Contaminación

Las bacterias colonizan los microplásticos vertidos en el Mediterráneo

Un estudio identifica casi 200 especies de microorganismos que habitan en los microfibras vertidas en las aguas mediterráneas

El análisis rastrea una especie potencialmente peligrosa para la salud humana

Muestras de microplásticas analizadas en el estudio, en las que se pueden observar varias colonias de bacterias.

Muestras de microplásticas analizadas en el estudio, en las que se pueden observar varias colonias de bacterias. / Pedrotti et al / PLOS ONE

Valentina Raffio

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El Mediterráneo está infestado de microplásticos. Estos minúsculos fragmentos de residuos son casi imperceptibles para el ojo humano pero, según apuntan varios estudios, su impacto en la naturaleza ya empieza a ser más que notable. Una investigación publicada este miércoles en la revista científica 'PLOS ONE' apunta a que las microfibras sintéticas vertidas las aguas mediterráneas se han convertido en "hogares flotantes" para colonias de bacterias. En cada microfibra habitan una media de 2.600 bacterias. En algunos casos, incluso se han rastreado microorganismos potencialmente tóxicos para la salud humana.

Para entender el porqué de este fenómeno hay que remontarse a sus orígenes. Es decir, a la pregunta de dónde salen los microplásticos que invaden el Mediterráneo. La respuesta apunta a varias causas. Hay una parte de los microplásticos que se desprenden de algunos productos (desde los cosméticos hasta las bolsas de plástico). Otros que vienen de las redes de pesca. Y una gran parte que viene de la industria textil. Según apuntan varios estudios, la gran mayoría de microplásticos hallados en las aguas oceánicas son microfibras. Más de un 70% de estas son fragmentos de poliéster que se desprenden de la ropa (más concretamente, de las lavadoras de los hogares).

Estos minúsculos fragmentos de microplásticos, que pueden ser tan pequeños como un granito de arena o tan 'grandes' como una pequeña fibra de ropa, llegan al Mediterráneo a través de las aguas residuales, las lluvias y las riadas que arrastran basura al mar o directamente a partir de los residuos vertidos al agua. La acumulación de estos restos ha convertido al Mediterráneo en una verdadera "sopa de plástico" en la que, tal y como apuntan varios análisis, se concentran entre un 21% y un 54% de todas las partículas de microplásticos del mundo.

Según apunta el estudio publicado este miércoles, la presencia de microplásticos en las aguas, aunque parezca imperceptible, podría convertirse en "una amenaza para los ecosistemas acuáticos y la salud humana". Según apunta el estudio publicado este miércoles, las microfibras vertidas en el Mediterráneo albergan hasta 200 especies diferentes de bacterias. Entre los microorganismos identificados destaca la presencia de una especie conocida como 'Vibrio parahaemolyticus': una bacteria potencialmente peligrosa que se relaciona con los casos de intoxicación alimentaria por los mariscos. Es la primera vez que se identifica este microorganismo en las aguas mediterráneas.

Potencialmente peligroso

¿Pero qué supone exactamente el hallazgo de colonias de bacterias en las microfibras del Mediterráneo? El equipo que ha liderado este análisis apunta a al menos dos fenómenos potencialmente preocupantes. Por un lado, el hecho de que las microfibras se conviertan en "hogares flotantes" para bacterias también implica que se convierten en vehículos para que estos microorganismos se desplacen cada vez a mayor distancia. Este riesgo no se había observado ni con los restos de madera ni con otros tipos de sedimentos, que se degradan de forma más rápida.

Ejemplos de microplástico

Ejemplos de microplásticos /

Por otro lado, la acumulación de bacterias provoca que los microplásticos "huelan a comida" y, de esta manera, aumentan las probabilidades de que otros organismos marinos los confundan con comida y los acaben ingiriendo. En este sentido, los expertos argumentan que esto da pie a que "las microfibras se acumulen en los organismos marinos a medida que avanzan en la cadena alimentaria". Esto implica que mientras los animales más pequeños solo ingieren pequeñas fibras de plástico, los más grandes (que se alimentan de los primeros) acaban acumulando mayores cantidades de residuos.

Joaquim Rovira Solano, investigador del Centro de Tecnología Ambiental Alimentaria y Toxicológica (TecnATox) en la Universitat Rovira i Virgili, señala las conclusiones de este estudio como una prueba más de la "preocupación" que suscita la creciente presencia de microplásticos en el medio ambiente. "Se han encontrado un alto número de fibras sintéticas y microplásticos en el agua, en sedimentos de las profundidades y en arenas, así como en los animales que habitan los mares, desde peces a moluscos como el mejillón. Estas fibras pueden generar problemas de salud a estos animales y a las personas que los consumen", destaca el experto (independiente al estudio publicado en 'PLOS ONE') en declaraciones al Science Media Center España. 

El hallazgo de colonias de bacterias en los microplásticos preocupa, sobre todo, en el caso de los microorganismos potencialmente peligrosos para la salud humana. En este caso, según explica la investigadora Maria Luiza Pedrotti, este fenómeno podría intensificarse debido al avance del cambio climático. "Varios estudios apuntan a que las altas temperaturas aumentan la difusión de este tipo de microorganismos y la aparición de infecciones. En el momento en el que identificamos las primeras colonias de 'Vibrio', las aguas mediterráneas oscilaban entre los 25 y los 26 grados. Este año, en esos mismo lugares, se alcanzaron los 29 grados", destaca la científica de la Universidad Sorbonne de París y primera autora de este estuio.