Cumbre de las élites mundiales

Ucrania maniobra en Davos contra la fatiga bélica y el atasco de los fondos occidentales

Orbán veta la ayuda de 50.000 millones a Ucrania y obliga a la UE a posponer la decisión a 2024

Los republicanos del Congreso de EEUU bloquean por exigencias de inmigración la ayuda a Ucrania

Sánchez se reunirá en Davos con Bill Gates y directivos de multinacionales tecnológicas

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Ricardo Mir de Francia

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El mundo ha dejado atrás la pandemia y Occidente ha logrado domeñar la crisis energética desatada por la desconexión de los hidrocarburos rusos, así como la espiral inflacionista que la acompañó. Pero las crisis globales siguen amontonándose sobre la mesa, particularmente los conflictos geopolíticos, llamados a dominar la agenda de este año en el Foro Económico Mundial, celebrado como cada año en la localidad suiza de Davos. La guerra en Ucrania, atascada en el frente y lastrada por las divisiones políticas en Europa y Estados Unidos para seguir financiándola; la guerra en Gaza, con sus riesgos intactos para degenerar en un conflicto regional, y las tensiones crecientes en el mar Rojo, una de sus derivadas, con costes para el comercio internacional, son los asuntos más perentorios.

La aparición de nuevos frentes geopolíticos corre en detrimento de Ucrania, enfrentada a crecientes dificultades para mantener el compromiso de sus aliados. Tras dos años de guerra, la fatiga es evidente en Washington y Bruselas, un estado de ánimo acentuado por los escasos avances de la contraofensiva ucraniana, que se ha estrellado contra las líneas defensivas rusas. Cada vez se habla más abiertamente de un conflicto congelado y crecen las presiones para que Kiev se siente a negociar con Vladímir Putin, un escenario del que siguen recelando muchos ucranianos, al considerar que el autócrata ruso aprovechará cualquier parón potencial de la guerra para rearmarse antes de sacar de nuevo los cuchillos. Ya sucedió en el Donbás, un conflicto iniciado en 2014 y estancado durante su transcurso hasta que el Kremlin regresó para invadir todo el país en 2022. "Putin es un depredador que no se dará por satisfecho con productos congelados", ha afirmado este martes Volodímir Zelenski en Davos.

El presidente ucraniano no solo ha acudido a la localidad suiza en busca de respaldo a medio plazo y fondos para la reconstrucción de su país, también trata de desatascar los últimos paquetes de ayuda militar y económica para Ucrania. El europeo, que ronda los 50.000 millones de euros, está en dique seco por el veto de Hungría; el estadounidense, de 61.400 millones de dólares, por el creciente escepticismo republicano. "Cada reducción de la presión sobre el agresor añade años a la guerra y cada inversión en la confianza del país que se defiende la hará más corta", añadió Zelenski. En el plano puramente militar, su país sigue reclamando medios aéreos para tratar de romper el impasse cuando llegue la primavera. Tanto cazas de guerra como sistemas antimisiles.

Gaza, relegada en la agenda

Por el momento, el mantra de la Unión Europea no ha cambiado. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, insistió en que es necesario ofrecer un horizonte de seguridad para Kiev, tanto en el plano político, como económico y militar. "Necesitan un suministro sostenido de armas para defender Ucrania y recuperar su territorio soberano. Necesitan capacidades para disuadir futuros ataques de Rusia. Y necesitan también esperanza", señaló la alemana en el cónclave suizo. Desde Budapest, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, afirmó que la ayuda a Ucrania se tiene que acometer "sin dañar el presupuesto de la UE" .

Menos protagonismo parece haber tenido durante la jornada el drama Gaza. Algo previsible, dada la complicidad de europeos y estadounidenses con la catastrófica situación humanitaria creada por Israel en el enclave tras más de 100 días de incesantes bombardeos y destrucción generalizada. Quien sí se pronunció fue el ministro de Exteriores de Arabia Saudí, un país que estaba a punto de normalizar sus relaciones con Estado judío cuando estalló la guerra a cambio de un acuerdo de seguridad con EEUU.

Durante una comparecencia ante los medios, Faisal bin Farhan aseguró que su país está dispuesto a reconocer a Israel y normalizar sus relaciones siempre y cuando el Estado judío acepte un estado palestino, una condición que Riad no había puesto hasta que comenzara esta última ronda de hostilidades, desatadas por el devastador ataque de Hamás del 7 de octubre.

"Estamos de acuerdo en que la paz en la región debe incluir a Israel, pero eso solo podría suceder si hay también paz para los palestinos a través de un estado palestino", dijo el canciller saudí. Uno de sus rivales regionales, Qatar, dijo en Davos a través de su primer ministro que debe de fijarse un calendario con compromisos de obligado cumplimiento para las partes si se quiere lograr el objetivo de un estado palestino. El Gobierno israelí, sin embargo, se opone frontalmente a esos planes.