Terremoto en Marruecos: ¿por qué ha pasado y por qué ha sido tan destructivo?

Los terremotos siempre son impredecibles en cualquier parte del mundo, pero hay zonas geológicamente propensas a sufrirlos y por ello están bien preparadas para hacer frente a los temblores de tierra. Ninguna de esas circunstancias se daba en la región de Marruecos que la pasada madrugada se vio devastada por un seísmo que, además, tuvo una inusual intensidad. Este cóctel de factores explican el elevado número de muertos y la destrucción que el episodio ha dejado tras de sí.

Estas son las principales claves para entender qué ha pasado en Marruecos.

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¿Qué ha pasado?

El terremoto se desató a las 23.11 horas del viernes en Marruecos (una hora más en la España peninsular) con una magnitud de 6,8 según los cálculos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), referencia para estas situaciones. El epicentro se ha situado en la localidad de Iguil, a 63 kilómetros al suroeste de Marrakech, con la provincia de Al Haouz como región más afectada. No obstante, hasta seis provincias se han visto sacudidas por el seísmo, con edificios derrumbados. Apenas 20 minutos después del terremoto principal se produjo una réplica de magnitud 4,9, seguida de otras 25 réplicas de magnitudes entre 3 y 4.

 

Fotogalería | El devastador terremoto de Marruecos, en imágenes

¿Es habitual en Marruecos?

Se trata del temblor más fuerte que ha sufrido el país desde que se tienen registros (al menos desde el año 1900) y supera al seísmo de magnitud 6,4 que sacudió el norte de Marruecos en 2004 y causó más 600 muertos. El terremoto más mortífero se produjo en Agadir de 1960, que con una magnitud de 5,8, mató a más de 12.000 personas. Es decir, aunque este no ha sido el seísmo con más víctimas, sí ha sido el de mayor intensidad. "Se podía esperar un terremoto allí, pero no tan fuerte, como mucho de magnitud 5", ha explicado a EFE el sismólogo del IGN Carlos González. La zona tiene fallas cartografiadas, pero con una sismicidad más baja y menos frecuente que en el norte del país, cerca del borde entre las placas africana y euroasiática.

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¿Por qué ha sido tan potente?

Al parecer, la causa podría estar en una falla de empuje denominada Atlas Sur, que está cartografiada pero que no se esperaba que llegara a magnitudes de 6,4. Y es que el terremoto se ha producido en el entorno de la cordillera del Atlas, un sistema con fallas generado como resultado del choque de las citadas placas. La energía que se libera como consecuencia de estas fricciones geológicas origina el temblor de tierra. Otro factor clave ha sido la poca profundidad del epicentro, 8,5 kilómetros. A mayor profundidad, las ondas se van atenuando y los efectos son menores. Cuanto más superficial, mayores son los destrozos. Esta inusual potencia explica también que el terremoto se haya sentido en muchas provincias españolas.

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¿Por qué ha sido tan destructivo?

Además de la profundidad, la resistencia de los edificios es el otro factor crucial. Al tratarse de regiones rurales y poco acostumbradas a fuertes terremotos, las construcciones no está preparada para soportar temblores de tanta intensidad. Según el USGS, en la zona predominan edificaciones vulnerables como los de bloques de adobe y ladrillos no armados con construcción de barro. Las partes viejas de las ciudades también tienen más probabilidades de sufrir daños que los inmuebles más altos de las zonas modernas, como ha sucedido en Marrakech. Y el hecho de que el seísmo haya tenido lugar de noche, cuando mucha gente se encuentra en sus casas, e incluso durmiendo, agrava los daños personales.

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¿Qué fuerza ha liberado?

Los dos parámetros que se usan para medir terremotos son magnitud e intensidad. La magnitud, que expresa la energía neta que se libera, ha sido de 6,8. La intensidad, que mide el impacto social y ambiental del temblor (muertos, heridos, edificios derrumbados...), ha sido de VIII (destructivo) y IX (muy destructivo), según la zona. Esta escala va del I (muy débil) al XII (catastrófico) y no depende de la magnitud, sino de los efectos que provoca el temblor. Por ejemplo, los seísmos de Turquía y Siria del pasado febrero (de magnitud 7,8 y con 50.000 muertos) fueron también de intensidad IX, mientras que el terremoto de Lorca (Murcia) en 2011 (de magnitud 5,1 y 9 muertos) fue de intensidad VII.

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