Guerra en Oriente Próximo

Israel empieza a inundar los túneles de Gaza, un posible jaque mate para su ecosistema

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Un soldado israelí inspecciona un túnel bajo el hospital Al Shifa, en la ciudad de Gaza, el pasado 22 de noviembre.

Un soldado israelí inspecciona un túnel bajo el hospital Al Shifa, en la ciudad de Gaza, el pasado 22 de noviembre. / RONEN ZVULUN / REUTERS

Ricardo Mir de Francia

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Las tropas israelíes han comenzado a inundar con agua del mar los túneles de Gaza, la red laberíntica de pasadizos subterráneos construida por Hamás y otras facciones armadas palestinas para hacer frente a invasiones del enclave como la que ahora enfrentan. La maniobra está en un estadio inicial, según ha adelantado ‘The Wall Street Journal’ citando fuentes del Gobierno estadounidense, pero parece ser la principal estrategia concebida por Israel para destruir los cientos de kilómetros de túneles que sirven a la milicia islamista para almacenar armas, ocultar centros de mando u operar a salvo del intrusivo aparato de vigilancia israelí. Como todo en esta guerra, podría tener un altísimo coste para la asediada población civil del enclave. Varios expertos medioambientales advierten que la inundación de los túneles con agua salina destruirá el maltrecho acuífero de Gaza y tendrá graves consecuencias sobre su ecosistema durante generaciones. 

Por las redes circulan algunos vídeos con las primeras maniobras para anegar los túneles, concretamente mediante cinco sistemas de bombeo que trasladan el agua desde el litoral gazatí hacia el interior de la Franja, según el diario estadounidense. Esas canalizaciones son capaces de inyectar miles de metros cúbicos por hora, pero aun así se necesitarían semanas de inundación para cubrir la vasta extensión de madrigueras. Algunos en Israel algunos han hecho sonar las alarmas, dado que se presupone que los rehenes que siguen en posesión de Hamás están escondidos en los túneles. En una conversación filtrada la semana pasada entre sus familiares y el primer ministro Binyamín Netanyahu, se oía a los primeros quejarse a gritos de que la inundación podría sepultar también a sus seres queridos. 

Tampoco Estados Unidos, que sigue blindando a Israel en la ONU, por más que se note una creciente incomodidad en la retórica de la Casa Blanca, parece tenerlo demasiado claro. Ya sea porque duda de que vaya a ser efectivo, como por las consecuencias que podría tener sobre las reservas de agua dulce en la Franja y su castigado sector agrícola. Cuando Egipto inundó varios túneles que horadaban su frontera en 2015, a una escala muy inferior a la que contempla Israel, los agricultores denunciaron severos daños a sus cosechas. 

Un acuífero en las últimas

Y es que inundar el subsuelo de la Franja con agua del mar podría ser un jaque mate para una tierra que Israel está transformado en un erial inhabitable. Antes incluso de que comenzara esta última guerra, el 97% del agua del único acuífero de Gaza no era apta para el consumo humano, según la OMS. Un extremo que se explica por sus elevados índices de contaminación por agroquímicos y aguas residuales. Entre otras cosas, porque en los 17 años de bloqueo fronterizo, Israel ha vetado la entrada de muchos de los materiales necesarios para reparar la red de aguas y el alcantarillado, recurrentemente destruidos en las cinco guerras de los últimos tres lustros. 

De modo que no queda mucho por destruir. “El impacto negativo en el agua subterránea podría prolongarse durante varias generaciones, dependiendo de cuanta agua (salina) se infiltre en el subsuelo”, ha advertido el profesor israelí Eilon Adar desde el Instituto para la Investigación del Agua de la Universidad de Ben Gurion. Adar ha pedido cautela “a pesar del desastre que sufrimos el 7 de octubre”, cuando Hamás mató a 1.200 personas en un ataque sin precedentes sobre el sur de Israel. “A largo plazo, y tenemos que pensar en el futuro, sería políticamente y moralmente incorrecto tener un vecino sediento”, añadió en una entrevista a ‘The Times of Israel’.

Despoblación y 100 años para la regeneración

También se ha pronunciado al respecto el director del Grupo Hidrológico Palestino. “Israel necesita 40 días para inundar los túneles con agua del mar”, ha dicho Abdel-Rahman al-Tamimi. “Esto provocará la acumulación de sal y el colapso del suelo, con la consecuente demolición de miles de viviendas palestinas”. De acuerdo con Al Tamimi, si Israel procede con sus planes, “la Franja de Gaza se transformará en un lugar despoblado y se necesitarán unos 100 años para que el medioambiente se recupere de los daños de esta guerra”. 

El Estado judío apenas ha dado detalles sobre sus planes al respecto, ya que todo lo relacionado con su estrategia para destruir los túneles es información clasificada.

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