Controversia local

Juan Carlos Jerez: “La anomalía no es hacer un carril bici, sino dejar aparcar a los coches encima de la acera”

Pese a las críticas, Jerez está convencido que la 'Anella Ciclista' es un proyecto de futuro y defiende que "hay medidas que se tienen que tomar sí o sí”

Juan Carlos Jerez, primer teniente de alcalde de Mataró, posa para EL PERIÓDICO.

Juan Carlos Jerez, primer teniente de alcalde de Mataró, posa para EL PERIÓDICO. / Esteve Vallmajor

Esteve Vallmajor

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Juan Carlos Jerez (Núremberg, 1962), primer teniente de alcalde y concejal de Administración, Buen Gobierno y Movilidad del Ayuntamiento de Mataró (Maresme), está convencido que la Anella Ciclista es un proyecto de futuro para la ciudad: “Hay medidas que se tienen que tomar sí o sí”. Consciente de que, a priori, sea una medida impopular, asume el riesgo, en primera persona, que en 2023 –cita para las elecciones municipales– los mataronenses hayan hecho un cambio de mentalidad y los desplazamientos principales por la ciudad sean a pie o en bicicleta.

-Otras ciudades como Barcelona, tienen  una cultura muy afianzada acerca de la movilidad sostenible. ¿La sociedad de Mataró está preparada para dejar el coche aparcado?

El Maresme, por la tipología y la cultura ciudadana, es una comarca de coches; la ciudad extensa, en lugar de la ciudad compacta. En Mataró hay una dualidad, ya que existe una cultura del coche bastante asentada, pero dentro de la ciudad existen dos realidades diferentes. El Centre y el Eixample tienen una configuración, tanto geográfica –es más plano– como de posibilidades de transportes –estación de tren y el núcleo duro de plaza de las Tereses y plaza Granollers donde pasan los principales autobuses urbanos e interurbanos–, que no tiene el resto de barrios periféricos.

-¿También está el factor del trabajo, no?

Sí. La persona que trabaja en polígonos del Vallès Oriental, del área metropolitana de Barcelona o del Maresme no tiene elección. Esta casuística se junta con que muchas personas de clase trabajadora viven en estos barrios periféricos y no tienen una alternativa que no sea el coche. Esto hace que Mataró todavía sea una ciudad con mucha implantación de coches porque está hecha a medida del transporte privado. Revertir esta cultura es muy difícil, pero lo que no era normal es lo que hemos vivido hasta ahora, ajenos a una movilidad sostenible. Actualmente, en el ranking de usos el coche privado está en el primer puesto, y debería estar al final de la pirámide.

-¿Para la implantación de la Anella Ciclista se han usado datos contrastados del uso de la bicicleta entre la población de Mataró?

El estudio dice lo contrario. Si hacemos carriles bicis pensando en la gente que los usa, no tendremos carriles bici. Hay estudios que indican que un gran parte de la población tiene bicicleta en casa, pero la utiliza para el ocio. ¿Por qué esta gente no la utiliza para desplazarse hasta el colegio, el supermercado o el trabajo? Porque no tenemos una red segura, o la que teníamos no tenía una continuidad. Tiene que haber una red ciclista eficiente y segura, como también la tienen los coches. Tienes que generar la oferta para que haya demanda.

-¿Se esperaba este malestar ciudadano?

Es muy similar a lo que pasa cuando se han peatonalizado algunas calles. Mucha gente se pregunta por qué se produce esa pacificación si no hay usuarios, cuando el problema es que no los hay porque no tenían esa vía. Eso sí, no me esperaba la intensidad de la crítica.

-Algunas críticas también han venido marcadas por la posible pérdida de aparcamientos.

La obsesión general cuando hacemos modificaciones en la vía pública es el aparcamiento. Habíamos calculado que después de implantar la Anella Ciclista, mantendríamos el aparcamiento en aquellos lugares que fuera posible y buscaríamos zonas alternativas en aquellos lugares que no se podía mantener. Con los nuevos carriles bici se podían perder más de 300 estacionamientos, pero podíamos recuperar unos 250. Pero, en el conjunto de la ciudad, cuando se termine la Anella Ciclista, habrá más aparcamientos que los que habremos quitado.

