Trump se topa con la justicia

El presidente de EEUU carga contra el fallo que ha paralizado su veto migratorio y recurrirá la decisión

Donald Trump firma una orden ejecutiva en el Despacho Oval

Donald Trump firma una orden ejecutiva en el Despacho Oval / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Nadie había podido parar hasta ahora a Donald Trump. Ni los sectores díscolos de su partido, ni sus rivales políticos, ni los manifestantes que han protagonizado sonoras protestas desde que llegó a la Casa Blanca. Pero este viernes, la agenda del nuevo presidente de Estados Unidos sufrió su primer revés de envergadura al toparse con el más poderoso de los contrapesos de la democracia estadounidense. Un tribunal paralizó temporalmente el polémico decreto que impide desde hace una semana la entrada en el país de los refugiados y los ciudadanos de siete países musulmanes. El fallo ha sido acatado por el Gobierno, aunque tanto la Casa Blanca como Trump han criticado duramente la decisión, y han anunciado que recurrirán el dictamen.

Por el momento, la decisión ha permitido reabrir las fronteras a los miles de viajeros afectados por el veto inmigratorio, una medida que se impuso para "proteger a la nación de la entrada de terroristas extranjeros". El decreto desató inicialmente un enorme caos en los aeropuertos y provocó la cancelación de entre 60.000 y 100.000 visados, según las autoridades estadounidenses. Pero ahora el Departamento de Estado ha vuelto a validar los visados y las grandes aerolíneas internacionales permiten a los viajeros embarcar con normalidad, aunque impera cierta confusión en los mostradores.

UNA GRAN VICTORIA

Para todos aquellos que tildaron el veto de arbitrario y discriminatorio es una gran victoria. “Este fallo es otro punzante rechazo del inconstitucional veto musulmán del presidente Trump”, ha dicho la Asociación Americana de Derechos Civiles (ACLU).

La Casa Blanca no piensa rendirse y ha dicho que la decisión es "escandalosa". En las redes sociales, Trump ha mostrado su enfado apuntando contra James Robart, el juez que ha dejado en suspenso sus planes tras admitir la demanda presentada por los estados de Washington y Minnesota. “La opinión de este llamado juez, que esencialmente impide a nuestro país aplicar la ley, es ridícula y será revocada”. Cuando era todavía candidato, el republicano mostró una notable falta de respeto hacia la independencia judicial. Por entonces, cuestionó la legitimidad de un magistrado de Indiana que juzgaba el presunto fraude de la Universidad Trump por ser de origen mexicano, unos comentarios que el líder conservador en el Congreso calificó de “racistas”.

Esta vez el magnate no ha ido tan lejos. “Es interesante que ciertos países de Oriente Próximo estén de acuerdo con el veto. Saben que si se permite entrar a cierta gente equivale a muerte y destrucción”, ha escrito en Twitter. Pero su decreto no solo prohíbe la entrada a los sospechosos de terrorismo, sino a todos los ciudadanos de siete países musulmanes, cerca de 200 millones de personas, así como a los refugiados de todo el mundo.

SEPARACIÓN DE PODERES

Desde que Trump aprobó el pasado 27 de enero la más polémica de todas las decisiones que ha tomado en sus tres semanas de mandato, varios tribunales se han movilizado, pero hasta ahora sus decisiones habían tenido un impacto muy limitado. Los detractores de Trump han depositado en la Justicia todas sus esperanzas para frenar su agenda y, por el momento, se ha demostrado que la separación de poderes y la independencia judicial sigue funcionando, como demuestra el hecho de que el juez Robart fuera nominado por el presidente republicano George Bush.

Barack Obama también sufrió duros reveses judiciales durante su mandato, como el fallo del Supremo que paralizó su decreto para proteger de la deportación a los inmigrantes que llegaron a EEUU siendo unos niños, pero esos fallos llegaron bien entrada su presidencia. Trump se ha topado con la Justicia a las primeras de cambio y no solo se está cuestionando el veto migratorio sino otros asuntos peliagudos que le rodean, como los conflictos de interés. En cualquier caso, ningún otro presidente llegó a la Casa Blanca con un bagaje judicial como el suyo. A lo largo de su vida ha presentado 1.900 demandas y se ha enfrentado a 1.450, según una investigación de 'USA Today'.