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Manifestantes exhiben banderas israelís y fotos de las víctimas del ataque de Hamás

Manifestantes exhiben banderas israelís y fotos de las víctimas del ataque de Hamás / AFP

Eugenio García Gascón

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"Los márgenes de Gaza ya no serán igual; el país no será el mismo”, proclamó desconsolado el martes por la noche Amnon Ziv, un veterano israelí que reside en una de las poblaciones más castigadas de los márgenes (ha-Otef) de la Franja, es decir en la zona de Israel más cercana a Gaza. Ziv se expresaba con resignación, sin alardes sentimentales, después de haber vivido las jornadas más trágicas de su vida. Su pesimista opinión la comparten muchos compatriotas.

Simultáneamente, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, a pocos kilómetros de distancia, realizando una gira por los destacamentos militares de esa misma área, arengó a un grupo de soldados: “Volveremos a asentarnos aquí (en las poblaciones del sur de Israel). Volveremos al kibutz Beeri en unos pocos meses, y la situación será diferente a partir de ahora. Volveremos a establecernos hasta en el último metro del kibutz”.

Las dos declaraciones reflejan las posiciones de la inmensa mayoría de los israelís. Unos están más de acuerdo con Ziv y otros están más conformes con Gallant y piensan más en el futuro; y aún hay otros que participan de las dos opiniones. Aunque Israel no será la misma para gran parte de las generaciones de hoy, pronto vendrán otras generaciones y poco a poco irán cicatrizando las profundas heridas de estos días.

Crueldad frente a crueldad

La crueldad de los milicianos de Hamás solo encuentra eco en la crueldad del Ejército israelí. El ministro Gallant, en la misma alocución a sus soldados, reveló que ha levantado todas las “restricciones” a los militares. No necesitó dar más detalles. Todo el mundo entiende lo que quiere decir. Basta con ver los bombardeos de la aviación israelí en Gaza.

09 October 2023, Palestinian Territories, Gaza City: Thick smoke rises following an Israeli air strike on the Soussi Mosque in Gaza City. Israel pounded the Gaza Strip overnight as fighting with Islamist Hamas militants continues. Photo: Mohammed Talatene

09 October 2023, Palestinian Territories, Gaza City: Thick smoke rises following an Israeli air strike on the Soussi Mosque in Gaza City. Israel pounded the Gaza Strip overnight as fighting with Islamist Hamas militants continues. Photo: Mohammed Talatene / Mohammed Talatene/Dpa

Los israelíes han experimentado una fuerte sacudida con una sensación de vulnerabilidad. Las comparaciones con el Holocausto se han prodigado. El mismo ministro Gallant trajo a cuento esa comparación. Al fin y al cabo muchos atribuyen al Holocausto ser la principal piedra fundacional del Estado judío que se estableció en 1948, un regalo de la comunidad occidental a los sionistas apenas tres años después de concluida la Segunda Guerra Mundial.

El despiadado ataque de Hamás se inició en la mañana del 7 de octubre, coincidiendo con el 50 aniversario de la Guerra de Octubre, o de Yom Kipur, cuando Israel fue atacado simultáneamente desde Egipto y Siria, un acontecimiento grabado en la memoria colectiva y del que estos días han estado escuchando historias que empiezan a ser lejanas en el tiempo, pero que están impresas a fuego en la piel de los israelís.

Esta coincidencia casual ha agitado el recuerdo. La Guerra de octubre de 1973 fue también un ataque sorpresa, como el del pasado sábado, que tuvo lugar el día de Yom Kipur, el Día del Perdón, cuando a los judíos se les perdonan los pecados que han cometido durante todo el año y empieza a correr una cuenta nueva hasta el año siguiente, cuando volverán a ayunar y realizarán un descanso absoluto exhortando a Dios que les perdone el mal que han causado.

La jornada más trágica

El factor sorpresa es otra semejanza entre las dos trágicas fechas. El sábado de la semana pasada, también día de descanso, ha sido la jornada más trágica desde el Holocausto, más cruenta que la de cualquier día de la guerra de hace exactamente medio siglo, como se han encargado de recordar algunos comentaristas políticos.