-Parece una paradoja.

Sí, pero entendemos que el coche, en un primer momento, ha de perder protagonismo en lo que hace referencia a la movilidad para que aquellas personas que no lo necesiten, no lo utilicen. Todavía tenemos que darle a la gente la alternativa de poder aparcar el coche. Aunque, hay tramos como la calle Biada hacia Ronda Prim donde la actuación es más compleja y donde estamos recibiendo más críticas porque hemos quitado los coches de la acera. La anomalía no es que hagamos un carril bici, sino que hayamos dejado aparcar a los coches encima de la acera,que debería ser de los peatones.

-Entonces entiendo que se quitarán los estacionamientos de la Calle Biada con Ronda Prim, porqué la situación que hay ahora no tiene mucho sentido.

No tiene ningún sentido que nosotros actuemos en la Calle Biada dejando aparcar a los coches en la acera. El objetivo principal no es el carril bici, son las personas. Es un tramo sin alternativa. Muchas de las calles alrededor de esa zona no tienen zona azul, siendo un marco de pago. Uno de los objetivos es no perder estacionamientos, pero no podemos garantizar que esto vaya a suceder en todos los tramos específicos.

-El ejemplo de la Calle Biada, la más comentada en redes sociales, ¿demuestra que no se ha ejecutado correctamente, en tiempos y formas, la aplicación de esta Anella Ciclista?

Me sorprende que el acento de la crítica y los memes se ponga en el carril bici y no en los conductores que aparcan encima de la acera, con una señalización que lo prohíbe y unas pilonas que te delimitan el espacio. Como es una obra que está en ejecución, nosotros tenemos la capacidad de prohibir el aparcamiento. Aun así, no podemos convertir una afectación sobre la movilidad en una afectación del tipo disciplinario. Esto iría en contra de la idea de ir conciliando poco a poco. Lo que haremos ahora será poner más pilonas para que los coches no puedan maniobrar. Hay unos vehículos que están infringiendo el aparcamiento en esta zona y hay que revertir la situación sin forzar demasiado la máquina.

-¿Cómo quedará esta rotonda en concreto?

El exterior de la rotonda es el carril bici y entonces siempre tendrá preferencia, porque los coches tiene que ceder el paso a su derecha para girar. Es lo más seguro, pero para hacerlo tenemos que eliminar los aparcamientos de los xanfranes. Ganamos espacio para peatones, podemos hacer aparcamientos de bicicletas, ampliar terrazas. El problema lo tenemos en cruces que no son rotondas, como pasa en Alfons X con Rocafonda. Con las nuevas rotondas hay que acostumbrarse y cambiar el chip.

-El ambiente vecinal en esa zona está caldeado. ¿Es una cuestión generacional?

Sí, yo desde hace dos años y medio iba a todos lados en coche. Si hubiéramos hecho un referéndum sobre prohibir el consumo de tabaco en el espacio público, quizá habría salido que no. Hay medidas que se tienen que tomar sí o sí. Hay que intentar dar el máximo de información y la mayor participación posible. Pero no para no hacerlo, cualquier acción sobre la movilidad sostenible o de lucha contra el cambio climático salva vidas. Yo, ahora, acepto el papel de enemigo del pueblo, pero considero que estoy haciendo lo mejor para la generación actual y la futura.

-En el Plan de Movilidad Urbana y Sostenible se plantea que en 2024: los desplazamientos en bici y a pie sean el 50%, en coche el 35% y en transporte público un 15%. Si no se consiguen estas cifras, y los socialistas aún siguen en el Ayuntamiento, ¿se plantean tirar atrás el proyecto de la Anella Ciclista o asumir algún tipo de responsabilidad política?

