Intangibles

Elogio (inútil) de las sicavs

JESÚS RIVASÉS

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Jean François Revel lo esculpió en El conocimiento inútil. «La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira» escribió en 1988. Durante años, políticos -de izquierdas, y también algunos de derechas-, además de otros populistas y demagogos criminalizaron a las sicavs, porque permitían -decían- que los ricos pagaran menos impuestos.

Una medio mentira, la peor de todas, que por repetirla mil veces, ahora gran parte de la población cree como una verdad, incluidos buena parte de los 6,64 millones de españoles  -sí, 6,64 millones- que disfrutan en sus inversiones de las mismas condiciones que los 416.268 partícipes de sicavs. Es decir, una tercera parte de los contribuyentes, tributan por sus inversiones como las sicavs. Pagan al fisco el 27% de sus beneficios cuando los materializan. Esos 6,64 millones de ciudadanos -algunos con rentas modestas- han invertido en fondos de inversión, que tienen un tratamiento fiscal casi idéntico al de las sicavs, e incluso más favorable. Muchos no lo aceptarán, pero «la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero», como decía Mairena.

Algunos políticos que durante años han demonizado a las sicavs, muchos sin saber o querer saber qué eran porque les venía bien criticarlas por parecer de ricos, han caído en su propia red. Willy Meyer (IU) ha tenido que dimitir cuando se ha sabido -es probable que lo ignorara- que el Parlamento Europeo invertía su fondo de pensiones en una sicav. Una vez más, el ajuste de cuentas en la santabárbara comunista ha sido sumario y cruel, en la mejor tradición leninista. Rosa Díez, que incluyó en el programa de UPD medidas contra las sicavs, se ha visto enredada en su propia trampa/ignorancia y ya hay quien le busca recambio. Son las consecuencias de mentir o de creerse versiones populares pero falsas.

La realidad es tozuda, aunque muchos no la acepten porque no les conviene: 6,64 millones de españoles tributan por sus inversiones como las sicavs y no solo es lógico sino que ocurre en nuestro entorno. Por cierto, las sicavs de Luxemburgo son tan corrientes que cualquiera puede invertir en ellas a través de un banco español y sus cotizaciones se publican en los periódicos. ¿Cuál es entonces la ventaja de los ricos con sus propias sicavs? Una esencial: deciden directamente dónde invierten, nada más, mientras que en los fondos de inversión decide el gestor. Parece poco, pero es mucho. Revel tenía razón, la mentira es la primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo, pero 6,64 millones de españoles, de los que muy pocos son ricos, no son culpables por tributar como las sicavs, pese a demagogos y populistas en busca de beneficio propio, porque el conocimiento nunca es inútil, pese a algunos. (Entre paréntesis, hoy hay datos de paro y de afiliaciones a la Seguridad Social y serán buenos).