La carrera hacia la Casa Blanca

El fantasma del 'Katrina' planea sobre el cónclave republicano

Una vía inundada en Key West (Florida)

Una vía inundada en Key West (Florida)

I. N.
TAMPA

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A las dos de la tarde, en un casi vacío Tampa Bay Times Forum, el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, dio seis golpes con una maza. La convención del Partido Republicano quedaba oficialmente inaugurada.

Llegó entonces una oración («No olvidemos nunca que somos la mejor versión de nosotros mismos cuando sabemos en nuestros corazones que no somos solo una nación, sino una nación bajo Dios»). Se pidió un momento de silencio. Y se proyectó por último un vídeo donde Mitt Romney declaraba: «Creo en America». Los aplausos iban incluidos en el montaje.

En menos de 10 minutos, todo había acabado y la convención, la más esperada cita de los conservadores, entraba en receso hasta hoy.

La alterada y recortada sesión inaugural era una de las consecuencias visibles de los cambios organizativos impuestos porIsaac, la tormenta tropical que sigue amenazando con convertirse en huracán. El fenómeno meteorológico ha librado a Tampa de un impacto directo y, sin embargo, aún hace que sobrevuelen oscuras nubes sobre los republicanos.

Nueva Orleans, la ciudad destrozada hace ahora casi siete años exactos por elKatrina, aparece como posible destino de una tormenta cuyo mayor riesgo pueden ser no los vientos sino las inundaciones. Y eso no solo ha llevado a los delegados de Luisiana a volver a sus casas para prepararse, sino que pone a los republicanos en aprietos de imagen. Podría, por un lado, desviar la atención de las televisiones, las más cortejadas por las convenciones. Pero, además, les obligaría a replantearse cómo actuar. Lo último que querrían es que la imagen de fiesta habitual en estos cónclaves, con la inundación de banderas, confetti, coloristas ropajes de barras y estrellas y música a todo volumen, conviviera con escenas del ya castigado Golfo de México otra vez devastado.

Russ Schriefer, estratega de Romney, se negaba ayer a entrar en valoraciones de ese posible escenario. Y cuando en un encuentro con la presa se le recordaba la controvertida imagen de George Bush oteando desde el aire en vez de sobre el terreno el destrozo delKatrina, eludía plantearse cómo Romney podría ofrecer un mensaje diferente al del último presidente republicano.

Schriefer prefería impulsar la máquina de la propaganda. Presentaba dos contadores que reflejarán la deuda nacional de EEUU (tanto la total como la que se acumula durante la convención). Y decía: «Obviamente, queremos rezar por la gente en la ruta de esta tormenta, pero el mensaje es el mismo: EEUU merece un futuro mejor».