La crisis ucraniana

Putin eleva su desafío

Saludo de Putin con las autoridades crimeanas, ayer.

Saludo de Putin con las autoridades crimeanas, ayer.

MONTSERRAT
RADIGALES

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Ni un solo día esperó el presidente ruso, Vladímir Putin, en proceder a la anexión de Crimea. Desafiando las sanciones internacionales y las protestas de Ucrania, el jefe del Kremlin firmó en la mañana de ayer un tratado por el que la República de Crimea, que Moscú ya reconoció el lunes como Estado independiente tras el referendo de secesión del domingo, queda incorporada a la Federación Rusa. El solemne momento fue acompañado de un incendiario discurso en el que el mandatario ruso cargó contra Occidente y contra las nuevas autoridades ucranianas proeuropeas. Eso sí, aseguró que no tiene intención de capturar militarmente otras regiones del este y el sur de Ucrania.

Además de Putin, estamparon la firma en el tratado el primer ministro de Crimea, Serguei Axiónov, el jefe del Parlamento crimeano, Vladímir Konstantínov, y Alexéi Chali, responsable de Sebastopol, que se integrará a Rusia como ciudad federada. Putin sometió también al Parlamento un proyecto de ley para la ratificación del tratado. Su aprobación será puro trámite y concluirá esta misma semana.

OVACIONADO Y ACLAMADO / Para darle la máxima relevancia histórica, la ceremonia tuvo lugar en el Kremlin ante los miembros de las dos cámaras del Parlamento, el Gobierno, los jefes de todas las regiones rusas y líderes empresariales. Durante su discurso, impregnado de una fuerte carga patriótica y emocional, Putin fue ovacionado y aclamado por la audiencia. Algunos de los presentes no pudieron contener las lágrimas.

Putin llamó «hipócritas» a los países occidentales, subrayando que habían apadrinado la independencia de Kosovo pero no conceden el mismo derecho a Crimea. «Nuestros socios occidentales, encabezados por EEUU, no se guían por la ley internacional sino por la fuerza. Se creen que son los elegidos y que pueden decidir el destino del mundo», afirmó. «En el caso de Ucrania, han cruzado la línea y se han comportado de una forma grosera, irresponsable y muy poco profesional».

Putin tocó la fibra de todos los presentes cuando afirmó contundentemente que «en los corazones y en las mentes del pueblo, Crimea siempre ha sido y sigue siendo una parte inseparable de Rusia». Pero estas palabras fueron precedidas de otras que dieron la impresión de que Putin no ha digerido la desmembración de la antigua Unión Soviética hace más de 20 años y, con ella, la independencia de Ucrania en 1991. «Era imposible imaginar que Ucrania y Rusia podrían no estar juntas, pero lamentablemente esto es lo que ocurrió».

«COMO SACOS DE PATATAS» / Para Putin «sucedió todo tan rápido, que pocos ciudadanos entendieron el trauma en toda su dimensión. Millones de rusos se fueron a dormir en un país y despertaron en un país extranjero». Según sus palabras, los crimeanos «se sintieron que pasaban de una mano a otra como sacos de patatas».

Putin prometió que las tres lenguas que se hablan en Crimea (el ruso, el ucraniano y el tártaro) estarán en pie de igualdad. A los nuevos dirigentes ucranianos, en el poder de forma interina tras la revolución que derrocó al presidente prorruso Víctor Yanukóvich, les dedicó también algunas perlas y aseguró que entre ellos figuran «neonazis, rusófobos y antisemitas».

Pese a esta hostilidad hacia los líderes de Kiev, Putin subrayó que «las relaciones con Ucrania y con el pueblo hermano ucraniano siempre serán para nosotros muy importantes». Y a continuación llegó la promesa de no intervenir militarmente en territorio ucraniano más allá de Crimea. «No creáis a los que intentan asustaros con Rusia  y que gritan que otras regiones [ucranianas] seguirán después de Crimea. No queremos la partición de Ucrania; no necesitamos eso».

CHINA / Putin se declaró «agradecido»  por lo que calificó de «apoyo» de China aunque, en este caso, no puede decirse que sea cierto del todo.  Si bien Pekín suele casi siempre votar igual que Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, en la resolución que condenaba y declaraba ilegal el referendo de Crimea -que no pudo aprobarse porque Moscú la vetó- China se abstuvo.

El jefe del Kremlin aseguró que habrá represalias por las sanciones internacionales y, de paso, aprovechó para hacer una velada alusión a sus opositores internos. «Algunos políticos occidentales -afirmó- intentan asustar a Rusia con la perspectiva de un empeoramiento de sus problemas internos. Me pregunto qué quieren decir: si las acciones de alguna quinta columna o varios tipos de traidores nacionales. Estas declaraciones son irresponsables y agresivas».