pagas fuera. Y a veces hay doble imposición. Intentar desviar la atención de la gente marcando dianas es feo. De Montoro me fascina su espíritupunki.

-Pero ser punkies algo bueno, ¿no?

-Según se mire. A lo que me refería es al espíritu tabernario de ese señor. Me sorprende su espíritu de confrontación y chulería.

-Entonces, ¿no es usted millonario?

-En absoluto. Ya me gustaría.

-Hablemos de su vida. Renunció a un puesto fijo como azafato de Iberia.

-Para hacerPerdita Durango. Nada más entrar en Iberia me hicieron fijo. Y al poquito yo dije: «¿Para qué sirve esto de ser fijo?». Y me dijeron: «Para pedir una excedencia». Me fui a Brasil cuatro años. Volví, seguí volando y Álex de la Iglesia me ofreció hacerPerdita Durango. Fui a pedir otra excedencia y me miraron raro. Me fui sin un duro.

-Le echaron del colegio por robar motos.

-Fue un amigo. Lo puedo demostrar. No sé llevar motos. Siempre he sido el típico idiota que he ido de paquete en las motos.

-Ha descargado naranjas. Ha sido gorila de discotecas.

-Portero, portero. Pongaportero de discotecas.

-También ha lavado platos en Londres.

-Me fui, sí. Y como me fui como me fui, lavé platos. En lugar de inglés, aprendí polaco. Y luego fui camarero y aprendí italiano.

-¿Y el inglés?

-Mi padre desarrolló gran parte de su carrera en el extranjero y he vivido mucho en el extranjero con él. El inglés lo hablo desde pequeño.

-En Alacrán enamoradocomparte por primera vez cartel con su hermano Javier. ¿Le acompleja?

-No, me hace feliz. Yo luché por tenerle. Es el mejor actor del mundo, de largo. Y su presencia le abre muchas puertas a la película.

-¿Le da rabia ver cómo determinado sector de la sociedad trata a los hermanos Bardem?

-Estamos en lo que hablábamos antes. En Estados Unidos los actores se meten en política y mucho más que aquí. Mire Clint Eastwood. Sin embargo, hay cariño y atención. Un actor te puede gustar más o menos, pero lo que debes valorar es su trabajo profesional. Aquí no. Aquí todo es blanco o negro. En este país cuando alguien destaca, el deporte nacional es la envidia. Entiendo que Javier Bardem te puede caer mal o bien, pero es un grandísimo actor y da una imagen muy positiva para España en el extranjero. Valore usted el artista, por favor.