Escapar del fuego de artillería: la experiencia desgarradora de una familia atrapada en Sudán

“Mis días han dado un giro repentino: mientras nos aseguramos de llegar a los más vulnerables del país, me he dado cuenta de que nosotros ahora también somos esas personas”

Escapar del fuego de artillería: la experiencia desgarradora de una familia atrapada en Sudán

Escapar del fuego de artillería: la experiencia desgarradora de una familia atrapada en Sudán / Omer Sharfy / Save the Children

Omer Sharfyder, responsable de respuesta de emergencia en Save the Children Sudán.

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Las escenas que he visto estas últimas semanas desde mi ventana en Sudán son difíciles de comprender. Las calles que un día fueron una ruta para caminar con mi familia ahora son campos de batalla.

Ha pasado un mes desde el estallido de la violencia, pero parece una eternidad. Nunca pensé que estaría respondiendo a una emergencia humanitaria de esta escala en mi propio país, y mucho menos en mi propio patio trasero, en Khartoum.

Mis vecinos huyeron 48 horas después de que la artillería y los bombardeos dañaran su casa. Yo permanecí en Khartoum durante otra semana, convencido de que podíamos estar a salvo, refugiándonos en nuestra casa. Pero cuando cayó un mísil cerca, supe que la violencia se había intensificado hasta el punto en que quedarse ya no era una opción para mi familia.

Empacamos todo lo más rápido que pudimos y huimos a una ciudad a dos horas y media de distancia. Durante nuestra evacuación, vi prisioneros fugados caminando por las calles, tiendas saqueadas y aviones de combate bombardeando los vecindarios de abajo.

Escapar de Khartoum no fue fácil para nadie en mi familia, especialmente para mi hijo de dos años y mi esposa embarazada. Salimos con mi hermano y mis dos abuelas; una de ellas está en silla de ruedas y la otra se está quedando sin medicamentos para el corazón. No sabemos cuando será la próxima vez que podremos tener otra receta ya que solo contaba con 10 días de medicación.

Los medicamentos son escasos en el país con hospitales y clínicas de salud que son saqueadas diariamente, y esto deja a millones de personas sin suministros médicos que salvan vidas. Incluso antes de los combates, el sistema de salud de Sudán luchaba por mantenerse al día con las necesidades de sus casi 46 millones de habitantes. Ahora, el sistema está hecho añicos.

Cuando estallaron los enfrentamientos en Khartoum el 15 de abril, mi hijo, que al principio parecía estar bien, se aterrorizó cuando los ruidos se hicieron más fuertes y violentos. Cada sonido de disparos sembraba el terror en mi casa. Con solo dos años, mi hijo supo que algo no estaba bien y sintió la necesidad de salir corriendo en busca de seguridad. Unos 10 minutos después, lo encontré escondido debajo de la cama.

Por un lado, he intentado que mis seres queridos estén a salvo y por el otro mantener el contacto con mis colegas en Save the Children, pero ha sido difícil ya que la conexión a Internet se interrumpe con frecuencia y las comunicaciones son muy irregulares. Mis días han dado un giro repentino: mientras nos aseguramos de llegar a los más vulnerables de Sudán, me he dado cuenta de que nosotros ahora también somos esas personas.

Más de 600 civiles, incluidos unos 190 niños, han muerto en el último mes. Millones de personas se refugian sin agua, sin alimentos ni electricidad. Mi familia solo contaba con lentejas para sobrevivir en Khartoum, pero con nuestros sistemas en estado de shock, apenas podíamos terminarnos una comida.

En algunas zonas de Sudán, el precio de los productos básicos, como el agua embotellada, los alimentos y el combustible para cocinar, ha aumentado entre un 40 % y un 60 %, lo que dificulta enormemente la situación de las familias que más lo necesitan. Cada vez que voy al mercado aquí, los precios se disparan una vez más.

Habiendo crecido en Sudán, y en la actualidad como trabajador humanitario con Save the Children, no soy ajeno a la violencia y los disturbios, pero esta vez es diferente. Décadas de guerra civil han dejado cicatrices en nuestro país, pero nada podría haberme preparado para la escala de destrucción y caos que se está viviendo en estos momentos.

Pasaportes vencidos y visas costosas nos impiden escapar de Sudán. Por ahora todo lo que puedo hacer es mantener a mi familia a salvo y esperar que lo logremos juntos.