Último intento para salvar al urogallo

La Administración acelera las medidas para evitar la extinción del "espíritu de los bosques pirenaicos"

Se adentran en un bosque maduro de pino negro y abeto, a unos 1.600 metros de altitud. Es el hábitat ideal para este enigmático animal.

El escuadrón de biólogos y naturalistas se reparte por el terreno. Cada uno de ellos pasará la noche encerrado en uno de estos 'hides'.

Son las ocho de la tarde y el sol empieza a caer. Los árboles se balancean por el viento y canta la becada.

Olga Jordi, Diego García y Oriol Grau aguardan en la tienda. Los dos primeros son empleados del Servei de Fauna i Flora de la Generalitat y se encargan de buscar soluciones a la situación crítica del urogallo.

Grau, en cambio, trabaja en el Parque Natural del Alt Pirineu. Un agente rural fuera de servicio se ha sumado al equipo para que no quede ningún rincón de bosque sin vigilar.

Durante esta primera incursión para montar las tiendas, es importante hacer elmínimo ruido.

Enseguida se detectan los primeros indicios de la presencia de este pájaro mítico: son los llamativos excrementos del urogallo, que tienen forma alargada.

Cae la noche. Ladra un corzo y ulula el mochuelo boreal. Los primeros machos de urogallo llegan con su vuelo pesado y ruidoso, que recuerda al sonido de un helicóptero.

Pasarán la noche en el cantadero. Con las primeras luces de la madrugada, empezarán a cantar para atraer a las hembras, las gallinas.

Primero, se oye un tableteo seco. Después, el taponazo, como si se abriera una botella de champán. Y al final, un estrambótico suceso de jadeos.

En los últimos años, la presión humana y el cambio climático han provocado el declive de la población.

Solo quedan ejemplares en los Pirineos y los Prepirineos. También hay una población, aun menor, en la Cordillera Cantábrica.

El cortejo del urogallo es un ritual existente desde la edad de hielo (hace 20.000 años).

Los machos han dormido en el cantadero, la zona del bosque escogida para llamar la atención de las gallinas durante los meses de abril y mayo.

Se activan cuando empieza la madrugada, primero cantando desde los árboles. Después bajan al suelo. Buscan ramas o troncos secos para posar. Extienden su cola y emiten el característico canto.

Las hembras, solamente acuden al cantadero dos veces al año, cosa que complica la reproducción de este animal adaptado al frío.

A las cinco de la madrugada se despiertan los encargados del censo. Observan desde su tienda y escuchan los primeros cantos mañaneros. Se comunican a través de WhatsApp para advertir de los avistamientos.

Uno de los machos que canta es Gabi, otro Serrallonga, por la cicatriz en el pico. Jordi les tuvo que poner nombres después de pasar 5 días estudiándolos en este cantadero.

Los urogallos se dejan ver, pero hay que mantener el silencio para no influir en su apareamiento.
En un rincón del cantadero, aparece una hembra (foto👇), señal de que puede haber una cópula.

La madrugada avanza y diferentes pájaros se van sumando a la fiesta con sus melodías. Los urogallos, en cambio, van abandonando el cantadero y vuelven a los bosques en los que crían y se alimentan (a menos altitud), donde encuentran abundantes arándanos y hormigas.

¿UN CANTO A LA EXTINCIÓN?

El urogallo es una de las especies más amenazadas de la Península ibérica. En invierno, cuando la nieve lo cubre todo, estas aves se alimentan de hojas de pino, un producto difícil de digerir y que les aporta la mínima energía para sobrevivir.

Cualquier molestia o esfuerzo inesperado les puede causar un infarto y la muerte.

Los excursionistas y buscadores de setas también perjudican al urogallo cuando se adentran en los bosques. Por eso es importante seguir las pistas.

Lo mismo sucede con los aficionados a la ornitología. "No todo se puede ver y disfrutar en esta vida, hay que dejarlos tranquilos. Sabes que están ahí y con esto ya das por hecho que el bosque está en buen estado", dice Jordi.

El periodo de cría, en verano, también es un momento de mucho riesgo, porque los polluelos tienen dificultades para volar y subir a los árboles.

👆Aquí puede verse a una hembra con sus polluelos a través de una cámara de fototrampeo de la Generalitat.

CUATRO MEDIDAS EFICACES

La Generalitat y los parques naturales han puesto en marcha una serie de acciones para evitar que el grave declive continúe.

1. Mejorar el hábitat: "Es importante la gestión forestal sostenible, eliminando densidad de árboles y permitiendo un mínimo espacio abierto, pero manteniendo el sotobosque".

Los trozos de madera muerta en el suelo ayudan al urogallo. También se impiden talas en zonas de cantaderos cuando es época de reproducción.

2. Dar a conocer la situación. "La gente tiene que saber que cuando va a caminar por el bosque está en territorio del urogallo", explica Jordi. Salir con el perro sin atar es un riesgo.

3. Poner límites: desde hace poco se han empezado a cerrar accesos a pistas con carteles informativos. Los coches no pueden pasar durante los periodos de apareamiento o cría para salvaguardar la especie.

4. Reducir las poblaciones de ungulados: ciervos, corzos, gamos y rebecos no tienen predadores naturales. Esto provoca que se alimenten de arándanos o otros frutos del sotobosque claves para el urogallo. Además, destrozan parte del hábitat cuando pisan el suelo.

Como hay grandes poblaciones de estas especies, el zorro, la marta o la garduña encuentran carroña más a menudo cuando uno de los ungulados muere de forma natural.

Estos carnívoros son predadores del urogallo. Si son más frecuentes en el bosque, este pájaro tiene menos posibilidades.

¿Hasta cuando sobrevivirán estos espectros prehistóricos de nuestros bosques?

¿Se puede evitar la extinción del urogallo? Los expertos consideran que sí, pero no se puede perder ni un minuto más.

"Nos hemos pasado mucho tiempo censando y analizando datos. Esto solo nos servirá para radiografiar en vivo la extinción", afirma García.

"Ahora ha llegado el momento de que todo el mundo tome consciencia", añade.

La protección del urogallo es el único camino posible si se quiere conservar la riqueza de los bosques de montaña.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos:
Guillem Costa
Imágenes:
123RF, SEO, Generalitat de Catalunya
Infografías y diseño:
Alex R. Fischer
Coordinación:
Rafa Julve