Guerra tecnológica

Estados Unidos restringe la venta a China de chips avanzados para inteligencia artificial

¿Por qué hay escasez de chips en el mundo?

Taiwán, la superpotencia de los chips en el centro de la batalla entre EEUU y China

La guerra de los chips se calienta

La guerra de los chips se calienta / EFE / JIM LO SCALZO

Carles Planas Bou

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Estados Unidos da otra vuelta de tuerca a su guerra comercial con China. La administración liderada por el presidente Joe Biden ha anunciado este martes que restringirá aún más la venta de chips avanzados al gigante asiático, una estrategia con la que busca perjudicar su desarrollo tecnológico.

Los semiconductores son diminutos dispositivos que funcionan como corazón de todo producto electrónico. Los más avanzados son esenciales para la fabricación de productos de consumo como los teléfonos móviles, pero también de tecnología militar como misiles inteligentes teledirigidos o sistemas de vigilancia.

Los límites adicionales impuestos el martes por la Casa Blanca dificultarán que las empresas estadounidenses puedan vender sus chips en China, limitando así los avances de esa potencia en campos cada vez más estratégicos como la inteligencia artificial (IA) o la supercomputación. Con ello también pretenden dificultar que el ejército de Pekín acceda a tecnología puntera que suponga una amenaza para la supremacía militar estadounidense.

Licencias para la exportación

Quienes quieran exportar semiconductores o la maquinaria que sirve para fabricarlos al mayor mercado de Asia deberán obtener una licencia especial del Gobierno estadounidense, que tendrá la última palabra. Los fabricantes también deberán solicitar permisos a las autoridades si quieren vender sus dispositivos a una docena de otros países sujetos a embargos de armas, una decisión con la que Washington pretende evitar que los chips 'made in USA' lleguen a China a través de terceros actores.

Estas normas empezarán a aplicarse en 30 días. No obstante, la Casa Blanca ha dicho que los chips destinados de forma exclusiva a usos comerciales no se verán afectados. Eso eximiría a los semiconductores que dan vida a teléfonos móviles, coches eléctricos u ordenadores portátiles.

La administración estadounidense ha jusitificado el bloqueo con el temor a que sus chips sirvan al régimen de Xi Jinping para desarrollar armas inteligentes. Sin embargo, la medida puede limitar las ganancias de grandes fabricantes norteamericanos como Nvidia, Intel, Qualcomm y AMD. "Los controles excesivamente amplios y unilaterales corren el riesgo de dañar el ecosistema de semiconductores de EEUU sin avanzar en la seguridad nacional, ya que animan a los clientes extranjeros a buscar en otros lugares", ha asegurado en un comunicado la Asociación de la Industria de Semiconductores.

Debilitar a China

La restricción anunciada hoy por la administración Biden corrige la medida adoptada en septiembre del año pasado, cuando se anunció la prohibición de la exportación de chips de alta gama de las compañías Nvidia y Advanced Micro Devices. Un alto funcionario ha señalado a la prensa estadounidense que algunas empresas habían tratado de eludir la normativa. Eso, junto al exponencial desarrollo de la IA generativa ha llevado a las autoridades a maniobrar para hacer que el bloqueo sea "lo más eficaz posible", según ha apuntado la secretaria de comercio Gina Raimondo.

En agosto del año pasado, Biden firmó la llamada Chips Act, una ley con la que se destinará 280.000 millones de dólares a impulsar la investigación y fabricación de semiconductores en EEUU, acelerando la construcción de fábricas en el territorio con la intención de contrarrestar la creciente competencia china.

El mercado de los semiconductores es, desde los años 50, esencial para el desarrollo económico de cualquier país, pero su importancia se ha disparado a medida que lo ha hecho la digitalización de la sociedad. En 1990 EEUU dominaba la producción de chips, pero en las últimas décadas deslocalizó su producción a Taiwán —superpotencia que ahora produce más del 90% de los chips de alta tecnología del mundo— y se centró en el diseño. China se aprovechó de ello y ganó músculo. Ahora, Washington busca recuperar el poder perdido, reducir su dependencia de Taiwán y mermar los esfuerzos de Pekín, que además disputa el territorio de la isla. Se trata de una guerra comercial y tecnológica, pero con impacto geopolítico global.