Reconocimiento constitucional

Francia acuerda con Córcega dotar a la isla de un estatuto de autonomía

El Ejecutivo central pacta con las autoridades insulares una modificación de la Constitución para mencionar la especificidad de la isla

Córcega: ¿qué autonomía tiene en Francia y cuál es el reconocimiento del idioma corso?

París acuerda con los representantes corsos dotar a la isla de un estatuto de autonomía

París acuerda con los representantes corsos dotar a la isla de un estatuto de autonomía

Enric Bonet

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Un paso significativo en las negociaciones entre el Gobierno francés y las autoridades regionales de Córcega. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció durante la noche del lunes al martes un acuerdo sobre la concesión de un estatuto de autonomía a esta isla francesa del Mediterráneo. El autonomista corso Gilles Simeoni, quien lleva las riendas del Ejecutivo insular desde 2015, se ha felicitado por este pacto "que inscribirá de manera irreversible una Córcega autónoma en el seno de la República". Con esta medida, el presidente francés, Emmanuel Macron, quiere dar una respuesta política al auge del soberanismo en la isla, el territorio de la Francia metropolitana con un mayor sentimiento regionalista.

Tras una reunión de unas cinco horas en el Ministerio del Interior en París, las autoridades parisinas y la delegación insular —compuesta por miembros del Gobierno regional pero también diputados y senadores— llegaron a un acuerdo sobre una modificación constitucional. Quieren incluir en la Carta Magna un artículo sobre "un estatuto de autonomía para Córcega". Además, reconocerá "la comunidad histórica, lingüística y cultural" de esta isla, con una superficie más del doble que la de Mallorca, pero con una población tres veces inferior (de unos 340.000 habitantes). El pacto también incluye una futura iniciativa legislativa que determinará aquellas competencias en que los representantes regionales podrán elaborar normas y leyes propias, que no contradigan las nacionales.

El acuerdo "respeta las líneas rojas fijadas por el presidente de la República y yo mismo", destacó Darmanin. Macron se opone a dos de las principales reivindicaciones de los soberanistas corsos: el reconocimiento de la cooficialidad de la lengua corsa y la creación de un estatus específico para los habitantes insulares en aras de hacer frente a las segundas residencias y la especulación inmobiliaria. Ambas medidas han quedado aparcadas y no verán la luz, al menos a corto y medio plazo. De hecho, este pacto de "autonomía" resulta inferior, tanto en competencias como en reconocimiento de la singularidad cultural, al trato que disponen las comunidades autónomas en España.

Respuesta al autonomismo corso

No obstante, el dirigente centrista confía con esta medida aportar una respuesta a las reivindicaciones de los autonomistas corsos, respaldadas en las urnas con sus victorias en las regionales de 2015, 2017 y 2021. Y así evitar que este proceso se enquiste aún más y alimente las frustraciones políticas en este territorio, marcado en el pasado por la acción violenta del Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC), la "ETA local" que dejó un reguero de 50 muertos entre la década de 1970 y 2014. Aunque este grupo abandonó la lucha armada hace una década, en los últimos años se han producido episodios puntuales de violencia, sin provocar muertos ni heridos. Por ejemplo, el FLNC reivindicó en octubre una veintena de explosiones contra edificios vacíos.

El espinoso dosier de Córcega ha acompañado a Macron a lo largo de su paso por el Elíseo. El presidente ya había prometido en febrero de 2018 reconocer la especificidad de la isla en la Carta Magna. Esa promesa, sin embargo, quedó guardada en un cajón durante su primer mandato, debido a la falta de voluntad política y las reticencias de la oposición. La cuestión corsa irrumpió de nuevo en el centro del tablero galo en plena campaña de las presidenciales de 2022. Mientras se producían manifestaciones con disturbios tras el asesinato en una prisión de Yvan Colonna —un exmilitante del FLNC condenado por el atentado contra el prefecto Erignac en 1998—, Darmanin propuso en marzo de ese año un estatuto de autonomía.

Reticencias en la oposición

Macron insistió en esa medida durante un viaje a Ajaccio en septiembre del año pasado. Desde entonces, se intensificaron las negociaciones entre el Ejecutivo central y el regional. Una vez se ha llegado a este acuerdo preliminar, aún le queda un mínimo de unos cuantos meses antes de convertirse en una realidad. Primero, deberán votarlo los representantes corsos en el consejo insular. Luego, vendrá lo que se augura como el mayor escollo: lograr el apoyo del 60% de los representantes en la Asamblea Nacional y el Senado —un requisito indispensable para reformar la Constitución en Francia—. En ninguna de las dos cámaras la coalición macronista dispone de la mayoría.

Desde la ultraderecha de Marine Le Pen hasta el Partido Socialista, pasando por Los Republicanos, han expresado sus reticencias. "Para nosotros, la línea roja es la delegación del poder legislativo. No delegamos poder legislativo, aunque entiendo que se vaya hacia una forma de autonomía para Córcega", ha asegurado este martes el diputado Éric Ciotti, presidente de LR. Tras haber logrado incluir en la Constitución la "libertad garantizada" para abortar, Macron quiere seguir reformando la Carta Magna de 1958. Para ello, sin embargo, debe superar un obstáculo ineludible: lograr el respaldo de la oposición.

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