Crisis climática

Tras un verano de calor extremo, España entra en un otoño más cálido de lo normal

Las previsiones estacionales apuntan a temperaturas hasta un grado por encima de los valores habituales para esta época del año

Las altas temperaturas del Mediterráneo hacen aumentar el riesgo de lluvias torrenciales

Barcelona. 09.08.2018. Barcelona. Amenazantes nubes sobre la ciudad de Barcelona que hasta el momento sólo han dejado caer cuatro gotas, a la espera de las torrenciales lluvias que se preveen . Fotografía de Jordi Cotrina

Barcelona. 09.08.2018. Barcelona. Amenazantes nubes sobre la ciudad de Barcelona que hasta el momento sólo han dejado caer cuatro gotas, a la espera de las torrenciales lluvias que se preveen . Fotografía de Jordi Cotrina / Jordi Cotrina

Valentina Raffio

Valentina Raffio

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España acaba de (sobre)vivir al verano más cálido desde que existen registros. Entre junio y agosto, el calor extremo hizo estragos en todo el país, desencadenó varias oleadas extremas y dejó centenares de récords de temperatura en todo el territorio. Los registros confirman que hemos vivido el verano más extremo desde al menos 1961. Nunca, en los últimos 60 años, el calor había sido tan intenso, persistente y extendido en España. Ya llegados a septiembre, y mientras los termómetros empiezan poco a poco a menguar, muchos se preguntan si los próximos meses también estarán marcados por anomalías climáticas. ¿Vamos hacia un otoño y un invierno de extremos meteorológicos?

"El hecho de haber vivido un verano extremo no implica necesariamente que las próximas estaciones también lo sean", explica Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). En el paso de una estación a otra, según argumenta el experto, se pueden producir cambios en los patrones atmosféricos que, a su vez, rompan algunas tendencias. Un ejemplo muy ilustrativo es lo que ocurrió el año pasado: tras un invierno especialmente seco (con un dominio de las situaciones anticiclónicas que frenaban la llegada de borrascas), el cambio en los patrones atmosféricos dio paso a una primavera bastante lluviosa.

Ahora bien, ¿qué dicen las predicciones estacionales sobre el próximo otoño e invierno? Según apuntan los pronósticos climáticos del trimestre, España se adentra en unas estaciones más cálidas de lo normal. De media, se estima que las temperaturas podrían estar hasta un grado por encima de los valores típicos para estas épocas de año. Esto no significa que en los próximos meses hará calor, sino que los registros otoñales e invernales estarán por encima de los valores hasta ahora habituales.

Secuelas de un verano extremo

El calor extremo de este verano ha dejado una secuela especialmente preocupante: el inusual calentamiento del Mediterráneo. "La temperatura del agua del mar sigue estando cuatro grados por encima de los valores normales para esta época del año", explica Irene Santa, física y meteoróloga de 'eltiempo.es'. Este fenómeno, según argumenta la experta, podría tener implicaciones a corto y medio plazo. En primer lugar, la elevada temperatura de las aguas provoca que las ciudades mediterráneas sigan viviendo noches mucho más cálidas de lo normal. En Barcelona, por ejemplo, la noche de este lunes registró una de las mínimas más altas en un mes de septiembre de las últimas décadas.

La otra gran secuela del aumento de las temperaturas del Mediterráneo, y uno de los aspectos que más preocupa a los meteorólogos, es que este fenómeno puede aumentar el riesgo de lluvias torrenciales en los próximos meses. "Este parámetro, por sí solo, no implica que vaya a haber una lluvia torrencial. Pero sí sabemos que si las altas temperaturas marinas coinciden con la llegada de una borrasca, esta combinación aumenta la probabilidad de que se produzcan precipitaciones extremas o episodios de gota fría", explica la meteoróloga.

Un ejemplo para entender este fenómeno es el caso de las lluvias torrenciales que en octubre de 2018 causaron innumerables daños materiales y humanos en Mallorca. Según apunta un análisis realizado por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, aquel episodio fue impulsado por la conjunción de tres factores. En los días previos a la tormenta, el agua del Mediterráneo se calentó. Los niveles de vapor de agua subieron por encima de lo normal. Y, a su vez, se produjo un momento de inestabilidad atmosférica. La combinación de todo esto fue lo que, finalmente, desencadenó uno de los episodios de lluvias torrenciales más importantes de las últimas décadas. 

Estaciones distorsionadas

La previsión de un otoño y un invierno más cálidos de lo normal, lejos de ser una anomalía, son un reflejo de cómo la crisis climática está aumentado la temperatura media durante todas las estaciones del año y, a su vez, está impulsando la formación de fenómenos meteorológicos extremos. El último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) corrobora el impacto de ambos fenómenos. En España, la temperatura media ha subido 1,7ºC de media en el último siglo. La probabilidad de que ocurra un episodio de precipitaciones extremas también ha aumentado de manera considerable. Las típicas lluvias torrenciales que hace un siglo ocurrían una vez cada 10 años, ahora llegan de manera más recurrente e intensa.

La crisis climática también está distorsionando las estaciones. Según apunta un análisis de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), basado en registros históricos de las últimas décadas, el verano dura ahora 40 días más que en los años 80. El equivalente a sumar 10 días más de verano cada década. "Cada diez años, el verano español se ha comido entre siete y ocho días de primavera y entre dos y tres de otoño. Ahora vemos que el calor llega antes y se alarga más de lo que hasta ahora era lo normal", explica del Campo. 

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