GUERRA CIVIL EN ORIENTE PRÓXIMO

La aviación rusa bombardea Siria en apoyo de Asad

Talbisseh, en la provincia de Homs, la zona donde Rusia lanzó su ataque.

Talbisseh, en la provincia de Homs, la zona donde Rusia lanzó su ataque.

MARC MARGINEDAS / MOSCÚ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

«De acuerdo con la decisión del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Rusia, Vladímir Putin, aviones de la Fuerza Aérea rusa llevaron a cabo operaciones aéreas para golpear objetivos precisos terrestres de los terroristas del grupo Estado Islámico en territorio de la República Árabe Siria». Concediendo al evento un cierto aire de solemnidad, el general-mayor Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, anunció este miércoles oficialmente a los medios de comunicación locales el inicio de los bombardeos llevados a cabo por la aviación de su país, aunque eso sí, pilotados por militares sirios. La decisión del Kremlin de involucrarse militarmente y de forma directa en la guerra civil siria en apoyo del régimen de Bashar el Asad no solo complica una resolución pacífica del sangriento conflicto, sino que además aproxima peligrosamente a cazas militares de Rusia, EEUU, Francia y otros países en un mismo escenario bélico.

Moscú informó a EEUU del inicio de la más relevante operación militar del Kremlin en Oriente Próximo desde el desmembramiento de la URSS, en 1991, con una hora de antelación, según fuentes estadounidenses. La petición rusa de que los aparatos norteamericanos se abstuvieran de penetrar en el espacio aéreo sirio no fue finalmente secundada. «Hemos llevado a cabo operaciones contra objetivos del Estado Islámico (EI) durante las últimas 24 horas, incluyendo una hace una hora», proclamó, casi en tono de desafío, el secretario norteamericano de Estado, John Kerry. Con el ánimo de evitar indeseables encontronazos en los cielos sirios, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, reiteró la oferta a la coalición encabezada por EEUU de abrir «canales de comunicación».

«El objetivo de nuestras operaciones será exclusivamente proveer apoyo aéreo a las fuerzas gubernamentales en su lucha contra el Estado Islámico», declaró a los periodistas Serguéi Ivanov, jefe de la Administración Presidencial, poco después de que el Consejo de la Federación (Cámara alta del Parlamento) cumpliera con el requisito legal previsto y diera su visto bueno por unanimidad a la petición de Putin de enviar tropas al extranjero. «El uso de tropas terrestres ha sido descartado», puntualizó.

Desde Moscú y Oriente Próximo, las distintas fuentes ofrecieron un relato completamente contradictorio de los objetivos alcanzados por los aviones rusos durante la jornada de este miércoles. Según el Ministerio de Defensa de Rusia, los ataques aéreos se centraron en «depósitos de armas, municiones, comunicaciones y combustible» regentados por el EI.

EN LA REGIÓN DE HOMS

Una fuente militar gubernamental siria precisó que el grueso de los mismos fueron «cinco bombardeos» en «la región de Homs», ciudad del centro del país de gran importancia estratégica para la continuidad territorial de las dos principales zonas bajo control gubernamental: la franja costera mediterránea y la capital, Damasco. Dicha versión de los acontecimientos fue rebatida por comandantes rebeldes sirios apoyados por Occidente, quienes aseguraron que los ataques rusos habían tenido como objetivo facciones insurgentes moderadas y que habían causado la muerte de 36 civiles. También fuentes francesas apuntaron a un ataque contra opositores. Este extremo fue desmentido por la portavoz del ministerio de Exteriores ruso, Maria Zakhárova.

Las operaciones rusas fueron acogidas por EEUU y otros países de la coalición internacional con escepticismo y alarma. Mientras que el ministro británico de Exteriores, Philip Hammond, quiso poner en un brete al Kremlin, conminándole a «confirmar» que la acción militar emprendida iba «dirigida contra el EI y Al Qaeda y no contra oponentes moderados al régimen de Asad», en Washington, el vicesecretario de Defensa, Roben Work, calificó los movimientos rusos de «agresivos» y expresó su «alarma».