Horizonte 2023: Mataró (11)

Mataró ante las municipales: ¿el fin de la hegemonía del socialista David Bote?

A menos de un año para las municipales del 28 de mayo del 2023, EL PERIÓDICO publica una serie de radiografías de política local en grandes urbes catalanas

Los socialistas, que se acercaron a la mayoría absoluta en 2019, admiten que su voto irá a la baja pero no temen que ERC les arrebate la alcaldía de Mataró

David Bote, alcalde de Mataró.

David Bote, alcalde de Mataró. / Anna Mas

Joan Salicrú

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La composición actual del Pleno

En las elecciones municipales de 2019, el ya alcalde de Mataró David Bote (PSC) consiguió -superando sus propias expectativas- rozar la mayoría absoluta al llegar a los 13 concejales, cifra que contrastaba con los 6 que había obtenido en 2015, cuando se hizo con la vara de mando después de pactar con la ahora extinta Convergència i Unió, que había obtenido 5 ediles.

Cuatro años después, y después de haberse recorrido Mataró entera a diario durante todo el mandato, Bote consiguió 13.000 papeletas más (un total de 21.518) y hasta un 38,74% del voto total (veinte puntos más que en 2015, incremento que no se dio en ninguna otra de las grandes ciudades catalanas). Había que retrotraerse a 1999, con el emblemático Manuel Mas (PSC) como alcalde, para observar unos registros parecidos de los socialistas (21.494, 45,14%).

En los últimos comicios Bote tuvo la capacidad de activar hasta el último votante socialista y, de hecho, consiguió que la participación subiera cuatro puntos más que en el conjunto de Catalunya respecto al 2015 (hasta un 10%). Este incremento de voto socialista ahogó a las formaciones minoritarias por debajo del umbral de representación del 5%, dejando fuera del Pleno municipal a PP, CUP y Plataforma per Catalunya, que representó la semilla local de lo que hoy es Vox, y dejando tanto a 'comuns' (futuros socios de gobierno), como a Junts y a Ciudadanos con dos regidores. Un Pleno de nueve formaciones de 2015 pasó en 2019 a albergar 5 grupos. 

Las claves del mandato 2019-2023

Con un ejecutivo formado por el PSC y los comunes que ha navegado, al menos de puertas para afuera, con muy pocas divergencias, el mandato en Mataró ha estado marcado por las consecuencias de la crisis provocada por la pandemia, que obligó a llevar a cabo varias modificaciones presupuestarias.

La ocupación de viviendas ha sido una de las preocupaciones recurrentes -hay 40 intentos cada mes, de media-, así como los problemas de seguridad: los últimos datos de Interior muestran un incremento de un 32% de los hechos delictivos en la ciudad durante la primera mitad de 2022. Los pequeños hurtos, por ejemplo, aumentaron un 50% (de 741 a 1.096).

Otra ocupación, en este caso por parte de colectivos libertarios y de izquierdas, de la antigua escuela Menéndez y Pelayo, ha sobrevolado la política local en los últimos meses. El conflicto, donde el Gobierno exhibió nula voluntad de diálogo con los impulsores de La Teixidora, se resolvió tres semanas atrás con agostovosía a partir de la actuación de Mossos y policía local. 

También en el flanco de la seguridad, el mandato ha constatado varios episodios de confrontación entre policía local y Gobierno municipal, con un absentismo en el cuerpo -admitido en 2021 por el propio Gobierno- de hasta un 20%, llegando al extremo de que la noche del 11 al 12 de diciembre de 2020 dejara de prestarse el servicio por falta de personal.

Por otra parte, la ampliación del carril bici de 8 a 16 kilómetros ha dado que hablar, sobre todo en los primeros compases de la aplicación de la nueva medida, en septiembre pasado, cuando se generaron varios colapsos de coches en la plaza d'Espanya.   

Por último, hay que destacar que hasta este momento del mandato no ha habido resolución sobre la no llegada de El Corte Inglés al solar de Can Fàbregas ni tampoco sobre la mil veces anunciada ampliación del Mataró Parc. Sin embargo, sí se ha inaugurado la reconfiguración integral del puerto de la ciudad; se ha derivado a la Generalitat el hasta ahora Instituto Municipal de FP Miquel Biada; y se han anunciado proyectos urbanísticos como la nueva Torre Barceló y reinaugurado el histórico Cafè Nou. Además, según datos del mes de junio, la tasa de paro en Mataró se sitúa ahora en el 11,9%, la más baja desde julio de 2008.

El tablero político de cara al 2023

Todos los actores políticos de Mataró -incluso los socialistas- coinciden en que los 13 concejales del PSC en 2019 difícilmente van a repetirse. La sensación generalizada es que los socialistas solo pueden ir a la baja, con un alcalde que se presenta a reelección pero que empieza a acusar los siete años en el cargo y con un equipo muy desigual, donde reina el voluntarismo y el poder real se concentra en pocas manos.       

A partir de ahí, la cuestión es hasta dónde podrían bajar los socialistas. ¿Lo harán lo suficiente como para que ERC, actualmente segunda fuerza con ocho ediles, le dispute la primera posición? Aunque se antoja difícil, en Mataró se da por hecho que, en caso de entrar en el Pleno, Vox 'pescaría' votos en el granero socialista, como ocurrió en 2011 con los 3 ediles que obtuvo PxC.

La otra cuestión clave es si ERC tocó también techo en 2019 o si, como afirman fuentes republicanas, aún hay margen para que la candidatura del nuevo candidato Pim Camprubí crezca en los barrios de tradición socialista o comunista. Desde ERC sueñan con un escenario como el de 2011, cuando un empate a ocho concejales entre el PSC de Joan Antoni Baron y la CiU de Joan Mora -con mil votos más para este último- permitió que el convergente arrebatara a los socialistas una alcaldía que habían mantenido desde 1979.  

Sí hay una cuestión -los pactos poselectorales- que favorece al PSC: si gana las elecciones tiene posibilidad de pactar de nuevo con los 'comuns' -los de Sergi Morales podrían mejorar resultados si hay 'efecto Yolanda Díaz'-, pero no tendría tampoco problema en hacerlo con Junts, los cuales tampoco harían ascos al potencial pacto por muy alejados que estén en el eje nacional catalán (en varias poblaciones del Maresme, por ejemplo Premià de Mar, ambas formaciones gobiernan juntas). ERC, en cambio, lo tiene peor para los pactos: la relación con Junts y los 'comuns' es muy fría, y con los socialistas manifiestamente mala.

En el flanco de la derecha españolista, se da por hecho que el PP, 'efecto Feijóo' mediante, recuperará su presencia en el consistorio quedándose con los dos concejales que tiene ahora Ciutadans, marca que se da por amortizada localmente. No obstante, la confirmada candidatura de la nueva formación constitucionalista Valents, que tiene como valedor en la ciudad al exlíder del PP Joan López, podría dificultar esta operación. 

Finalmente, la CUP, sin presencia en el consistorio desde 2019, tratará de recuperarla con la candidatura bicéfala de Carlos García y Toni López, aunque la desmovilización de la agrupación local es notoria.

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