Graves inundaciones

Minas y cadáveres en descomposición: la difícil tarea de los rescatistas en Libia

Irene Savio

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Los servicios de rescate y las misiones internacionales ya en el país seguían, este jueves, desesperadamente buscando supervivientes en Derna, la ciudad más afectada por las trágicas inundaciones que azotaron el noreste de Libia esta semana. Pero las esperanzas ya están por los suelos. El tiempo de encontrar a personas aún con vida, atrapadas bajo los escombros, se está acabando, confiesan muchos trabajadores humanitarios.

Lo que ahora apremia es la recuperación de los cuerpos, muchos de los cuales yacen abandonados en las calles y están en descomposición. Un escenario aterrador que también se suma a la inquietante amenaza de las minas y municiones sin detonar (de la brutal guerra civil vivida por el país) que el agua ha movido y que ahora podrían aparecer en cualquier lugar, según han alertado organizaciones internacionales.

"La destrucción es como la (provocada) por un terremoto y un bombardeo al mismo tiempo", dice a EL PERIÓDICO Tommasso Della Longo, portavoz de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. "El gran problema, además, son las infraestructuras. Se han habilitado algunas escuelas y edificios públicos, pero no hay suficientes refugios para todos los desplazados, y varios hospitales han sido destruidos o dañados", añade. 

Situación límite

Falta agua, falta comida, falta agua potable. Y abundan los peligros. La inundación "ha desplazado municiones sin detonar hacia áreas previamente libres de contaminación por armas", ha precisado Erik Tollefsen, el jefe del equipo de desminadores del Comité Internacional De la Cruz Roja. "Esto significa un mayor riesgo para los supervivientes y para aquellos que brindan asistencia humanitaria", ha añadido Tollefsen.

Una situación límite que está, por el momento, también teniendo efectos inesperados, como la inusual colaboración entre los dos gobiernos enfrentados que posee el país: el de este, la zona afectada y que controlan los milicianos del general Jalifa Haftar, y el de Trípoli, reconocido por la ONU y gran parte de los países occidentales.

Precisamente este último Gobierno ha solicitado a la ONU que coordine los esfuerzos en el terreno —a diferencia de lo que hizo Marruecos—, según confirmó una fuente de la organización a este diario. La ONU también se comprometió a destinar aproximadamente unos 10 millones de dólares para apoyar a los supervivientes de Daniel, el ciclón que provocó las inundaciones.

Ayuda internacional

Además de ello, en menos de dos días (entrar en Libia generalmente es muy complicado debido a la exigencia de visado), han aterrizado en el el país más de 20 aviones cargados con ayuda, materiales y personal, según ha informado el diario digital Libya Herald. Proceden de países como de Egipto, Turquía, Algeria, Francia, Italia, España, Japón, Jordania, Kuwait, Malta, Qatar y Emiratos Árabes Unidos. 

España, por ejemplo, ha movilizado tanto grupos de bomberos como trabajadores humanitarios de diversas organizaciones no gubernamentales. Por su parte, Estados Unidos han anunciado la entrega de más de un millón de dólares para la emergencia. Mientras que Italia, expotencia colonial de Libia, ha enviado a la zona el buque San Giorgio, después de que, ya en los pasados días, dos aviones C-130J italianos llevaran asistencia humanitaria hasta el país.

Los afectados, en verdad, son muchísimos. Además de los miles que han fallecido (6.000 muertos solo en Derna, según el último dato ofrecido por las autoridades locales), al menos 36.000 personas han perdido sus hogares, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Y, de estos, 30.000 son desplazados de Derna, 3.000 de Al-Bayda, 1.000 de Al-Mukhaili y 2.085 de Benghazi, de acuerdo con la misma fuente.