Crisis política en el Barcelonès Nord

Albiol salva la alcaldía porque ICV hace ascos a un acuerdo con CiU

Ferran Falcó (CiU), Jordi Serra (PSC) y Carles Sagués (ICV-EUiA), el pasado 17 de enero, en el Ayuntamiento de Badalona.

Ferran Falcó (CiU), Jordi Serra (PSC) y Carles Sagués (ICV-EUiA), el pasado 17 de enero, en el Ayuntamiento de Badalona.

CARLES COLS
BADALONA

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Como dice un poco conocido pero muy acertado refrán acuñado a mediados de los 90, un triángulo apunta siempre en tres direcciones. En Badalona, la concepción de un gobierno tripartito ha topado ya con esa inexorable realidad. Jordi Serra (PSC), Ferran Falcó (CiU) y Carles Sagués (ICV-EUiA), los tres líderes de la oposición municipal a Xavier García Albiol, se reunieron ayer de nuevo con extrema discreción para desbrozar un poco más la senda del camino que tenía que conducir tras las vacaciones de Semana Santa a una moción de censura contra el alcalde del PP. Era una reunión importante. Tras superar en citas anteriores obstáculos fáciles (diagnóstico de la situación, programa de gobierno...), las tres fuerzas de la oposición iban a abordar el principal punto de fricción, el nombre del nuevo alcalde, un rompecabezas complicado, pues días atrás CiU había puesto como posible condición que quedaran excluidos de la lista de aspirante los cabezas de cartel en las pasadas elecciones municipales del 2011. A mediodía, ese obstáculo quedó atrás. Falcó aceptó que el socialista Serra volviera a ser alcalde de Badalona. Entonces, de repente, surgió una sorpresa inesperada. ICV-EUiA vetó la presencia de Falcó en el nuevo gobierno con la excusa de que está imputado en el caso Adigsa. Tras un largo tira y afloja durante toda la tarde, el ecosocalista Sagués se negó a ceder en esa inesperada por todos condición de última hora. García Albiol, que se sentará en el banquillo imputado por un presunto caso de xenofobia, puede que siga siendo alcalde gracias a su más convencido detractor, Inciativa per Catalunya.

Serra, que ya gobernó hombro con hombro con Falcó la alcaldía de Badalona antes del ascenso electoral de García Albiol, aseguró anoche que el acuerdo estaba realmente encarrilado. Cuando semanas atrás Falcó reclamó que la oposición buscara una suerte de Mario Monti de transición para desbancar al PP, muchos interpretaron que lo que en realidad hacía con notable habilidad el dirigente convergente era autodescartarse como alcalde, consciente de que el clima político actual no es propicio para que un imputado opte a alcalde. Pero desde el primer momento, y esa era otra condición anunciada por CiU cuando aceptó negociar una moción de censura, Falcó subrayó también que el nuevo gobierno tenía que ser tripartito, porque el enemigo que iban a tener sentado en los bancos de la oposición es temible y el ejecutivo, así, tenía que ser sólido.

«Es lamentable que ICV-EUiA haya puesto sus intereses partidistas por encima de los intereses de la ciudad». Con frases así envió anoche CiU un comunicado en el que daba por «finalizadas» la negociaciones con el resto de la oposición.

Durante toda la tarde, Falcó y Sagués discutieron sobre la cuestión. Serra ya no estaba presente. Para él la jornada fue una desagradable ducha escocesa, pues se alegró a mediodía al ver que CiU no supeditaba la política de Badalona a los equilibrios de la federación nacionalista en el Ayuntamiento de Barcelona y a la negociaciones del límite de déficit que la Generalitat mantiene con el Gobierno central, y minutos después, se quedó perplejo al ver cómo Sagués se descolgaba con una condición a la que hasta entonces no había hecho mención. Serra tuvo claro entonces que la partida estaba perdida, por mucho que Sagués y Falcó mantuvieran los contactos por la tarde.

DESLUMBRADOS POR LAS ENCUESTAS / «Han decidido poner la estética por encima de la ética», lamentó la dirección local de CiU. Esa, con todo, era la lectura amable de lo sucedido que hacían los dirigentes de la federación nacionalista. Había una lectura más dura. Hay quien sostiene que Iniciativa se ha dejado deslumbrar por las encuestas, que auguran un ascenso de los ecosocialistas en Badalona en la ciudad en detrimento del PSC, es decir, que el paso de García Albiol por la alcaldía les da fuerza electoral. En esa lectura tal vez malintencionada de lo sucedido ayer en la tercera ciudad de Catalunya se incluye otro detalle. Sagués, como ya dijo en público el propio García Albiol, no es el candidato a alcalde que ICV-EUiA desea para el 2015, de modo que la posibilidad que tras la moción de censura fuera el tercer teniente de alcalde de la Badalona no haría más que dificultar su decapitación política.

No fue posible anoche recabar la versión de Sagués sobre lo sucedido en la reunión. No respondió a las llamadas. En cualquier caso, es cierto que en los días previos no había puesto objeciones a Falcó. Lo que abortó ayer con su veto fue un gobierno realmente singular. Serra hubiera sido el alcalde. Falcó, su mano derecha. Sagués, la izquierda. Y por detrás de ellos se habría constituido un equipo de cinco tenientes de alcalde sobre los que habría recaído la verdadera gestión ejecutiva de la ciudad, en una fórmula que vacunaba al nuevo gobierno contra los problemas internos de cada grupo político, pues hubiera permitido la presencia de un concejal de Unió y uno de EUiA a costa de que los socialistas perdieran peso.

Y ahora, ¿qué? ICV-EUiA parece que se ha metido en un zarzal, pues los próximos dos años los pasará, porque así se lo recordarán el PSC y CiU, como el salvavidas que evitó el naufragio de García Albiol. Las posibilidades de que las negociaciones se retomen tras la Semana Santa son infinitesimales. García Albiol, pues, seguirá casi seguro siendo el alcalde de la ciudad, pero sin ningún tipo de apoyo en los plenos. Cuando Falcó anunció que aceptaba negociar la moción de censura, hizo antes un repaso exhaustivo a lo que, desde su punto de vista, representaba el albiolismo. A su manera, dinamitó los puentes de retorno a los acuerdos con el PP. Así las cosas, la ciudad se enfrenta a una situación de bloqueo desde ayer al mediodía.