Claves de una derrota sin excusas

Mucho más que un accidente

El Barça de Valverde pierde la fiabilidad, su rasgo más esencial, víctima de graves fallos estructurales

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zentauroepp45209722 fc barcelona s coach ernesto valverde looks on ahead of the 180927191108 / AP / MANU FERNÁNDEZ

MARCOS LÓPEZ

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No, no es “un accidente”, como quería calificar Ernesto Valverde en Leganés la primera derrota de la temporada. Ocurrió en Butarque ante el colista de la Liga víctima de 68 segundos esquizofrénicos en los que el equipo tiró a la basura el gol inicial de Coutinho, además de exhibir una serie de graves defectos estructurales. Defectos que ya se habían advertido en los minutos finales ante el Valladolid, observado en el manso arranque con el Huesca y expuesto también frente al Girona, aunque entonces el equipo tuvo la excusa de quedarse con 10 jugadores por la expulsión de Lenglet. En Leganés, en cambio, no hubo excusa alguna. Ni tampoco coartada. El Barça se desplomó con tal estrépito que se llevó por delante a todos. Jugadores (las ‘vacas sagradas’ acabaron jugando en Butarque) y entrenador, por supuesto. A Valverde le corresponde ahora decidir si sigue apostando por el 4-3-3 o se resguarda en su tradicional 4-4-2, ese modelo que le daba más calma al equipo la pasada temporada. Es mucho más que un accidente.

Piqué, como síntoma

En tres días, el Barça ha encajado cuatro goles: dos del Girona y dos del Leganés. Y en tres de ellos ha aparecido Piqué en la fotografía final. El tono de gravedad ha ido de menos a más, terminando deprimido el central. En Butarque acabó con la mirada perdida sobre el césped después de su tremendo error que le costó el 2-1 al Barça. En el primer tanto de esa desastrosa serie, obra de Stuani, no logró cerrarle el camino cuando este había controlado el balón. En el segundo, también firmado por el uruguayo, Piqué se vio superado por la velocidad de Portu ya que tuvo un fatal momento de duda. En el tercero, marcado por Óscar, no se sabe qué quería hacer. Ni siquiera él lo sabe. Un balón que no tenía peligro alguno quedó transformado en una asistencia de gol que sentenció al equipo de Valverde en Butarque. Piqué es el actor principal del catálogo de errores defensivos, pero hay actores secundarios, como Umtiti, que ha empezado de forma muy gris la temporada, que tampoco le ayudan nada. Y Ter Stegen, con la defensa de siempre, se siente más desamparado que nunca.

La peor racha en Liga de Valverde

Al Barça le han volado cinco puntos en los dos últimos partidos, algo que no ocurrió en toda la pasada temporada. La primera derrota llegó en la jornada 37 en el campo del Levante (5-4) frustrando así la posibilidad de acabar la Liga invicto, un récord que el Barça echó a perder en el último suspiro. Ahora, en cambio, el equipo de Valverde ha cedido casi tantos puntos (cinco) como en las primeras 22 jornadas del curso pasado (seis), lo que revela su pérdida de fiabilidad. Entonces empató contra el Atlético (jornada 8), luego con el Valencia (13) y, finalmente, con el Celta (14). Si ahora no ha terminado aún septiembre y ya le han volado cinco puntos, el pasado año necesitó llegar hasta diciembre para ceder esos seis. “Estamos en un momento muy difícil e inesperado”, llegó a admitir Valverde, que también se quedó paralizado en la tragedia de Butarque’, una derrota que tal vez le obligará a tomar medidas drásticas para reactivar a un equipo confundido.

El caro peaje del regreso al 4-3-3

Piqué suele salir en la foto de la sangría de goles encajados. Pero no es el único. Ni tampoco el máximo responsable. El problema es que el Barça se ha desajustado, usando una palabra empleada por el propio Valverde. Pidió el técnico al equipo “reajustarse” en Butarque y, finalmente, acabaron saltando más tornillos de su engranaje habitual. Hasta Busquets, tradicionalmente diplomático en sus respuestas, repitió en cinco ocasiones que el equipo “tiene que ser más sólido”. El Barça es cada vez más vulnerable, se parte con excesiva facilidad, condicionado por la apuesta decidida por el tridente que varía, y mucho, el equilibrio del medio campo. Para empezar, Busquets y Rakitic ya no juegan en paralelo como la pasada temporada en la que tejieron una excelente red de seguridad para el equipo después de la angustia provocada por la caída en la Supercopa. Dos goles encajados en las seis primeras jornadas de la Liga 17-18; siete ha recibido en la 18-19. El Barça de los tres delanteros (cuatro si se incluye a Coutinho) aparece como un equipo inconexo con tantas lagunas que dos pases largos del Leganés a la espalda de la defensa se transformaron en goles.

Rotaciones que no mejoran al equipo

En Butarque, Valverde hizo rotaciones controladas, manteniendo, eso sí, la estructura del equipo. Apenas dos cambios: Vermaelen por Alba y Munir por Suárez. Pero no le salió bien porque a la hora de partido se vio obligado a desandar el camino. Sacó al lateral izquierdo titular y al nueve de toda la vida. “Es ventajista hablar ahora de las rotaciones [...]. Una Liga no la puedes ganar con once jugadores”", comentó el técnico. Pero en cada uno de los partidos en que ha alterado el equipo de gala ha tenido que regresar al plan inicial. En Anoeta colocó a Sergi Roberto (interior derecho) y Rafinha (volante zurdo) para escoltar a Rakitic. Con el 1-0 sacó a Coutinho con Semedo y devolvió a Roberto al lateral y luego a Busquets por Rafinha para restablecer el orden natural. Desde entonces, el brasileño se ha caído de la convocatoria (Girona y Leganés). Contra el equipo de Eusebio formó otro centro del campo nuevo con Arthur y Arturo Vidal, sustituidos por Rakitic y Coutinho. Y en Butarque, más de lo mismo. Vermaelen, extrañamente pasivo en el 1-1 de El Zhar y desubicado como lateral, y Munir, que estuvo una hora sin tirar a puerta, se fueron al vestuario dejando otra prueba de que las rotaciones no mejoran al equipo.