Deben cesar las graves violaciones contra la infancia en Gaza

Muchas familias han huido a Al Mawasi, una zona que limita con Rafah, Khan Yunis y la costa en Gaza.

Muchas familias han huido a Al Mawasi, una zona que limita con Rafah, Khan Yunis y la costa en Gaza. / Bisan / Save the Children

Inger Ashing, directora general de Save the Children

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La guerra en Gaza se encuentra ahora entre las más mortíferas y destructivas de la historia reciente y ha provocado que se registren una serie de graves violaciones contra los niños y niñas. Después de casi 5 meses de brutal violencia, el impacto sobre la infancia es alarmante y Save the Children pide ahora que todas las partes en el conflicto sean añadidas a la lista de perpetradores de graves violaciones contra los niños en conflictos armados.

En Gaza, las fuerzas israelíes han matado y mutilado a niños a un ritmo y a una escala sin precedentes. Alrededor de 12.400 niños y niñas han muerto y miles más están "desaparecidos", presuntamente enterrados bajo los escombros, sin que sus muertes hayan sido señaladas. Otros 100 niños y niñas palestinos han muerto en la Cisjordania ocupada desde la escalada. También murieron 33 niños y niñas israelíes en los ataques del 7 de octubre, y otros fueron secuestrados y retenidos como rehenes en Gaza, lo que les causó graves trastornos emocionales y mentales.

La destrucción de escuelas y hospitales en Gaza se ha convertido en la norma, no en la excepción, y la infancia ha sufrido daños mentales y físicos incalculables. Las familias de Gaza nos han hablado de síntomas de angustia emocional extrema y trauma en sus hijos, como un estado perpetuo de miedo, trastornos alimentarios, enuresis, hipervigilancia y regresión. Un número indeterminado ha sufrido mutilaciones y lesiones que les han cambiado la vida, y la mayoría no ha podido recibir ni siquiera el tratamiento más básico o el tratamiento del dolor debido a la destrucción del sistema sanitario.

Los suministros vitales de los que dependen las familias de Gaza han sido suministrados en cuentagotas o denegados sistemáticamente por Israel, al tiempo que se han diezmado los servicios esenciales. A pesar del número espeluznante y cada vez mayor de niños y niñas muertos por las hostilidades directas, es probable que mueran muchos más por inanición y enfermedades que por los bombardeos.

Tan catastróficos como han resultado los meses anteriores de esta guerra, cualquier ampliación de las operaciones militares de Israel en Rafah sería probablemente el capítulo más fatal hasta ahora para la infancia y las familias. Más de la mitad de la población de Gaza, incluidos más de 610.000 niños y niñas, han sido hacinados en una franja de tierra que no puede albergarlos ni mantenerlos vivos. En la superpoblada Rafah no hay ningún lugar donde refugiarse de las bombas, ni ningún otro lugar al que las familias puedan huir. En resumen, los niños y niñas están atrapados. En caso de una escalada de la violencia en Rafah, se producirá inevitablemente un aumento significativo de las graves violaciones contra la infancia, que ya se han cometido a un ritmo sin precedentes.

Los responsables deben rendir cuentas. Todas las partes en el conflicto -incluidas las Fuerzas de Defensa Israelíes, las Brigadas Qassam (Hamás) y la Yihad Islámica- deben añadirse a la lista de autores de violaciones graves contra la infancia en conflictos armados y comprometerse a aplicar medidas inmediatas para garantizar la protección de los niños y las niñas. La rendición de cuentas es esencial para reconocer las graves injusticias cometidas contra la infancia, para romper los ciclos de violencia y prevenir nuevas violaciones, y para reconstruir sociedades pacíficas basadas en el Estado de derecho.

Ali, que trabaja para de Save the Children, afirma: "Ya nadie es feliz. Mis hijos me dicen: 'No queremos nada del mundo, solo queremos volver a casa'". Pero la mayoría no puede volver a casa, ya que sus hogares han sido destruidos. Sin un alto el fuego inmediato, muchos niños y niñas no estarán vivos para volver a lo que quede. La infancia de Gaza merece -y tiene derecho a esperar- mucho más del mundo.

Una incursión en Rafah firmaría la sentencia de muerte de los niños y niñas de Gaza. Los Estados miembros no deben ignorar su responsabilidad individual y colectiva de actuar y proteger sin demora. Debe haber un alto el fuego ya. No hay alternativa.