Aunque con riesgos, el 2018 apunta bien

Las expectativas para el 2018 son buenas, aunque hay que advertir que pueden aparecer algunas dificultades. Si se confirma la bonanza económica, se deberían impulsar medidas que supusieran un salto cualitativo en el bienestar y la cohesión de la sociedad

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FRANCESC RAVENTÓS. EXDECANO DEL COL.LEGI D'ECONOMISTES DE CATALUNYA

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El 2018 puede ser un buen año para la economía. No se trata de ilusionarnos más de la cuenta y soñar como si estuviéramos haciendo la carta a los Reyes Magos, sino de tener unas expectativas razonables de lo que podemos esperar si las cosas no se complican. En el ámbito mundial se estima que el crecimiento económico será del 3% del PIB, y el de la Unión Europea de un 2,1%, lo que confirmaría que ya se ha salido de la crisis. Si la economía crece, permite mejorar el bienestar de la sociedad y resulta más fácil resolver los problemas existentes, algo impensable en periodos de recesión.

Pero no sería honrado si no dejara constancia de que hay un conjunto de factores que pueden hacer variar estas expectativas favorables. Existen riesgos políticos, que pueden afectar la estabilidad; económicos, que crean incertidumbre, o sociales, que generan convulsiones. Por poner unos ejemplos: la salida de Gran Bretaña de la UE, según el acuerdo al que se llegue, tendrá consecuencias económicas, como las tendría también si Donald Trump cumple su programa electoral de impulsar el proteccionismo comercial, lo que sería un grave factor de distorsión para la economía mundial. Otro factor relevante es la política que seguirá el Banco Central Europeo sobre la compra de deuda y el tipo de interés, ya que muchos estados, empresas y particulares están muy endeudados.

La lista de riesgos se podría alargar mencionando, por ejemplo, que la UE no avance hacia una mayor integración, dado que estamos en un mundo global que obliga a competir con las grandes potencias; que no se apliquen los Acuerdos de París para luchar contra el calentamiento del planeta; que la emigración siga aumentando, o que aparezcan fuertes tensiones por la creciente desigualdad social.

Relación Catalunya-España

Por nuestra parte, en el 2018 habrá que encarar un reto vital que nos afecta muy directamente: resolver la relación Catalunya-España para poder recuperar la tranquilidad de espíritu que se necesita para convivir en paz e impulsar la economía y el bienestar. Las expectativas del año 2018 tanto para España como para Catalunya son buenas. Se espera un crecimiento del PIB en torno al 2,3%, con la consiguiente reducción del paro, una inflación controlada, y un tipo de interés todavía bajo, pero esta mejora solo será posible si hay voluntad política de consensuar acuerdos que den salida al problema más grave que actualmente tenemos.

Pero además de riesgos y retos, también hay expectativas positivas y buenas noticias. La humanidad, especialmente en las últimas décadas, ha progresado en todos los campos y el 2018 no será una excepción. En España, si no hay nuevos recortes en los presupuestos, la calidad de la educación, la prevención de la salud, un sistema sanitario de calidad y una mejor alimentación permitirán alargar con buenas condiciones la esperanza de vida. También nos podría sorprender gratamente poniendo un impuesto sobre los robots, de manera que ayudara a financiar a la deficitaria Seguridad Social, que es la que paga las pensiones.

Cuarta revolución industrial

También en el año 2018 veremos cómo se sigue avanzando en muchos campos. El progreso científico y tecnológico es acumulativo, se aprovechan los esfuerzos y los descubrimientos de los periodos anteriores. Los avances médicos y farmacológicos permiten curar enfermedades y salvar vidas. Las ventajas de la cuarta revolución industrial, que se irá introduciendo, creará riqueza abaratando el sistema productivo. La digitalización nos seguirá sorprendiendo ofreciendo inmensas posibilidades. También en el nuevo año se debería dar un impulso a las energías alternativas, que contribuyen a reducir la polución, disminuyen la generación de CO2 y la amenaza del agotamiento de las energías no renovables.

Los humanos hemos avanzado mucho y este nuevo año tenemos que seguir haciéndolo, pero quisiéramos que este progreso científico y técnico fuera acompañado del progreso moral y social. Por ello, si se confirma la bonanza económica que deseamos, se deberían impulsar medidas que supusieran un salto cualitativo en el bienestar y la cohesión de la sociedad.

Los buenos deseos para el nuevo año los podemos resumir diciendo que quisiéramos un buen crecimiento económico que permitiera crear empleo, corregir las grandes desigualdades, mejorar las remuneraciones y las condiciones de trabajo, aumentar las pensiones y dotar de más recursos a la educación, sanidad y la atención a las personas. Pero debe ser un crecimiento económico sostenible, respetuoso con la naturaleza, que se desarrolla en un marco de estabilidad política y social y en un mundo solidario y en paz. Un mundo en el que avance la globalización, pero teniendo en cuenta los efectos sociales que produce. En definitiva, que cada uno de nosotros y todos juntos contribuyéramos a hacer una sociedad más justa y más humana.

Confiamos en que, a pesar de algunas dificultades que puedan aparecer, el 2018 será un buen año lleno de prosperidadalegría y paz para todos.

¡Feliz Año!