Guerra en Oriente Próximo

"Es escalofriante": los despidos de empleados favorables a Palestina crecen más allá de Israel

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Miembros del sindicato de Google denuncian el despido de empleados.

Miembros del sindicato de Google denuncian el despido de empleados. / Henry Nicholls / Reuters

Carles Planas Bou

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A mediados de octubre, una ingeniera californiana de Google colgó un vídeo en la plataforma LinkedIn en el que cantaba un "homenaje a mis compatriotas palestinos". Pocos días después, se sorprendió al ver que su nombre completo había sido publicado junto al de otros cientos de "empleados antiisraelíes" de empresas como Amazon, Mastercard, Deloitte o Microsoft en una página web creada desde Tel Aviv. "Tu apoyo al terrorismo está siendo vigilado y grabado", le escribió un usuario desconocido, según ha relatado a 'The Washington Post'.

Expresar empatía o solidaridad con la causa palestina puede pagarse muy caro. Desde el pasado 7 de octubre, cuando Hamás lanzó un mortífero ataque sorpresa en el sur de Israel, más de un centenar de árabes israelíes han sido detenidos y otros más han sido despedidos de sus puestos de trabajo en el Estado hebreo por expresar cualquier tipo de simpatía con Gaza, acusados de "incitación al terrorismo". Esta caza de brujas está siendo normalizada bajo el Gobierno de Binyamín Netanyahu, pero también empieza a notarse más allá de sus fronteras.

Es especialmente visible en Estados Unidos, país donde nació el macartismo. Desde hace décadas, los estrechos vínculos históricos, comerciales y geopolíticos con Israel han hecho que denunciar al Estado hebreo en la 'tierra de las libertades' sea un ejercicio de riesgo. Desde académicos de prestigio a jóvenes trabajadores han sido expulsados de sus empleos por su apoyo a los palestinos. Esa represión se ha intensificado en las últimas semanas.

Acallar las críticas

La inmensa mayoría de empresas estadounidenses se ha posicionado del lado israelí, pero a medida que avanza su ofensiva sobre la Franja —que ya ha matado a más de 8.000 personas— la indignación está llevando a cada vez más empleados a alzar la voz. Figuras conocidas como las supermodelos Gigi Hadid y Bella Hadid, los actores Joaquin Phoenix y Cate Blanchett o las cantantes Dua Lipa y Drake están usando su popularidad para exigir un alto al fuego.

Sin embargo, para la gran mayoría hablar puede tener consecuencias más drásticas. Hace dos semanas, un camión apareció en el campus de la Universidad de Harvard mostrando las caras y nombres de los 34 estudiantes que habían firmado una carta culpando al Gobierno de Israel de la violencia. Starbucks ha denunciado a su sindicato por mostrar "solidaridad con Palestina".

La semana pasada, el redactor jefe de la revista 'Artforum', David Velasco, fue despedido tras publicar una carta abierta a las organizaciones culturales del país apoyando la "liberación de Palestina" y denunciando la "complicidad de nuestros gobernantes en graves violaciones de los derechos humanos y crímenes de guerra". La carta fue firmada por 8.000 personas, pero la mitad se han retractado tras las críticas y la presión de algunos coleccionistas. "Nunca he vivido un periodo más escalofriante", ha explicado la fotógrafa y activista Nan Goldin a 'The New York Times', que ha iniciado un boicot a la publicación.

Michael Eisen, redactor jefe de la revista científica 'eLife', también fue despedido la semana pasada por compartir en redes un artículo del diario satírico 'The Onion' titulado "Críticas a los moribundos de Gaza por no usar sus últimas palabras para condenar a Hamás". En su mensaje, el profesor de genética de la Universidad de Berkeley, quien es judío, pedía "más coraje" a las instituciones académicas de EEUU.

Represión internacional

'The Cut' ha informado que tanto organizaciones islámicas como bufetes de abogados laboralistas del país están recibiendo un volumen "sin precedentes" de consultas de empleados y estudiantes que han sido represaliados, amenazados o difamados por haber expresado su apoyo a la causa palestina. También hay preocupación entre los trabajadores judíos, que temen ataques antisemitas en la oficina.

Las represalias también se intensifican más allá de EEUU. El fundador del Web Summit, el mayor congreso tecnológico de Europa, se ha visto obligado a dimitir tras el boicot lanzado por Israel y secundado por gigantes como Google, Meta, Intel o Siemens por denunciar que el Estado hebreo estaba cometiendo "crímenes de guerra". En Alemania, el gigante mediático Axel Springer ha despedido a un becario por cuestionar en un chat interno su línea editorial, favorable a Israel. En Irlanda, la empleada de la empresa tecnológica israelí Wix también fue destituida por denunciar el bombardeo "indiscriminado" de Gaza y describir al Estado hebreo como "terrorista". 'The Irish Times' reveló que la compañía incluso animaba a sus empleados a crear contenido para "apoyar la narrativa de Israel" e "influir en la percepción global" del conflicto.