Análisis

Rosell lo tenía atado y bien atado

Sandro Rosell, en un momento de su discurso a los compromisarios.

Sandro Rosell, en un momento de su discurso a los compromisarios.

Emilio Pérez de Rozas

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Cuentan quePuyaltenía 105 cortes de voz para intercalar en su pregón de la Mercè. Y cuentan que el bueno de Quimet García, técnico que le ayudó en la martirizante selección, le recomendó que recortase «pues esto durará un día». Y acabaron siendo 42. Dicen, y es verdad, que, en el colmo de la perfección y la excelencia,Puyalse llevó hasta la tabla y la plancha al Saló de Cent para repasarse la camisa y la corbata.

Cómo no, en la asamblea del Bar-ça se oyó el nombre dePuyal. Y el deGuardiola, claro. Como modelos de excelencia y motivación. De modo y manera queRosell, que se jugaba mucho y más, lo preparó todo a la perfección. Y arrasó. Se le vio limpio, pulido y planchado. E, incluso, llegué a pensar que aquella pancarta que había a la entrada del pabellón («El Barça ja no es més que un club», escrita en una sábana) era también suya. Todo estaba atado y bien atado. Bueno, todo no, elpresidentdijo «tornillo», en catalán, cuando escargol, pero no hubo más.

El resto fue coser y cantar. Bueno a excepción de aquel socio que dijo, debatiendo sobre el Camp Nou sin humos, que «esto, más que un debate, me parece un de...vá ter». O aquel buen muchacho que, tras pedir que «elsenyno nos haga ser traidores» refiriéndose a la firma del contrato de Catar, fue recibido con un grito atronador de «¡vete aPunto pelota!» mientras intentaba convencer a los presentes de que votasen en blanco para provocar un referendo.

Ovación a Guardiola

Decir que la directiva arrasó en todo lo que propuso es contar una evidencia: siempre gana la directiva, siempre gana el poder. Pero hubo detalles y protagonistas que les ayudarán a entender lo que es esto.

Por ejemplo, si en alguien confían los socios (de ahí queRoselly los suyos deban de estar muy preocupados) es enPep Guardiola. «Yo del Pep me fío». «La palabra deGuardiolava a misa». Se oyó. Y eso ayudó a Catar. Y aRosell, que, al inicio de la asamblea (y eso fue apoteósico) pidió un aplauso paraGuardiolay su equipo y, tras sonar ensordecedor, el presidente dijo: «Seguro que esta ovación les gusta más que un reloj».

Y, hablando del tiempo,Arturo Martí, socio número 114, contó, antes de la votación de Catar, la vital («necesitamos ese dinero», reconocióRosell), dijo: «Esta noche he tenido un sueño.Diguem no. No contra los principios y las costumbres; no al procedimiento; no a la política de hechos consumados; no a la política mediática pero, como dice el poeta, autor del libro que tengo en mi mesita de noche, 'no sigas tus sueños'. Por eso votaré que sí, porque ese contrato ya está firmado y porque estamos en tiempos desenyy no derauxa. Ya vendrán otros en los que la identidad derrotará a la publicidad».

Me olvidaba, la sociaRosa Vilanovadijo sí a Catar. ¿Por qué?, sencillo: «He hablado con mi médico y me ha dicho que los catarís son los que más investigan sobre las células madre y eso salva vidas. Muchas».