Seis muertos en un ataque con cuchillo en una guardería en China

China se ha sobresaltado la mañana del lunes con un infanticidio. El ataque de un hombre con un cuchillo en una guardería del sur del país ha dejado seis muertos y un herido, según las primeras y sucintas informaciones. El sospechoso, de 25 años y apellidado Wu, ya ha sido detenido, según la prensa local.

La agresión empezó a las 7.40 horas en una guardería del condado de Lianjiang, en la sureña y costera provincia de Guangdong (antigua Cantón). Los fallecidos son un profesor, dos padres y tres niños. Todo debió de ir muy rápido porque veinte minutos después ya había sido detenido.

La policía ha etiquetado el caso como "ataque intencionado" y aclarado que está siendo investigado. No han trascendido aún las causas del ataque. Un video que circuló en internet muestra a dos víctimas sobre el suelo frente a las puertas del centro educativo. La grabación fue retirada horas después.

Similitud de ataques

El asunto monopolizó de inmediato el interés de las redes sociales. En Weibo, algo parecido al whatsapp chino, la noticia rozaba los 300 millones de visitas al mediodía, con las previsibles exigencias de pena de muerte y estupefacción por la barbarie.

Estos dramas son aun más indigeribles en una sociedad confuciana y armoniosa, con escasos crímenes violentos y un acceso complicadísimo a las armas de fuego. La política del hijo único, retirada apenas unos años atrás, agrava la pérdida.

La hemeroteca rememora un ataque a una guardería el pasado año en Jiangxi, otro en 2021 en Guanxi y el último en Jiangsu en 2017. Tres ataques en un lustro no parecen muchos si atendemos a que el país cuenta con la quinta parte de la población mundial pero bastan para sonar a repetidos y generar cuestiones sobre la seguridad de los niños.

Fragilidad infantil

La prohibición de armas de fuego a los particulares explican en parte estos ataques. El fácil acceso a rifles o pistolas en Estados Unidos permite al que pretende una matanza un amplio espectro de objetivos. Con un cuchillo, la obtención de un daño masivo requiere de la fragilidad de los niños.

El país está sensibilizado desde 2010. Seis perturbados en apenas dos meses descargaron su ira en guarderías. La repetición aconsejó al Gobierno ordenar a los medios que rebajaran la cobertura para evitar el efecto mimético y reforzar las medidas de seguridad en guarderías y colegios.

Varios estudios mostraban entonces el incremento de las enfermedades mentales, muchas vinculadas al estrés por el tránsito de una sociedad comunista a otra que exige el triunfo social. Los expertos también citaban los excesos de los poderes públicos, en especial en las zonas rurales, ante los cuales había escasa defensa antes de la campaña contra la corrupción ordenada una década atrás. Algunos desesperados, tras darse de cabezazos contra una burocracia inútil, buscaban llamar la atención de la peor manera.