La única responsabilidad que se puede asumir, y la asumo en primera persona, es no haber conseguido llegar a más gente para poder explicar el proyecto. El proyecto de la Anella Ciclista ha pasado todas las pantallas que tenía que pasar. ¿Tenemos que cambiar algún sistema para informar o hacer participativo el proyecto? Puede ser. Pero el proyecto se tiene que hacer. Una ciudad de más de 50.000 habitantes, rango de ciudades obligadas a tener transporte público urbano, debe tener una red ciclista. Pero no es solo esto, vienen más cosas como que el 1 de enero de 2023 seremos zona de bajas emisiones. Y tendremos que ampliar el espacio destinado a peatones, facilitar la movilidad de las bicicletas, aumentar la eficiencia del transporte público y hacerlo más sostenible.

-¿Falta una visión política más a largo plazo?

Sí, es necesario que haya políticos que tengan una visión de la ciudad a la que queremos llegar a ser. El TecnoCampus que hoy conocemos no se construyo de un día para otro, hay veinte años de trabajo detrás. La política a corto plazo no sirve. La Anella Ciclista no solo se debe hacer por los compromisos europeos, sino por el modelo de ciudad que queremos construir en el futuro inmediato, a medio plazo y a largo plazo.

-Existen algunos rumores que la Anella Ciclista, de momento, no irá más allá ante las críticas recibidas.

Al proyecto aún le queda, falta la parte alta de la ciudad para que los usuarios queden conectados entre todos los barrios y que en un par de minutos puedes estar circulando por la red ciclista. Falta las rondas exteriores y la Nacional II, que está pendiente de convertirse en una vía cívica. El tramo de Laia L’Arquera hasta la estación de Renfe vamos a licitar pronto las obras para urbanizar ese tramo de carretera, aprovechando la urbanización para construir pisos. La rotonda del Cargol y la de Sant Simó también se harán. Por tanto, esto culmina la fase básica, pero la red aún no ha acabado, seguirá adelante.

-Entre los responsables del Partido Socialista en Mataró, ¿se ha calculado cómo puede perjudicarles electoralmente esta medida que tiene todos los elementos por acabar siendo muy impopular?

Hace dos semanas parecía que se terminaba el mundo por la implantación del carril bici en Plaza España. Es cierto que se generó un caos en las horas punta de entrada en los colegios, pero si ibas antes o después no notabas nada. Ahora se está normalizando. El problema principal no es la Anella Ciclista, sino la hora punta de colegios ubicados en el centro de la ciudad, concertados que reciben estudiantes de fuera de la ciudad. La Anella Ciclista es un factor más del montón de condicionantes. En un par de semanas la gente se acostumbrará y el conductor se adaptará a la nueva realidad. Nosotros creemos que este tipo de afectaciones cuando toca votar pueden tenerse en cuenta, pero sería negativo que en 2023 no pase lo que creo que va a suceder: la gente vea que no era para tanto, que hayamos ganado en calidad de vida, que hemos buscado alternativas a la perdida de estacionamientos.

-¿Un poco tendremos que aprender a marchas forzadas?

La ciudad está construida para el coche y esto tenemos que cambiarlo. Hay aceras en Mataró por las que no pasa ni un carrito, me parece inmoral en una ciudad con gente mayor y personas con movilidad reducida. Y el día que se amplíen esas aceras, porque toca hacerlo, se afectará a la circulación de alguna manera u otra. No podemos hacer un referéndum, esas calles tiene derecho a tener acera.

-¿Teme que las elecciones municipales de 2023 no se vayan a convertir en un plebiscito sobre los carriles bici?

No. Estoy convencido de que en pocas semanas la ciudad habrá asimilado que somos una población con una red de carriles bici, y los normalizaremos. No ha pasado suficiente tiempo para que la Anella Ciclista sea un activo para el PSC, pero tampoco es un elemento negativo. Lo ideal para mí sería poder hacer una campaña en 2023 poniendo la red ciclista como ejemplo de buen gobierno. Nos falta perspectiva histórica para entender lo que significa transformar la ciudad, pero no creo que esto nos perjudique mucho al PSC porque ya se habrá normalizado.

-¿Se siente respaldado por el alcalde David Bote, quién ha mantenido un silencio sepulcral?

(Ríe) Yo me siento respaldado. El más crítico conmigo mismo soy yo, no necesito a nadie que esté encima mía con este tema, porque el primero que es muy consciente de todo soy yo.  

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