Las tropas israelíes inspeccionan el lugar devastado del ataque del fin de semana contra el festival de música del desierto Supernova por parte de militantes palestinos cerca del Kibbutz Reim en el desierto de Negev en el sur de Israel el 10 de octubre de 2023. Hombres armados de Hamas mataron a unos 270 juerguistas que asistían a un festival de música rave al aire libre en una comunidad israelí cerca de Gaza durante el fin de semana, dijo un voluntario que ayudó a recoger los cuerpos el 9 de octubre.

Las tropas israelíes inspeccionan el lugar devastado del ataque del fin de semana contra el festival de música del desierto Supernova por parte de militantes palestinos cerca del Kibbutz Reim en el desierto de Negev en el sur de Israel el 10 de octubre de 2023. Hombres armados de Hamas mataron a unos 270 juerguistas que asistían a un festival de música rave al aire libre en una comunidad israelí cerca de Gaza durante el fin de semana, dijo un voluntario que ayudó a recoger los cuerpos el 9 de octubre. / JACK GUEZ / AFP

En el país empieza a observarse una incipiente discusión, todavía básica, acerca de las acciones e inacciones en relación con lo ocurrido, pero aún es pronto para depurar responsabilidades. Será necesario esperar a que concluyan las hostilidades para investigar quién y en qué ha fallado. Entre tanto, todo el mundo está de acuerdo en que ha habido errores y en que las consecuencias han sido demoledoras y sin precedentes. La conmoción todavía no se ha superado.

En el estadio actual, sacudidos por el shock, la profunda división que fractura Israel se refleja en el reparto provisional que se hace de las responsabilidades. Puede verse por doquier, por ejemplo en el programa vespertino de las Noticias del Canal 12, el más visto, el que siguen la inmensa mayoría de los televidentes para informarse, desde el primer ministro Benjamín Netanyahu hasta el último habitante de la periferia.

En una silla está el respetado periodista Amnon Abramovich y frente a él se encuentra el bisoño Amit Segal. El primero tiene 72 años y representa al viejo Israel, al moribundo Israel, un país que se desvanece rápidamente, que era mucho más liberal que el del joven Segal. Abramovich señala como responsable de lo ocurrido a Netanyahu, el político que más tiempo ha gobernado Israel, a quien Abramovich considera la nodriza de Hamás, alguien que durante lustros ha alimentado a los fundamentalistas para demostrar al mundo que Israel no tiene con quién negociar. El segundo, Segal, quita responsabilidad a Netanyahu y la reparte equitativamente entre toda la clase política.

Las generaciones más jóvenes ven las cosas con más claridad que las veteranas, y esto es algo preocupante. Los jóvenes rehúyen la complejidad de la vida y no atienden a los matices que para los mayores cobran una importancia mayor. El padre de Segal fue un terrorista convicto que, entre otras cosas, se dedicaba a colocar bombas en los bajos de los coches de los alcaldes palestinos de Cisjordania en los años 80, justo cuando nació Amit, que hoy tiene 41 años. El padre dirige hoy una de las publicaciones más influyentes y radicales del país, vinculada a los colonos judíos más nacionalistas y religiosos, 'Makor Rishon'.

Amnon Abramovich representa a un Israel ideal que casi ya no existe y se ve con escasa frecuencia entre los jóvenes. En los mismos sondeos se registra que la juventud mira en otra dirección, evitando las complejidades que en el pasado tenían importancia, que quieren simplificar las ideas, algo que ciertamente ocurre en todo el mundo, pero que en Israel se observa con claridad diáfana. La complejidad a la que hacían frente las generaciones anteriores formaba parte de la vida cotidiana hasta hace poco, pero no se da entre los jóvenes con la misma intensidad.

La directora de una importante empresa de sondeos que en varias de las últimas elecciones realizó encuestas a pie de urna con resultados muy alejados de lo que luego fue el voto real, se justificó explicando que su empresa realizaba las encuestas a primera hora de la mañana electoral, cuando se abrían las urnas, y con estas encuestas llegaban a unos resultados que no se correspondían con la realidad porque a primera hora de la mañana votan las personas mayores que en su mayor parte son de izquierdas, mientras que los jóvenes, que son de derechas, van más tarde a votar y sus votos no quedaban registrados en los sondeos.

