Especies invasoras
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Guillem Costa
Las especies invasoras no siempre vienen de lejos. No tienen que ser cotorras argentinas, ruiseñores del Japón o avispas asiáticas. Esto lo saben bien los biólogos que trabajan en Ibiza y Formentera analizando la situación de la famosa lagartija de las Pitiusas (Podarcis pityusensis). Este reptil es un emblema para estas dos islas. Estampan sus dibujos en los pareos, en las chanclas y en las camisetas para que los turistas se lleven souvenirs con la silueta de esta lagartija.
Las lagartijas muestran "mansedumbre isleña", es decir, no muestran miedo porque nunca han tenido depredadores terrestres
El reptil llevaba un millón y medio de años en la isla, sin predadores naturales terrestres (solo aves rapaces como cernícalos o halcones). De hecho, en el pasado, fueron el único vertebrado nativo de Ibiza. "Todo cambió cuando las culebras de herradura, una especie protegida y de alto valor ecológico en la península Ibérica, llegaron a la isla", explica Oriol Lapiedra, biólogo del CREAF especializado en el estudio de los ecosistemas isleños.
"Las paredes de piedra típicas de las baleares, su paraíso, se convirtieron en un infierno, ya que las culebras se mueven como pez en el agua entre las piedras", detalla en conversación con EL PERIÓDICO. Lo que facilita la captura a las serpientes es la llamada "mansedumbre de isla" que muestran las lagartijas. Se trata de un comportamiento llamativo y muy habitual en las islas: no muestran miedo y dejen que la gente se acerque a ellas porque nunca han conocido ningún predador terrestre. Y esta es su debilidad ante las culebras.
Traslado de olivos
En Ibiza hay un claro frente de invasión. En cambio, en Formentera, la serpiente de herradura todavía no ha llegado. "Las poblaciones de lagartijas se están extinguiendo y esto supone un problema porque son una especie paraguas", advierte Lapiedra. "Dispersan las semillas y actúan como polinizadoras, además de mantener a raya posibles plagas de insectos", explica. Esto significa que su extinción provocaría una cascada de consecuencias.
Las serpientes de herradura, que durante los meses más fríos hibernan en los olivos, llegaron a Ibiza precisamente a través de estos árboles: "La gente compraba olivos de la Península, porque en las Baleares están protegidos. Varios olivos llegaron procedentes del puerto de València en barco, con las serpientes en los árboles. De hecho, hemos confirmado que uno de los puntos de origen es un vivero de olivos".
Antes, en un muro de 50 metros de largo, había 50 lagartijas. Ahora, no son fáciles de observar. Pero no está todo perdido, dice Lapiedra: "Se ha detectado el problema justo a tiempo y el Govern balear ya está invirtiendo para frenar la culebra de herradura con trampas y capturas, para evitar este 'match' indeseado entre los dos reptiles". Lapiedra afirma que estos procesos son habituales en las islas, donde se ha extinguido un 75% de las especies: "Esperamos conseguirlo para no tener que recordar la pegatina de la lagartija en los coches con pena y nostalgia como un vestigio del pasado".
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