10 años del conflicto ruso-ucraniano

Refat Chubarov, líder tártaro de Crimea: "Estamos sufriendo una persecución deliberada y desproporcionada"

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Entrevista con Refat Chubarov, el líder de los tártaros, coincidiendo con el aniversario de la toma del Parlamento de Crimea. Desde entonces, están en el exilio . Imagen Irene Savio

Entrevista con Refat Chubarov, el líder de los tártaros, coincidiendo con el aniversario de la toma del Parlamento de Crimea. Desde entonces, están en el exilio . Imagen Irene Savio / Irene Savio

Irene Savio

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Durante y después de la anexión de Crimea, la comunidad tártara, de religión musulmana, fue la que más resistencia opuso a la subordinación a Rusia. Tanto que últimamente incluso se ha conocido la existencia de un grupo de guerrilleros, llamado 'Atesh', que estaría luchando desde dentro contra las autoridades que gobiernan ahora en la antigua península ucraniana. Pero así también ocurrió hace una década, cuando esa resistencia se canalizaba en marchas y protestas callejeras en Simferópol y otras ciudades crimeas. Lo que ya entonces culminó con el encarcelamiento o el destierro de varios líderes tártaros. Refat Chubarov, el líder máximo de este grupo étnico, es uno de ellos. Desde 2014 reside en la parte continental de Ucrania por haber sido vetado en la península, donde aún vive su madre. Razón por la que esta entrevista se llevó a cabo en un barrio de la capital ucraniana, hoy sede de las también exiliadas instituciones crimeas. La ocasión fue este martes 27 de febrero, aniversario de la toma del Parlamento crimeo, primer acto hace 10 años de la ocupación rusa de Crimea.

¿Cuántas personas de su comunidad han abandonado Crimea desde la anexión rusa en 2014?

No lo sabemos con certeza, pero miles de tártaros han dejado Crimea en estos 10 años. Muchos se han ido debido a la persecución, el temor por sus vidas o las de sus hijos, y también a causa de la movilización. A lo largo de los años, ha habido diversas denuncias de que los tártaros han sido desproporcionadamente blanco del reclutamiento ruso.

En 2016, el Mejlis, el órgano más representativo de la comunidad tártara de Crimea, fue declarado una organización extremista, y sus actividades fueron prohibidas. ¿Es por eso que se han exiliado a Kiev?

Sí, efectivamente. Tanto el Mejlis como el Kurultái, la asamblea tártara, ya no operan en Crimea porque han sido prohibidos.

Usted tampoco puede regresar.

A mí me prohibieron la entrada en 2014. Pero un destino aún peor tuvo, por ejemplo, Akhtem Chiygoz, vicepresidente del Mejlis. Él fue arrestado y estuvo tres años en prisión. Imi Umerov, otro líder, también iba a ser encarcelado, pero intervino el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y pudo librarse de eso. Luego, ambos fueron enviados a Ucrania en un intercambio de prisioneros. Pero en 2021 fue detenido Nariman Dzhelal y él sigue en prisión. Fue arrestado después de participar en eventos con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y lo han enviado a un centro penitenciario en Krasnoyarsk, Siberia.

¿Cuántos líderes crimeos están hoy en una cárcel rusa?

En la actualidad, hay alrededor de 190 presos políticos de origen crimeo. Dos tercios son tártaros. Se trata de una persecución deliberada e incluso desproporcionada.

¿Pero por qué cree que es así?

Las razones son muchas, sin duda también históricas. No hay que olvidar que la península de Crimea fue anexionada por primera vez por la Rusia Imperial en 1783. Antes de eso, Crimea había estado bajo el control de un Kanato y era substancialmente un territorio monoétnico, en el que el 97% eran musulmanes y tártaros crimeos. Fue entonces cuando comenzó la persecución. Después eso volvió a repetirse por la llamada Guerra de Crimea entre 1853 y 1856, en la que el Imperio ruso luchó contra el Reino de Grecia. Ese conflicto terminó con la derrota de Rusia, que perdió varios territorios pero retuvo Crimea; Moscú culpó entonces a los tártaros, acusándolos de haber apoyado a los enemigos. Luego, cuando el Imperio ruso colapsó, los tártaros intentaron nuevamente reconstruir un Estado propio, pero llegaron los bolcheviques y una vez más sus aspiraciones fueron apagadas. Y, finalmente, con Josef Stalin durante la Segunda Guerra Mundial, comenzaron las deportaciones masivas.

¿Pero hubo una época en aquellos años en los que se logró cierta convivencia pacífica, verdad?

Es cierto. Ocurrió en los primeros años del gobierno soviético, nos dieron ciertas libertades, incluso se nos permitió tener una representación del 33% en el Parlamento crimeo. Fue una estrategia de consolidación de poder porque nadie quería a los comunistas en Crimea. Así que no duró mucho, unos 10 años.

¿Cree que es peligroso ser tártaro hoy en Crimea?

Es peligroso para cualquiera que no piense como las autoridades que tomaron la península en 2014. Los tártaros también han sido puestos en la mira porque en 2014 fueron los que más salieron a la calle a protestar.

¿Cómo es la relación con las autoridades ucranianas?

Muchas cosas han cambiado desde 2014, pero aún queda mucho por hacer. Hemos pedido una ley especial para que se nos reconozca como los pueblos indígenas originarios de Crimea, pero aún no se ha aprobado. También quisiéramos una autonomía mayor, que se reconozca en la Constitución ucraniana. Entendemos que la palabra autonomía hoy se ve como un término tóxico, pero no estamos hablando de separatismo. Solo queremos que se nos reconozca.

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