Vulnerabilidad

Estos días predomina una sensación muy judía de vulnerabilidad. Ni el poderoso Ejército ha sido capaz de impedir la gran tragedia que ha supuesto el ataque de las milicias de Hamás contra el sur del país, un ataque que va a dejar una huella profunda ocurra lo que ocurra. Será una herida cortante en la historia del país que tardará en superarse, que solo lo hará cuando haya una rotación generacional.

En los últimos años, muchos israelís han adquirido una segunda nacionalidad, generalmente europea o estadounidense. Los descendientes de los judíos expulsados en España en 1492, han tenido derecho a solicitar la nacionalidad española; y lo mismo ha pasado con quienes tuvieron antepasados que vivieron en Portugal. Miles de israelís han hecho las gestiones requeridas para obtener el pasaporte español o portugués, algunos de manera fraudulenta.

En Israel se ha convertido en un lugar común hacer bromas con la necesidad de tener listo un segundo pasaporte por lo que pueda ocurrir. Nunca se sabe lo que puede suceder, y lo que ha ocurrido estos días es una prueba de la incertidumbre del futuro que envuelve a los israelís y al Estado judío, una incertidumbre que no desapareció con la creación del estado, como aseguraban algunos líderes sionistas del pasado y creyeron la mayoría de los israelís.

El sueño del sionismo

Los líderes sionistas soñaron con poner fin a las características de la diáspora que consideraban enfermizas, pero muchos israelís sienten hoy el mismo desasosiego que sintieron sus antepasados en los lugares del planeta donde vivieron. De hecho, muchos israelís parecen ser conscientes, y así lo dicen, de que el Estado judío no es eterno, en contra de lo que afirman sus líderes; piensan que en algún momento desaparecerá y se reanudará la diáspora.

Incluso hay judíos que desean que algo así ocurra, puesto que creen que el judío solo es capaz de desarrollar sus capacidades en la diáspora, en condiciones de hostilidad. Piensan que el Estado de Israel es un sueño pasajero que tiene fecha de caducidad, aunque se desconozca el día y la hora exacta en que va a terminar. Todas estas ideas sacuden con fuerza a la sociedad israelí.

Dos pilares fundamentales del Estado, el Ejército y los servicios de inteligencia, se han tambaleado con el ataque de Hamás. El poderoso Ejército es la institución más popular y con mayor respaldo, pero ha sido incapaz de detener el ataque de Hamás. Los servicios de inteligencia tampoco han sido capaces de detectarlo y neutralizarlo, y estas dos circunstancias ponen en solfa los dos estamentos en los que hasta ahora más creía la gente corriente.

Soldados del ejército de Israel toman posiciones con sus vehículos armados cerca de la frontera con la Franja de Gaza, al sur de Israel

Soldados del ejército de Israel toman posiciones con sus vehículos armados cerca de la frontera con la Franja de Gaza, al sur de Israel / JACK GUEZ / AFP

Unos pocos cientos de milicianos han sido capaces de dar este golpe en apenas un día, pero qué pasaría si el ataque fuera mayor, se preguntan. Ellos mismos se consuelan pensando que el Ejército sí que está preparado para combatir contra otros ejércitos y no contra milicianos irregulares que no atienden a las reglas de una guerra convencional. Lo sucedido, sin embargo, tendrá que traducirse en reformas profundas en el aparato militar y en los servicios de inteligencia para que puedan hacer frente a situaciones no convencionales.

Para complicar las cosas, un dirigente de Hamás ha dicho que la organización fundamentalista está sorprendida por lo ocurrido, concretamente por el desmoronamiento de Israel durante el ataque. Los milicianos esperaban una mayor resistencia del Ejército, pero la defensa israelí se ha colapsado y ha tardado mucho tiempo en reaccionar.

Se ha de consignar también la ingenuidad de muchos israelís, que no siempre es artificial, con respecto a la brutal ocupación de los territorios palestinos. Hay un número mayoritario de israelís que simplemente no quieren saber lo que está ocurriendo a su alrededor, que prefieren ignorar la brutalidad que los soldados aplican a diario contra los palestinos, aunque no es ningún secreto puesto que casi todos los israelíes han pasado por el Ejército

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