entrevista

Lidia Aguilera: ¿Necesitamos acercar universidad y empresa?

EL PERIÓDICO y Mobile World Capital Barcelona descubren, cada dos semanas, los perfiles más innovadores y creativos que están construyendo una sociedad mejor a través de la tecnología.

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Estel Estopiñan

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Lídia Aguilera trabaja para convertir hallazgos científicos sobre enfermedades neurodegenerativas en avances concretos que mejoren la vida de los enfermos. Es la responsable de transferencia tecnológica del Luxembourg Centre for Systems Biomedicine (LCSB) y acumula una larga experiencia en transferencia tecnológica:  desde el 'scouting' (prospección) al análisis de riesgo o la comercialización. Defiende la transferencia del conocimiento científico al mercado como una de las bases de la innovación y competitividad empresarial.

Un estudio de The Collider (Mobile World Capital Barcelona) concluye que España ocupa una posición destacada en producción científica, pero no en transferencia de este conocimiento al mercado. ¿En qué nos equivocamos?

Hace falta una planificación institucional que priorice la transferencia tecnológica, con recursos y personal formado y una estrategia de comercialización o 'route to market'. Tendemos a pensar que la transferencia, cuando el resultado científico es destacable, va a venir sola. Pero los proyectos exitosos acostumbran a ir de la mano de empresas que pueden asesorar sobre requerimientos del mercado y/o financiar parte de la prueba de concepto o de emprendedores que lo lideren.

 ¿Cuál es el principal obstáculo para que un hallazgo tecnológico acabe impactando en el mercado?

Por un lado, una falta de orientación a mercado de los investigadores y una falta de emprendedores que lideren estas 'spin offs'. Por otro, faltan herramientas financieras para hacer una prueba de concepto que valide ese hallazgo antes de pensar en su futura comercialización. 

¿Pero rigor académico y rentabilidad no suelen estar reñidos? 

En absoluto. Como ejemplo, solo en el año 2019 el MIT generó 35 millones de dólares en ingresos por licencias de tecnología. Es necesario encontrar un buen balance entre la viabilidad en el mercado de un resultado científico (la propuesta de valor, el mercado, la competencia) y la necesidad de continuar esa validación científica y sus múltiples ramificaciones. 

¿Los índices de 'tech transfer' dependen también de la administración pública? 

Es la que pone las reglas en el ecosistema de innovación. Un mayor compromiso de las Universidades con su tercera misión (transferir el conocimiento generado a la sociedad) y un marco administrativo que acerque Universidad y empresa es clave. Necesitamos nuevas fórmulas, quizás un trato fiscal favorable, o regular un marco de stock options para atraer talento a las spin offs y, por supuesto, personal especializado en la comercialización.

Usted promueve la transferencia tecnológica para combatir enfermedades como el Parkinson. ¿Por qué cree que hay que apostar por el' tech transfer' en salud?

Reporta un beneficio directo al paciente y es uno de los campos que vive una mayor revolución tecnológica: los robots que se utilizan en cirugía son un ejemplo de innovación tecnológica llevada al hospital. La inteligencia artificial, por ejemplo, aporta una enorme capacidad de procesamiento de imágenes y datos médicos y permite desde un mejor diagnóstico al desarrollo de nuevos fármacos y una medicina personalizada. 

Desde su experiencia en Luxemburgo y otros países, ¿qué retos tiene Europa para mejorar los índices de 'tech transfer'?

Alinear objetivos entre los departamentos de investigación y de transferencia. Por ejemplo, los resultados académicos no llegan a veces al nivel de validación necesario para transferirlo en la industria. Y llevar estos proyectos a niveles de estándares industriales, además de la falta de herramientas financieras. No obstante, la gran mayoría de científicos quieren ver cómo sus resultados llegan a la sociedad y la transforman.