Las Glòries, ciudad abierta

RAMON COMORERA / BARCELONA

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La muerte del mastodóntico tambor viario de la plaza de las Glòries, pulverizado en millones de fragmentos, se ha consumado. Después de un parto olímpico no precisamente barato y de una corta vida de 22 años, la piqueta ha acabado en 193 días de dentelladas al hormigón con este alambicado tramo elevado de autopista en el corazón de Barcelona. El seguimiento fotográfico sistemático que ha realizado EL PERIÓDICO DE CATALUNYA desde la planta 22ª de la torre Agbar muestra en estas páginas la transformación histórica del enclave. Ayer, sábado,  las máquinas no pararon y a última hora apenas quedaban en pie los restos de los últimos cuatro pilares de la estructura en la zona próxima a Meridiana-Independència, que se pueden apreciar a la derecha de la fotografía inferior. La plaza, y con ella la propia urbe a la que deberá dar centralidad, aparece ya abierta, libre del dogal de cemento y acero.

El tercer intento desde mediados del siglo pasado de adecuar y dar sentido a ese espacio nuclear de la ciudad genial de Ildefons Cerdà, obra repudiada, sin embargo, de la pasión olímpica del 92, ha pasado a la historia. Y sin lamentos. El cuarto proyecto, ambicioso, global, radicalmente verde y, esta vez sí, consensuado por vecinos, partidos e instituciones, aunque con algún intento frustrado de alteración o descuelgue de última hora, está en marcha.

El alcalde, Xavier Trias, repite a menudo que iniciar de una vez el derribo después de tanta indecisión exhibida a partir del Compromís per les Glòries del 2007 era una decisión arriesgada. Con el hormigón desintegrado y el enorme lugar de 13 hectáreas ahora más que diáfano, si bien todavía con el impacto de los más de 100.000 vehículos diarios de la Gran Via, los vecinos de los cuatro barrios que rodean el enclave consideran que el cambio es irreversible.

El derribo del último tramo del viaducto se ha logrado completar justo antes de la Diada, como se pretendía desde su inicio el pasado 27 de febrero. Queda aún trabajo hasta final de mes para sacar y reciclar todos los escombros, pero el paisaje es bien distinto y más llevadero. Tanto que hoy mismo el director artístico Lluís Danés puede ya empezar a montar allí, por encargo de la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, el escenario del vértice de la manifestación en forma de V de victoria que este jueves espera ocupar cinco kilómetros de la Gran Via y cinco más de la Diagonal.

Con la exhibición soberanista del Onze de Setembre, una plaza que está patas arriba y que así seguirá en distintos grados y durante unos cuantos años hasta que se acaben los túneles de la Gran Via y el futuro parque, se estrenará como gran recinto ciudadano.

HORIZONTE, 2018 / El horizonte para completar estas obras se sitúa en el 2018 o más allá. Pero las Glòries no será todos estos años un espacio cerrado e inerte, rodeado de vallas. El ayuntamiento, de acuerdo con los vecinos, ha diseñado una urbanización provisional, que en parte se adecuará a la definitiva, para darle ya vida ciudadana desde principios del 2015. Este mismo septiembre empiezan en el lado mar los trabajos que acabarán en diciembre. La segunda fase, en el lado montaña, se desarrollará de enero a mayo.

En una superficie total de nueve hectáreas y con una inversión de 5,3 millones se habilitarán zonas deportivas (baloncesto, patinaje, voleibol, atletismo, gimnasia), áreas de juegos infantiles y espacios polivalentes para actividades culturales. Igualmente se levantará una torre mirador de 12 metros entre la Gran Via y la Diagonal, lado Besòs, una pérgola abierta y ajardinada ante el edificio del Disseny Hub, un pabellón de información, un vivero con las encinas recuperadas del antiguo parque del tambor y otro de especies que crecerán con destino a la gran ágora de la futura zona verde definitiva.

Los ganadores del concurso para transformar la plaza, la Agencia Ter, del francés Olivier Philippe, y la profesional catalana Ana Coello de Llobet, están redactando el proyecto definitivo de su plan Canòpia Urbana. Con 30 millones llenarán el lugar de naturaleza integral por etapas, de mayo del 2015 al 2018.

La primera fase del túnel de 508 metros que sacará el tráfico de la Gran Via del edén verde entre Padilla y Ciutat de Granada se iniciará en enero con un primer gasto de 15 millones. En el nuevo mandato, a partir de mayo, deben invertirse los 80 restantes para acabar en el 2016. Entonces ha de ser el turno del segundo tramo, de otros 500 metros, hasta la rambla del Poblenou con dos años más de obras y unos 80 millones de coste.