A 40 AÑOS DE LA MAYOR TRAGEDIA ARGENTINA

El horror de la dictadura argentina aún provoca desacuerdos en la sociedad

La cifra de desaparecidos, el origen de la violencia y la situación de los represores encarcelados todavía son objeto de polémica

Un grupo de personas sostienen retratos de sus familiares desaparecidos durante el juicio al último presidente de la dictadura argentina, Reynaldo Bignone, el 20 de abril del 2010.

Un grupo de personas sostienen retratos de sus familiares desaparecidos durante el juicio al último presidente de la dictadura argentina, Reynaldo Bignone, el 20 de abril del 2010. / periodico

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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“24.3.16”. El cartel se estampó en la ciudad con la fuerza de lo ubicuo. “Batman versus Superman”. Se anuncia la gran y demorada confrontación. La publicidad tiene algo de desconcertante. Esa fecha dice algo más en Argentina y tienen que ver con la conmemoración de los 40 años del golpe militar, el episodio más trágico de la historia del siglo XX de este país. Las marcas del terrorismo de Estado siguen a flor de piel. Decenas de libros se han publicado en estas semanas. Todavía se trata de indagar lo que no tiene una sola respuesta: cómo pudo ser posible tanto horror, un horror que tuvo la fuerza de un programa de acción en las palabras del general Ibérico Saint Jean, por entonces gobernador bonaerense: “... Primero mataremos a los subversivos, luego a sus colaboradores, luego a sus simpatizantes, luego a los indiferentes y por último a los tímidos”.

Isabel Perón fue derrocada cuando faltaban seis meses para la convocatoria de elecciones. La dictadura abandonó el poder tras la derrota en la guerra de las Malvinas ante Gran Bretaña. Durante el Gobierno de Raúl Alfonsín se juzgaron a los comandantes y se dictaron las leyes de impunidad. Su sucesor, Carlos Menem, amnistió a los represores. A finales de los años 90 empezaron los juicios por la apropiación de niños, el único delito que no había prescrito. Durante la era Kirchner se abolió la ley de obediencia debida.

Sobre 456 causas por violaciones a los derechos humanos, en 136 se ha llegado a sentencia, las otras están en curso. El Gobierno de derechas ha garantizado su continuidad. Un total de 1.100 represores fueron procesados, 563 han sido condenados y 50 absueltos. Los juicios que atañen a la responsabilidad civil de los cómplices del régimen (empresarios, periodistas, jueces, sacerdotes o funcionarios) se realizan con extrema lentitud. Resta que unos 300 hijos de desaparecidos recuperen su identidad.

ARCHIVOS DESCLASIFICADOS

Estados Unidos decidió desclasificar documentos militares y de inteligencia sobre la dictadura. Lo mismo hará el Vaticano. El pasado, mientras, sigue dividiendo a la sociedad. Nadie se atreve a reivindicar abiertamente al dictador Jorge Videla, que falleció en una cárcel común sin remordimiento. Las discusiones giran alrededor de la cifra de víctimas del terrorismo estatal (oficialmente se contabilizan unos 9.000 desaparecidos, pero los organismos humanitarios defienden aún la cifra simbólica de 30.000 porque nunca hubo una admisión estatal de los crímenes), la situación de los octogenarios militares encarcelados, a los que se les ha denegado prisión domiciliaria, y los orígenes de la violencia. 

Días atrás, el secretario de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Darío Lopérfido, ha sido considerado persona no grata por la comunidad artística e intelectual después de asegurar que en Argentina hubo dos bandos enfrentados (militares y guerrilleros) y la sociedad estuvo en el medio. El escritor Marcelo Birmajer cuestionó abiertamente al Parque de la Memoria, creado en 1998, y que este jueves será visitado por Barack Obama junto con su colega Mauricio Macri. 

Ese memorial, ubicado frente al Río de La Plata, donde eran arrojados desde aviones decenas de prisioneros, incluye esculturas y un monumento que contiene los nombres de las personas cuya desaparición pudo ser documentada. Birmajer acusó al kirchnerismo de usar el Parque para “la construcción de su relato con dinero del erario” y hacer “apología” de “grupos criminales”, en relación con la guerrilla. “Es una forma gratuita de encender la violencia y los antagonismos”, dijo la historiadora del arte Laura Malosetti. “24.3.16”. Miles de personas saldrán a las calles. Otras permanecerán indiferentes. La herida no cesa.